PARÁBOLAS DEL REINO DE DIOS

PARÁBOLAS DEL REINO

«Para que se cumpla lo dicho por el profeta, cuando dijo: abriré en parábolas mi boca; declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo» (Mateo 13:35)

Objetivos:

1) Que el creyente comprenda lo que significa reino de los cielos o reino de Dios

2) Valorar la importancia de cada una de estas parábolas en nuestra vida cristiana.

Estimados hermanos (as) en esta lección abordaremos las parábolas que fueron dichas por Jesús en relación al reino de los cielos o reino de Dios, esperando que esta enriquezca nuestro crecimiento. 

EL REINO DE DIOS O REINO DE LOS CIELOS

Las parábolas de Jesús sobre la llegada del reino, no era algo del todo nuevo para sus oyentes judíos, porque ya desde el antiguo testamento era esta una idea familiar al judaísmo. Reino de los cielos o reino de Dios significa en primer lugar, el reinado, la realeza de Dios. El reino de Dios lo forman todos aquellos que están sujetos a su dominio.

(También te puede interesar: Teología Sistemática I)

En Marcos y Lucas habla Jesús siempre del reino de Dios, en cambio en Mateo aparece generalmente la expresión semítica «reino de los cielos«. Estos pasajes tienen idéntico valor y la palabra cielo se usa solo como sustitución del nombre de Dios. En el judaísmo estaba prohibido el empleo del santo nombre de Dios.

La idea del reinado de la realeza de Dios venía ya dada en el antiguo testamento con el mismo concepto de Dios, como creador del mundo y único Dios verdadero, Yahvéh es también su Señor y su rey. 

El reino de los cielos es una nueva situación, un nuevo estado de cosas que viene de Dios y se inicia con Jesús, pero reclama la respuesta de los hombres. 

A continuación las parábolas que hablan sobre el reino de Dios

PARÁBOLAS SOBRE EL REINO DE DIOS O REINO DE LOS CIELOS

PARÁBOLA DE LA SEMILLA DE MOSTAZA (Mateo 13:31-32)

Aquello que se había sembrado como un grano de mostaza, deviene un árbol grande; un símbolo que representa un gran poder en la tierra. Los Asirios, faraón, Nabucodonosor, son presentados ante nosotros, en la palabra, como árboles grandes. Tal sería la forma del reino, la cual empezó siendo pequeño por la palabra que sembró el Señor, y más tarde sus discípulos

(Quizás te pueda interesar: Maldiciones Generacionales)

Lo que produjo esta semilla, asumirá gradualmente la forma de un gran poder que se haría prominente sobre la tierra, a fin de que otros se cobijaran bajo él (Jesús) como pájaros debajo de las ramas de un árbol. 

PARÁBOLA DE LA LEVADURA (Mateo 13:33)

Levadura: Sustancia usada para fermentar y levantar la masa. La levadura estaba prohibida en las ofrendas que debían ser consumidas sobre el altar (Éxodo 7:13). La levadura, agente de corrupción, es el emblema de las doctrinas perniciosas (Mateo 16:11). 

Durante la pascua, los israelitas, no debían ni consumir pan con levadura, ni aun tener levadura en sus casas, bajo pena de ser cortado del pueblo (Éxodo 12:15)

(También te invito a leer: La Tentación de Jesús)

Con esta parábola de la levadura, Jesús concluye su enseñanza a la multitud. Todo era dirigido a ellos en parábolas, pues no le recibieron como Rey. Hablaba de cosas que daban por hecho su rechazo, y de un aspecto del reino desconocido para las revelaciones del antiguo testamento, las cuales tienen en perspectiva el reino en poder o a un pequeño remanente que recibe, en medio de sufrimientos la palabra del profeta, rey que ha sido rechazada. 

La ausencia de la levadura simboliza la pureza que Dios demanda de sus servidores. La levadura es un consistentemente símbolo de iniquidad. De la misma manera que la cizaña se mezcla con el trigo hasta la ciega (Mateo 13:24-30) igualmente la levadura introducida en la harina produce un fermento de corrupción que irá en aumento hasta la apostasía y el juicio que ha de caer sobre ella

Tras esta parábola, Jesús se aleja de la multitud junto a la orilla, un lugar adecuado con sus discípulos y les revela el verdadero carácter, el objeto del reino de los cielos, el resultado de lo que se hizo en él y los medios que deberían emplearse para alcanzarlo. 

