¿Cuántos hermanos tuvo Jesús? (Estudio Bíblico)

Uno de los temas que ha generado diversas interpretaciones en el estudio de la Biblia es la existencia de los hermanos de sangre de Jesús. A lo largo de los evangelios, encontramos referencias claras a Jacobo, José, Simón y Judas como hermanos de Jesús, así como menciones de sus hermanas. En este estudio bíblico, analizaremos los pasajes que abordan esta realidad familiar de Cristo, el contexto en el que se mencionan, y la actitud que sus hermanos mostraron hacia él.

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Además, exploraremos el significado de la incredulidad de sus hermanos en Juan 7:5 y su posterior transformación, según el testimonio de otros pasajes bíblicos. Comprender el trasfondo de esta relación nos ayudará a reflexionar sobre nuestra propia actitud frente a Cristo y su mensaje.

¿Cuántos hermanos de sangre tuvo Jesús según la Biblia?

Leamos Juan 7:5 «…Porque ni aún sus hermanos creían en él» (Juan 7:1-9). Esta pasaje bíblico hace una clara referencia a los hermanos de Jesús. Vamos a estudiar el contexto del versículo, la inquietud de los hermanos desde dos puntos de vista: incredulidad o intereses materiales. También aprender más sobre la actitud de Jesucristo.

Estaremos analizando los primeros nueve versículos del capítulo 7 del evangelio de Juan y, tal como ya se mencionó anteriormente, veremos un encuentro que tuvo Jesús con sus hermanos, donde ellos le hacen una petición por incredulidad o porque deseaban beneficiarse de los milagros que el Señor Jesucristo hacía. 

También veremos cómo y por qué contesta Jesús a las preguntas que le hicieron con dos especiales argumentos. A continuación reflexionemos en esta enseñanza:

¿Cuántos hermanos tuvo Jesús?

¿Cómo se llaman?

Los nombres de los hermanos de Jesús en la Biblia son mencionados en Mateo 13:55-56 al decir: «¿No es éste el hijo del carpintero?, ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros?…»

El versículo anterior, no solamente nos dice que Jesús tuvo cuatro hermanos, sino que también nos dice los nombres y que tuvo hermanas. Los nombres de los hermanos son Jacobo, José, Simón y Judas. (También se puede leer en Marcos 6:3).

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Marcos 3:32

En Marcos 3:32 se hace mención de los hermanos de Jesucristo y de su madre María, quienes llegaron a buscarlo. El texto dice: «Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan». De igual forma en Juan 2:12 «Después de esto descendieron a Capernaúm, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos…»

Según Hechos 1:14

Hechos 1:14 Estaban en el aposento alto: «Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos«. También es posible que fueran hombres casados pues el apóstol Pablo dice: «¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?»

Ciertos comentaristas opinan que la epístola de Judas fue escrita por uno de los hermanos del Señor, pues el autor se identifica a sí mismo como «hermano de Jacobo«, quien es hermano de Jesucristo. También el apóstol Pablo menciona a Jacobo como «el hermano del Señor» en Gálatas 1:18-19.

Fueron cuatro hermanos

En fin, Jesucristo tuvo cuatro hermanos de sangre, Jacobo, José, Simón y Judas. Además la escritura menciona que tuvo hermanas. Todo esto conforme a los versículos que leímos anteriormente. 

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Tratando de ser fieles a lo que nos dice el texto bíblico y encontrar esos sucesos que se están dando en el momento del encuentro del Señor y sus hermanos, utilizaremos algunos pasajes bíblicos, tanto del evangelio de Juan como de los sinópticos:

  • 1) El asesinato de Juan el bautista (Marcos 6:14-30)
  • 2) Hay un inmenso alboroto en todos los ámbitos, especialmente en el político-religioso por los acontecimientos como el anterior, de tal manera que los judíos ya querían matar a Jesús (Juan 5:18), pero su tiempo aún no se había cumplido (Juan 7:6; Lucas 9:51)
  • 3) Jesús organiza un retiro espiritual con sus discípulos (Marcos 6:27-32). En ese período de retiro que Jesús realiza hace varias cosas interesantes que estudiaremos en otro momento, cosas como: alimenta multitudes, camina sobre el mar, visita ciudades gentiles como Tiro, Sidón y Decápolis, se retira también a Betsaida y a Cesarea de Filipos, entre otros. 

