LA DOCTRINA DE LA ORACIÓN SEGÚN LA BIBLIA
Lectura Bíblica: Lucas 11:1-4
Texto memorial: “Y les dijo: cuando Oréis, decid: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Lucas 11:2)
Introducción:
La Biblia es la guía de oración del creyente. La palabra de Dios nos revela la naturaleza o el origen de la oración, el privilegio que constituye el tenerla y su gran poder para el creyente. El desarrollo de esta doctrina la podemos encontrar en una forma muy clara en el antiguo testamento.
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DEFINICIÓN DE ORACIÓN:
Dijo un místico judío que la oración, “Es el momento en que la tierra (polvo) besa el cielo”
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La oración, es el dialogo del hombre con Dios, es un acto de adoración y comunicación, también es la presentación de nuestros deseos en el nombre de Jesucristo “Si alguno pidieres en mi nombre yo lo haré” (Juan 14:14) San Pablo dice: “Por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracia” (Filipenses 4:4)
En esta lección sobre la doctrina de la oración habremos de estudiar en forma breve lo siguiente:
– Naturaleza u origen de la oración
– La oración en el Antiguo Testamento
– La oración en el Nuevo Testamento
– La oración en la vida cristiana.
NATURALEZA U ORIGEN DE LA ORACIÓN:
En Génesis 2:7 dice: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.
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La Biblia nos enseña que cuando Dios hizo al hombre, puso de su aliento de vida en él, por lo tanto estableció el deseo de tener comunicación con Dios; esta es una de las razones por lo cual aun los impíos oran instintivamente cuando tienen algún problema. Como dice un escritor, “las palabras en un oscuro calabozo buscan grieta por donde se filtra la luz”.
Cada persona tiene el instinto por naturaleza de buscar a Dios en diferentes aspectos, el hombre al pecar surgió de él un vacío por el cual tiene una gran necesidad de comunicarse con Él, pero por las barreras que ocasionó el pecado no puede comunicarse con libertad.
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Algunos consideran Génesis 4:26 como el primer registro de una oración pública, aunque de hecho desde el inicio el hombre hablaba con Dios.
El origen de la oración es por la misma incapacidad del hombre que contrajo por el pecado, la sed de comunicación con su creador (Salmos 42: 1-2), unidos por las cuerdas del amor fraternal, por el aliento de vida y las manos del creador marcadas en el ser humano.
LA ORACIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
El desarrollo de la doctrina de la oración viene de un alto concepto hacia Dios. Orar a Dios implica que piensa, quiere y siente. La comunicación entre Jehová y el pueblo de su pacto era natural, real e íntima.
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El Antiguo Testamento enfatiza el aspecto individual de la oración. En Abraham, Moisés, Samuel, Jeremías por ejemplo, alcanzaron alturas destacables a un nivel individual así ocurrió especialmente en la intercesión:
1. Abraham intercede por Sodoma (Génesis 18)
2. Moisés por Israel (Éxodo 32:10-139
3. Job por sus amigos (Job 48:8-10)
Personalidades destacadas participaron en la intercesión. Probablemente porque era un misterio poco común, sin embargo a un nivel individual, la oración es común en los salmos (Salmos 31, 86, 123, 142) Como lo es la adoración, alabanza, petición y acción de gracia que van integradas en la oración tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
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La oración estaba ligada o relacionada con el sacrificio en el templo, esto evitaba que el sacrificio se transformara en una mera matanza y comida, así Israel ofreció su servicio más sublime al Señor.
