Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza (Explicación)

Génesis 1:26 Hagamos al hombre

Desde los primeros versículos de la Biblia, nos encontramos con una interrogante: ¿Cómo comprender la frase “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”? Génesis 1:26 ha sido motivo de debates a lo largo de los siglos, especialmente entre quienes no comprenden la creación desde la perspectiva del monoteísmo estricto.

Este pasaje no solo nos revela el poder soberano de Dios, sino también la manera en que se relaciona con sus ángeles y con la humanidad. Analizarlo nos permite descubrir que, aunque el lenguaje parece plural, la creación fue obra de un solo Dios, quien con infinita sabiduría expresa sus decisiones y propósitos de manera majestuosa. Acompáñanos a desentrañar el significado profundo de este versículo y a comprender cómo la Biblia reafirma la unicidad de Dios en el acto supremo de crear al hombre.

Génesis 1:26 Explicación

El libro de Job nos aporta un dato contundente que reafirma que la creación es obra del único Dios verdadero: “ÉL SOLO EXTENDIÓ LOS CIELOS, y anda sobre las olas del mar” (Job 9:8). Este versículo deja claro que la obra de la creación no fue compartida con otra deidad o ser; Dios actuó en completa independencia, demostrando su soberanía absoluta sobre toda la creación.

De manera similar, Isaías enfatiza la unicidad del Creador: “…Yo Jehová, que lo hago todo, que EXTIENDO SOLO los cielos, que extiendo la tierra POR MÍ MISMO” (Isaías 44:24). Más adelante reafirma: “YO HICE LA TIERRA Y CREÉ sobre ella AL HOMBRE…” (Isaías 45:12). Estos pasajes dejan en evidencia que Dios no necesitó de ayuda alguna para ejecutar su obra creadora.

A pesar de esto, algunas interpretaciones erróneas sostienen que Génesis 1:26 indica la participación de alguien más en la creación del hombre. Estas posturas utilizan este versículo para argumentar que Dios no actuó solo, pero al analizarlo en el contexto de toda la Escritura, queda claro que la creación fue exclusivamente obra de Dios, y cualquier pluralidad en el lenguaje responde a formas de expresión majestuosas o comunicativas, no a la existencia de múltiples creadores.

El versículo 27 dice creó Dios… formó al hombre

“Y creó Dios al hombre”: la unicidad en la acción creadora

En Génesis 1:27 se lee claramente: “Y CREÓ DIOS AL HOMBRE…”. La redacción es singular, enfatizando que la obra de la creación no involucra a alguien más. De igual manera, Génesis 2:7 confirma: “Entonces Jehová Dios FORMÓ AL HOMBRE…”, usando nuevamente el singular. Estos versículos muestran de manera inequívoca que Dios actuó solo, y que cualquier percepción de pluralidad en Génesis 1:26 no implica participación de alguien más en el acto creativo.

La palabra de Dios no puede contradecirse. La singularidad de la creación se mantiene en todo el relato bíblico, dejando claro que Dios es el único Creador. No se menciona en ningún lugar que existiera más de uno formando al hombre o dirigiendo el proceso de la creación.

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Los “Hijos de Dios”: testigos de la creación

Job 38:4-7 nos ofrece un panorama fascinante: “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular, cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban TODOS LOS HIJOS DE DIOS?”

Aquí se hace referencia a los ángeles como “Hijos de Dios”, quienes estaban presentes durante la creación como testigos de la obra de Dios. Esto se repite en Job 1:6: “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová LOS HIJOS DE DIOS, entre los cuales vino también Satanás”.

Es importante notar que la presencia de los ángeles no significa que ellos crearon, sino que Dios, en su infinita sabiduría, les comunicaba sus propósitos y plan de acción. Así lo interpretan los judíos desde tiempos antiguos: el plural en Génesis 1:26 es una forma de dirigirse a los ángeles, no una indicación de pluralidad divina. Pasajes similares encontramos en Génesis 3:22, Génesis 11:7 e Isaías 6:8, donde Dios incluye a sus ángeles en su plan, pero la acción de crear sigue siendo exclusivamente suya.

Dios revela sus planes a los espíritus celestiales

Un ejemplo adicional se encuentra en 1 Reyes 22:19-20: “…Oye, pues, palabra de Jehová: Yo vi a Jehová en su trono, y todo el ejército de ellos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda. Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera y otro de otra”.

Este pasaje muestra que Dios comparte información y revela sus propósitos a los ángeles, no que dependa de ellos para ejecutar sus planes. Dios consultaba a los espíritus celestiales en sentido comunicativo, mostrando su soberanía y transparencia, pero toda la autoridad y el poder de actuar permanecen en Él.

La pluralidad majestuosa: un recurso literario y real

Otro aspecto importante en la explicación de Génesis 1:26 es lo que algunos estudiosos llaman “pluralidad majestuosa o literaria”. Esto significa que, en ciertas expresiones formales o literarias, el orador o escritor se refiere a sí mismo en plural para manifestar autoridad, poder o solemnidad, sin implicar que haya más de una persona involucrada en la acción.

Existen ejemplos bíblicos que ilustran esta costumbre. Por ejemplo, Daniel le dice al rey Nabucodonosor: “la interpretación de él diremos en presencia del rey” (Daniel 2:36), aunque solo Daniel procedió a darle la interpretación. Aquí, el plural refleja cortesía y respeto, no pluralidad real de actores.

Otro ejemplo histórico se encuentra en la correspondencia del rey Artajerjes. En sus cartas alternaba entre la primera persona singular y la plural, según el contexto. También en una ocasión escribió: “La carta que nos enviasteis fue leída claramente delante de mí” (Esdras 4:18). En otra, dijo “” en un lugar (Esdras 7:13) y “os hacemos” en otro (Esdras 7:24). Estas variaciones muestran cómo el plural se utiliza como un recurso de prestigio y autoridad, sin implicar que la acción fuera compartida.

Por lo tanto, cuando Génesis 1:26 dice “Hagamos al hombre”, no indica que alguien más participara en la creación. Dios actuó por sí mismo, y el plural empleado es simplemente una forma literaria y majestuosa de expresar su soberanía y poder creativo. La acción de crear sigue siendo exclusivamente divina, y no hay contradicción con los versículos que afirman claramente: “Y creó Dios al hombre” (Génesis 1:27).

Conclusión: Génesis 1:26 Explicación

Al estudiar Génesis 1:26 y los versículos relacionados, queda en evidencia que Dios es el único Creador, y que la aparente pluralidad de la frase “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” no indica la participación de otra deidad o ser en la creación. Esta expresión refleja, más bien, una forma majestuosa y literaria de hablar, un recurso que Dios utiliza para manifestar su soberanía, poder y autoridad.

Los textos de Job, Isaías y los relatos históricos como los de Daniel y Artajerjes confirman que la acción de crear recae exclusivamente sobre Dios, mientras que los ángeles o “Hijos de Dios” son testigos y receptores de sus planes, pero no agentes co-creadores. Incluso en situaciones donde Dios revela sus propósitos a los espíritus celestiales, como en 1 Reyes 22:19-20, su autoridad permanece absoluta, y ellos solo participan en la comunicación de la voluntad divina.

En conclusión, Génesis 1:26 no contradice la unicidad de Dios, sino que enriquece nuestra comprensión de su grandeza, mostrando que Dios comunica, instruye y ejerce su poder de manera majestuosa. Comprender este principio fortalece nuestra fe y reafirma que la creación del hombre fue obra de un solo Dios, quien con infinita sabiduría formó al hombre a su imagen y semejanza, revelando así su gloria y su propósito eterno para la humanidad.

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