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Con amor eterno te he amado (Reflexión)

¿Qué significa Jeremías 31:3 (Reflexión Explicación)?

Un amor eterno: No tiene origen humano ni fecha de expiración

Hay frases en la Biblia que no solo se leen, sino que atraviesan el alma y nos acompañan aun cuando sentimos que ya nada sostiene nuestra fe. Una de esas declaraciones profundas, eternas y absolutamente transformadoras es la que Dios habló por medio del profeta Jeremías: “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3 RV1960).

La frase anterior no es simplemente un texto poético, ni un pensamiento religioso motivacional. Es una declaración divina, eterna, absoluta, soberana, proveniente del corazón de Dios hacia su pueblo y hacia todos aquellos a quienes Él llama hacia sí. No nace en circunstancias, no depende de emociones humanas, no fluctúa según temporada espiritual. Es un amor eterno. Es decir, un amor que no tiene origen humano, y que tampoco tiene fecha de expiración.

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Contexto de Jeremías 30 y 31

Cuando observamos el contexto de Jeremías 30 y 31, encontramos que Dios está hablando de restauración a un pueblo quebrantado, dividido, herido, infiel, idólatra, disciplinado severamente, pero amado con apasionada fidelidad.

El juicio no anuló el amor de Dios; la corrección no canceló su plan; el dolor no destruyó su propósito. Por eso Dios habla misericordia cuando Israel solo podía esperar condenación. Lo que Israel no merecía, es precisamente lo que Dios decide extender. Ese es el fundamento de la gracia.

Y esta verdad no solamente fue para Israel en su contexto histórico, sino que se extiende a nosotros hoy: Dios no ama porque nosotros merecemos ser amados, Dios ama porque Él es amor (1 Juan 4:8). Y en esto consiste el amor: “No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros” (1 Juan 4:10). Es decir: la razón de mi salvación no comenzó conmigo, comenzó en Él.

Dios ama a su pueblo con amor eterno

Jeremías 30 y 31 describen un tiempo de futura restauración. Dice Jeremías 30:24: “En el fin de los días entenderéis esto”. Y luego Jeremías 31:1 declara: “En aquel tiempo… yo seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellas serán mi pueblo”. Este capítulo despliega una serie de promesas dirigidas tanto al reino del sur como al norte, y finalmente se extiende a todos. Dios anuncia restauración nacional y espiritual. Pero antes de detallar esa restauración, en el verso 3 establece la base: su amor eterno.

Este amor eterno es el origen de la misericordia. Su misericordia no nace del arrepentimiento del hombre, sino de su amor eterno. La misericordia de Dios no es una reacción a una acción humana. Su misericordia es la manifestación visible de su amor eterno. Y este amor eterno nos sostiene cuando todo lo demás se derrumba.

Este amor también es para la iglesia

No es un amor exclusivo culturalmente para Israel. La iglesia hoy también vive bajo el mismo fundamento del amor eterno de Dios. Y Juan lo confirma. Nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero (1 Juan 4:19).

Es decir, la fe del hombre, la respuesta del hombre, el arrepentimiento del hombre, y el servicio del hombre son resultado del amor eterno que nos alcanzó primero. No hay nada más sólido que descansar en el amor eterno del Padre.

Esperar en la misericordia y fidelidad de Dios

Lamentaciones 3:22-24 dice: “por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos”. Jeremías no lo dice desde un palacio. Jeremías lo dice desde cenizas, ruinas, dolor nacional, ruina moral, ruina espiritual, ruina económica, ruina de liderazgo. Y aun así dice: “Nuevas son cada mañana”. Eso significa que la fidelidad de Dios no se cansa aunque tú te canses. Aunque falles, no entiendas y no veas salida. Aunque no sientas nada.

2 Timoteo 2:13 dice: “Si fuéremos infieles, Él permanece fiel”. Y esta verdad es tan grande, que si tú la entiendes profundamente, la culpa deja de ser una prisión y se convierte en un camino para volver a los brazos del Padre. Porque cuando Dios nos corrige, lo hace desde el amor eterno. No desde rechazo ni desde abandono. No desde frustración divina o desde impotencia. Sino porque somos hijos.

Dios nos atrae con cuerdas de amor

Oseas 11:1-4 es una de las fotografías más tiernas y más dramáticas del amor de Dios hacia un pueblo ingrato. Dios dice que cuando Israel era muchacho él lo amó. Lo llamó. Lo buscó. Pero cuanto más lo llamaba, más Israel se alejaba de Él. Esta descripción es tan actual que refleja a la humanidad de hoy: Dios habla, exhorta, mueve, presiona, empuja, despierta, insiste… pero el hombre evade, ignora, posterga, racionaliza, huye.

¿Cuántas veces hemos sabido que Dios nos habló y aun así elegimos ignorarlo?

Oseas dice que aunque Israel se alejaba, Dios lo enseñaba a andar, como un padre que toma con sus brazos a su hijo para que dé sus primeros pasos. Y dice: “con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor”. La palabra “atraer” aquí no es la fuerza de un amo a un esclavo, es el abrazo tierno de un padre a un hijo. Es un llamado que no lastima, sino que sana.

¿Cuántas veces Dios te libró de accidentes, enfermedades, malas decisiones, consecuencias irreparables, aun cuando tú lo ignorabas? ¿Cuántas veces hubo un pensamiento que evitó algo, una intuición, un freno interno que no supiste explicar? Ahí estaba Él.