Los legisladores, profetas y salmistas estaban interesados en enseñar a Israel que la oración involucraba un dar y recibir: de corazón y labios, como de corderos para los sacrificios. Vemos que Ana aprendió el dar y recibir, ella oró con sus labios unidos a su corazón, cerca de los pilares del templo y Dios le da un hijo y ella se lo da a Dios. (1 Samuel 1:10-11)
Los judíos acostumbraban a orar por lo menos tres veces al día (Salmos 55:17; Daniel 6:10):
1. La hora 3 (tercera), o sea las 9:00 am (Hechos 2:15)
2. La hora 6 (sexta), o sea 12:00 pm (Hechos 10:9)
3. La hora 9 (novena), o sea las 3:00 pm (Hechos 3:1)
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Al orar se acostumbraba mirar hacia Jerusalén (Daniel 6:10), ambas costumbres, la de las horas fijas de oración y la de mirar hacia Jerusalén fueron practicadas también por los primeros cristianos. Los Israelitas por lo general oraban de pié (1 Samuel1:26), de rodillas, indicando una mayor devoción (Esdras 9:5). Las manos eran extendidas (1 Reyes 8:22)
LA ORACIÓN EN EL NUEVO TESTAMENTO
La Biblia revela un proceso evolutivo en la oración. En el Antiguo Testamento (con algunas excepciones) la oración era un medio para conseguir bienes y protección temporal y pocos tenían una gran comunicación con Dios (Por la ley y sus rituales) Hebreos 9:1-10
Sin embargo en el Nuevo Testamento la oración se convierte en una experiencia de espíritu, ya que la oración está ligada al sacrificio de Jesucristo y su sangre de esa fluidez de seguridad al cristiano (Hebreos10:19-22)
Jesucristo antes de enseñar a sus discípulos a orar en forma verbal, (Mateo 6:9-13). El les estaba entregando esta doctrina sagrada, por sus ejemplos de oración o su vida de oración, esto lo podemos mirar en muchas partes de los evangelios, por ejemplo, Marcos 1:35; 6:46; 14:32; Lucas 5:16; 6:12; 9:18; 11:1; Juan 6:15
NUEVE PRINCIPIOS QUE NOS ENSEÑAN COMO DEBEMOS ORAR
La doctrina de oración expuesta por nuestro Señor Jesucristo se puede sintetizar en nueve principios que nos enseñan cómo debemos orar para madurar en la vida cristiana y fructificar.
1. La paternidad: (Lucas 11:2; Mateo 3:17) Jesús nos revela la nueva base de la doctrina: la paternidad es depender del padre celestial, somos hijos de Dios mediante el nuevo nacimiento como se marca claramente en la palabras de Jesús “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3) y también el apóstol Juan nos aclara que somos hijos de Dios (Juan 1:12-13)
2. La oración es secreto: (Mateo 6:6)
3. La oración verdadera es espiritual: Mateo 6:5—8, Cristo expone los peligros de la oración no espiritual simplemente ritual o formal.
4. Orar en forma perseverante: (Lucas 11:5-9) Muchas veces dejamos caer nuestras manos como Moisés al cansarse en el monte. Al no llegar la respuesta hay que recordar que tenemos dos elementos importantes para hacer persistentes en la oración, estos son:
a. La palabra de Dios – en donde afirmamos: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105)
b. El Espíritu Santo – San Pablo dice: “… pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” Romanos 8:26-27)
5. Orar en forma práctica: Jesús nos enseña a orar por pan, perdón, victoria en la tentación, poder en contra del adversario, la obra misionera y los enemigos. Nosotros debemos ser precisos o concisos en lo que pedimos (Mateo 6:6-13)
6. Orar con humildad: (Lucas 18:9-14)
7. Orar con la consciencia de estar bien con los demás: (Mateo 6:14-15)
8. La oración debe ser acompañada de fe: (Mateo 21:21-22)
9. La oración debe ser efectuada en el nombre de Jesucristo: sin Jesucristo nadie puede tener acceso al cielo (Juan 16:23)
LA ORACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA
Nuestra vida física depende del aire que inhalamos y expiramos. En el área espiritual el desarrollo de la vida espiritual depende de la importancia de la oración. La comunicación con Dios debe ser el elemento en el que vivimos y nos movemos
La oración aparte de ser un privilegio es una necesidad porque sin las prácticas de la misma quedamos separados de la fuente de vida y empezamos a marchitarnos.
Muchas veces estamos como en el caso del naufragio en el libro de Hechos 27: 13-20, no se ve el sol ni las estrellas por muchos días.
¿Están perdidas nuestra oraciones?; ¿Han sido olvidadas?, ¡No!, todavía están pendientes en los cuernos del altar de oro. Cada lágrima de desesperación del cristiano se encuentra en la redoma de Dios.
La Biblia nos revela esta doctrina de la oración donde podemos fundamentarnos en los 9 principios enseñados por Cristo.
Hay que recordar que la estatura del hombre la da su vida de oración como dijo Murray M´Cheyene, “El hombre es lo que es de rodillas ante Dios” y san Pablo nos dice, “Orad sin cesar”