PARÁBOLA DEL TESORO ESCONDIDO (Mateo 13:44)

Un hombre encuentra el tesoro y compra el campo para poder poseerlo. El campo no era su objeto, sino el tesoro que había en él, su propio pueblo. Así, Cristo ha comprado el mundo. Lo posee por derecho, su objeto es el tesoro escondido en él. 

En una palabra, la iglesia vista no en su totalidad y en cierto sentido divina, belleza moral, sino como el objeto especial de los deseos y del sacrificio del Señor, aquello que su corazón había hallado en este mundo conforme a los consejos y la mente de Dios. 

Los judíos no eran nada nuevo; el mundo no tenía atractivo, pero este nuevo tesoro indujo a aquel que lo descubrió a vender todo lo que tenía para poder ganarlo. 

De hecho Cristo abandonó todo. No solo se despojó a sí mismo para redimirnos, sino que renunció a todo lo concerniente a él como hombre, como mesías sobre la tierra, a las promesas, a sus derechos reales, a su vida para tomar posesión del mundo que escondía en él este tesoro, el pueblo al cual él amaba. 

PARÁBOLA DE LA PERLA DE GRAN PRECIO (Mateo 13:45-46)

Tenemos de nuevo la misma idea, pero es modificada por otras. Un hombre buscaba finas perlas, sabía lo que perseguía. Tenía gusto, discernimiento, conocimiento de aquello que buscaba. Fue la conocida belleza de ese objeto lo que le indujo a esta búsqueda. Sabe que cuando ha encontrado uno que corresponde con sus ideas, merece la pena venderlo todo para adquirirlo

Considerando el estado del hombre, e incluso el de los judíos, la gloria de Dios demandaba que todo fuese abandonado a fin de tener esta cosa nueva; pues en el hombre no había nada que él pudiera tomar para sí mismo. 

No solo se conformó él con abandonar todo para poseer esta cosa nueva, sino que además aquello tras lo cual andaba su corazón, lo que no podía hallar en otro lugar, lo halla en aquello que Dios le ha ofrecido en el reino. 

Él no compró otras perlas, hasta que la hubo hallado, no se inclinó a vender todo lo que tenía, tan pronto como la ve, le decide, pues él sabe como juzgar y buscar con discernimiento (Lucas 19:10)

PARÁBOLA DE LA RED (Mateo 13:47-50)

En esta parábola no hay ningún cambio en las personas mencionadas, es decir, en la parábola misma. Las mismas personas que lanzan la red son las que la sacan a la orilla y hacen la separación colocando el pez bueno en recipientes sin reparar en el malo. 

Así, la red del evangelio ha sido lanzada al mar de las naciones y ha incluido en ella a todo clase de persona. Al final cuando se saca la red, lo buenos son puestos aparte y los otros son dejados; los santos son redimidos y los que hicieron lo malo serán lanzados al lago de fuego. 

PARÁBOLA DE COSAS NUEVAS Y VIEJAS (Mateo 13:51-52)

Esta parábola contiene cosas nuevas y viejas. La doctrina del reino, por ejemplo, era una doctrina bien conocida y el propósito era que abarcara todo el mundo sin excepción. El escriba tenía conocimiento del reino, pero ignoraba completamente que mediante la palabra se iba a alcanzar.

El Señor continúa su obra entre los judíos, para ellos, él era solamente el hijo del carpintero, ellos conocían su familia según la carne. El reino de los cielos no tenía valor a sus ojos. La revelación de este reino fue efectuada en otro lugar, y allí el conocimiento de las cosas divinas fue comunicado

Los judíos no veían nada detrás de aquellas cosas que el corazón natural podía percibir. La bendición del Señor fue impedida por su incredulidad: Fue rechazado como profeta, así como rey, por Israel. 

En conclusión, estimados hermanos (as) al final de esta lección donde se nos insta a seguir adelante y que tenemos que guardarnos de las levaduras que ofrece el mundo para poder alcanzar el reino de los cielos. 

(También puedes visitar la sección de Enseñanzas Bíblicas)

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en Aceptar, aceptas el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.   
Privacidad