Y lo más impactante es que muchas veces no reconocimos su protección, no valoramos su cuidado, no entendimos su intervención. Pero Dios siguió amándonos.

La resistencia humana es real, pero Dios vence

Jeremías en Jeremías 20:7-10 dijo que quiso callar la palabra, quiso dejarlo, quiso apartarse, quiso olvidarse del llamado… pero dentro de sí ardía como fuego encerrado en sus huesos. Dios seduce, persuade, conquista el corazón. Cuando uno intenta huir, el amor eterno insiste. Porque cuando Dios ama, Dios persiste.

Dios disciplina porque ama

Apocalipsis 3:19 dice: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo”. Esta verdad incomoda, pero libera. Porque la disciplina no es evidencia de rechazo, es evidencia de pertenencia. Dios corrige para salvar, para restaurar, para formar, para santificar, para guiar, para evitar destrucción mayor.

Hay desiertos con propósito

Dios a veces lleva al hombre al desierto para protegerlo de guerras que no puede enfrentar todavía (Éxodo 13:17-18). A veces el camino más largo es el camino más seguro. A veces Dios evita rutas que tú crees más rápidas porque hay batallas que no puedes pelear todavía.

Hay desiertos que nosotros mismos provocamos

Elías huyó al desierto por miedo, pero Dios lo alimentó, lo fortaleció y lo levantó. Aun cuando nosotros nos metemos a lugares oscuros por temor, impulsividad, ansiedad, decisiones equivocadas… Dios no nos abandona.

Hay desiertos consecuencia del pecado

El pueblo caminó 40 años por su incredulidad (Números 14:34). Pero en el desierto Dios los sustentó, les dio maná, su vestido no envejeció, su pie no se hinchó (Deuteronomio 8:1-6). Dios disciplina, pero aun disciplinando, cuida. Aun disciplinando, ama. Aun disciplinando, sostiene.

En su amor Dios prolonga su misericordia

El texto de Jeremías 31:3 dice: «Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.«

Jeremías 31:18 muestra a Efraín lamentándose: “me azotaste y fui castigado”. Pero eso produjo arrepentimiento real. Luego en el verso 20 Dios responde: “¿No es Efraín hijo precioso para mí?… mis entrañas se conmovieron por él; ciertamente tendré de él misericordia”. Esta declaración es uno de los versos más intensos de Jeremías. Dios se conmueve y siente. Dios recuerda y no endurece su corazón contra los suyos.

Y Salmo 103:13 lo confirma: “Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen”. El amor eterno no solo libra, también restaura. No solo salva, también reconstruye.

Dios se acuerda de nosotros

Isaías 49:15 dice: “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz…? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti”. Aun cuando el vínculo humano más fuerte falle, Dios sigue fiel. Y el salmista dijo: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo Jehová me recogerá” (Salmo 27:10).

Esto significa que hay heridas humanas que solo el amor eterno puede sanar. Hay abandonos humanos que solo el Dios eterno puede absorber. Hay vacíos emocionales que solo el amor eterno puede llenar.

Y este mensaje es para creyentes y para inconversos. Porque hay hijos de Dios hoy dentro de iglesias quebrados internamente. Hay cristianos presentes físicamente pero ausentes emocionalmente. Hay creyentes que sirven en adoración pero están luchando contra pensamientos de culpa, vergüenza, condenación, inferioridad. Y hay otros que se apartaron porque se sintieron indignos de volver. Pero hoy Dios les dice: con amor eterno te he amado.

Y también este mensaje alcanza al que nunca conoció realmente el Evangelio: Cristo no te ofrece religión; Cristo te ofrece amor eterno. Cristo no vino para condenarte; vino para salvarte. Cristo murió por ti antes que tú lo buscaras. Él cambió tu destino antes que tú cambiaras tu vida. Él te eligió antes que tú pensaras en Él. Su amor eterno es más grande que tu historia.

Llamado final: vuelve hoy al amor eterno de Dios

Esta palabra es para todos:

  • para el que está firme
  • para el que está débil
  • para el que se enfrió
  • para el que se apartó
  • para el que nunca decidió por Cristo todavía

El amor eterno no cambia. No se desgasta. No se agota. Nunca disminuye con el tiempo. Dios hoy te está llamando con cuerdas de amor. Te está invitando a regresar, a confiar, a entregar tus cargas, a creer nuevamente, a sanar, a renunciar a la culpa, a romper el miedo, a recibir perdón y restauración.

Dios te dice: Con amor eterno te he amado

No esperes sentirlo primero para venir a Él. Ven a Él, y luego sentirás. Porque la fe no nace del sentimiento, nace de escuchar la Palabra (Romanos 10:17). Y hoy la Palabra te dice: Con amor eterno te he amado.

Si eres creyente, vuelve a descansar en su fidelidad. Si estás frío, Él te espera. Quizás estás herido, pero Él te abraza. Si te apartaste, Él te restaura. Si nunca has entregado tu vida a Cristo, hoy puedes entregarla.

Dios extendió misericordia antes de que tú decidieras buscarla. Cristo pagó el precio antes que tú pidieras perdón. Hoy es tiempo de volver, es tiempo de confiar. Hoy es tiempo de creer. Con amor eterno te he amado. Y ese amor sigue vigente hoy.

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