Los tres aspectos anteriores es exactamente lo que está ocurriendo en el momento que se da esa plática entre Jesús y sus hermanos. Momentos bien difíciles, complicados, una descomposición social, religiosa y política que se ha desencadenado, desde antes del asesinato de Juan el Bautista, pero con su muerte se incrementa.

Solo trate de usar la imaginación para que pueda comprender mejor esa tremenda situación.

La petición de los hermanos

El texto bíblico es bien claro, nos narra que Jesús andaba en Galilea, por la situación que estaba viviendo toda Judea, lo cual dijimos en el acápite anterior. El versículo 2 dice que se acercaba la fiesta de los tabernáculos, como lo dice Deuteronomio 16:13-15:

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«Celebrarás la fiesta solemne de los tabernáculos durante siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar. Te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones. Durante siete días celebrarás la fiesta solemne en honor de Jehová, tu Dios, en el lugar que Jehová escoja, porque te habrá bendecido Jehová, tu Dios, en todos tus frutos y en todas las obras de tus manos, y estarás verdaderamente alegre»

Su nombre en hebreo es Sukkot (Tienda, enramada, cabaña). Se celebra el 15 del séptimo mes (Eitanim-Tishri). Se celebra por siete días y en el octavo había otra convocatoria (Levítico 23:34-43). Y se celebraba en el tiempo de la cosecha de los árboles (frutos). 

En esta fiesta solemne se entregaba todo tipo de ofrenda. Se celebraba en tiendas y enramadas. Y en su diseño y celebración se usaban cuatro diferentes tipos de ramas: Ramas con fruto de árbol hermoso, de palmera, de árboles frondosos y sauces. 

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El objetivo principal que Dio estableció para esta fiesta, era que el pueblo recordara que ellos habitaron en tiendas durante su travesía en el desierto; y que recordaran que Dios también habitó en medio de ellos en el tabernáculo de reunión.

Lo anterior se menciona en Levíticos 23:42-43: «En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos, para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo, Jehová, vuestro Dios»

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Sal de aquí y vete a Judea

El pueblo lo celebraba y todos subían al centro de Judea, y eran días de alegría, gozo y de multitudes. Esto era lo que no querían perderse los hermanos del Señor posiblemente, aprovechar las multitudes para que Jesucristo demostrara lo diferente que era y lo especial que tenía.

Es aquí donde los hermanos del Señor le hacen una petición al decir: «…Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo» (Juan 7:3-4)

La incredulidad de los hermanos de Jesús

El versículo 5 de Juan capítulo 7, le da un toque diferente, pues es categórico al decir que ni los hermanos de Jesús creían en él. ¿Por qué no creían sus hermanos en él?. Veamos algunas posibles razones, aclarando que haremos uso de algunos pasajes de los evangelios sinópticos:

¿Cuál era el motivo por el cual no creían?

1) Tal vez estaban cegados por la familiaridad.

  • a) Como lo dijo el Señor mismo «no hay profeta sin honra sino en su propia tierra» (Mateo 13:54-58; Juan 4:44)

2) Puede ser que estaban cegados por la envidia

  • a) Grandes multitudes habían estado siguiendo a Jesús a todos lados, haciendo difícil en ocasiones que su familia hablara con él (Mateo 12:46-47)
  • b) Los celos pueden ser un obstáculo poderoso para ver las cosas con claridad. 

3) Posiblemente, estaban cegados por los prejuicios

  • a) Muchos judíos tenían conceptos equivocados en relación al reino (Juan 6:15)
  • b) Ellos tenían sus ideas de cómo él debería actuar (Juan 7:2-4)
  • c) Es fácil rechazar a alguien si ellos no llenan sus expectativas y eso le pasó a Jesús de parte de sus propia familia en la carne.

Contestación de Jesús

Jesús contesta a sus hermanos carnales con dos argumentos: Primero, su tiempo no había llegado. No se trata aquí del tiempo de su muerte, sino el de hacer una manifestación pública como la que hizo en Mateo 21:1-2.

Incluso la palabra griega usada por Juan en Juan 7:6 es Kairos (Tiempo de Dios) y es diferente a la palabra griega Horah (hora) que usa para referirse al tiempo en que Jesús debía morir (Véase por ejemplo Juan 7:30; 13:1; 17:1)

El tiempo no había llegado

Entonces lo que Jesús desea decir es que el tiempo de hacer la manifestación pública que ellos pedían no había llegado. Esta forma de entender sus palabras está avalada por lo que dice el verso 10. Es bueno comentar lo que Jesús dice en la segunda parte del verso 6: «Mas vuestro tiempo siempre está presto»

Es decir, que para el que busca su propio beneficio cualquier hora es buena para lograrlo, pero él tiene que responder a los lineamientos de una misión que ha sido cuidadosamente elaborada, incluyendo los detalles más pequeños. 

Los hermanos son animados a subir a la fiesta 

Jesucristo anima a sus hermanos a subir a la fiesta, pues no importa a qué hora ellos llegaran, pero él solo debía llegar en el momento y de la forma indicada. 

El segundo argumento presentado por Jesús para no hacer una manifestación pública de su poder, es que a él lo aborrecen. Siendo su forma de ser, de actuar y su misión diferente a la del mundo, no es extraño que el mundo le aborrezca. 

Sus hermanos formaban parte del mundo y, por lo tanto, el mundo los amaba (Juan 15:19), pero a Jesús no, porque él testificaba que sus obras eran malas (Juan 3:19-21)

Resumen y Aplicación

Hemos visto tres aspectos fundamentales:

  1. El Señor tiene un encuentro con sus hermanos en la carne y aunque ellos se mostraron incrédulos o con otros intereses, Jesucristo dialoga con ellos. El diálogo, la comunicación es algo sumamente importante en todos los niveles, sigamos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, porque la buena cosecha la tendremos con el tiempo. 
  2. Los hermanos le hacen una petición, la cual se puede interpretar de dos maneras. Una de ellas es que no están de acuerdo con la forma en que Jesús anda realizando las señales, quizás ellos querían sacar provecho de ello, pero a Jesús no le interesan las cosas que son prioridad para los que aman el mundo (el pecado), su interés era hacer la voluntad del que lo envió.
  3. Revisemos nuestras prioridades y evaluemos nuestras vidas. ¿A quién nos acercamos más, a Jesucristo o a sus hermanos?
  4. Y en último lugar, Jesucristo responde con firmeza y convicción a los cuestionamientos de sus hermanos. Él está claro de su misión y sabe perfectamente hasta el último detalle a cumplir. Su respuesta va en esa dirección y sus hermanos quedan, a lo mejor, insatisfechos pero claros. 

Reflexión sobre la respuesta de Jesús

Deberíamos de preguntarnos ante esta postura de nuestro Señor Jesucristo ¿Qué hay en nuestras vidas sobre nuestro quehacer cristiano, estamos claros de nuestra misión? ¿Cumplimos con nuestro trabajo en la iglesia a pesar de todas las oposiciones que se levanta? 

¿Respondemos con firmeza que el reino de Dios ocupa el primer lugar en nuestras vidas ante los intereses personales? Analice bien este estudio, apliquemos a nuestra vida esta palabra y vivamos esta conforme a la palabra de nuestro Dios. 

Conclusión sobre los hermanos de Jesús

El estudio de los hermanos del Señor Jesucristo nos deja lecciones valiosas para nuestra vida cristiana. En primer lugar, vemos cómo la cercanía física con Cristo no garantizaba una fe genuina, lo que nos invita a examinar si nuestra relación con él es de conocimiento superficial o de verdadera convicción.

También aprendemos cómo Jesucristo, a pesar de la incredulidad de sus propios hermanos, se mantuvo fiel a su misión, lo que nos desafía a perseverar en nuestra fe aun cuando enfrentamos oposición o incomprensión.

Finalmente, el testimonio de Jacobo y Judas, quienes pasaron de la incredulidad a convertirse en líderes de la iglesia primitiva, nos recuerda que Dios transforma corazones y que nadie está fuera de su gracia. Que este estudio nos motive a vivir con firmeza en la fe y a confiar en la obra de Dios en nuestras vidas y en la de quienes aún no creen.

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