La Gran Tribulación (Estudio bíblico)

Un Período Profético de Angustia y Esperanza

La Gran Tribulación es un tema central en la escatología cristiana, descrito como un tiempo de sufrimiento sin precedentes en la historia humana. Este evento, revelado por Jesucristo y los profetas bíblicos, marca el preludio de su gloriosa segunda venida. En esta entrada exploraremos qué es, sus causas, duración y su propósito dentro del plan redentor de Dios, usando como base las Escrituras en la versión Reina-Valera 1960.

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¿Qué es la Gran Tribulación en la Biblia?

Jesús describió la Gran Tribulación en el Discurso del Monte de los Olivos, registrado en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21. Él dijo: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mateo 24:21). Este período de sufrimiento se distingue de otros momentos de angustia porque alcanzará una magnitud global y una intensidad sin precedentes.

La palabra “tribulación” proviene del griego thlipsis, que significa “opresión, aflicción, angustia”. Aunque el pueblo de Dios ha enfrentado persecuciones a lo largo de la historia, este es evento singular que ocurrirá poco antes del regreso de Cristo.

Preludio de la Gran Tribulación

Jesús identificó eventos que precederán a este tiempo de angustia:

1. Engaños religiosos:

“Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (Mateo 24:4-5). El texto seleccionado trata sobre los «engaños religiosos» como uno de los eventos que precederán según Mateo 24:4-5.

Jesús advierte a sus discípulos sobre la proliferación de falsos cristos y líderes religiosos que surgirán antes de este tiempo de angustia. Estos individuos afirmarán ser el Mesías o hablar en el nombre de Dios, con el propósito de desviar a las personas de la verdad. La expresión “y a muchos engañarán” resalta el impacto masivo de estos engaños, señalando que no será algo aislado, sino un fenómeno global.

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Contexto histórico y actual
  1. En el pasado: La historia ha documentado líderes que se han autoproclamado mesías o enviados divinos, desde movimientos heréticos en los primeros siglos del cristianismo hasta sectas modernas.
  2. En la actualidad: En tiempos recientes, este pasaje cobra relevancia con el aumento de ideologías y doctrinas que se apartan de las Escrituras. Muchos utilizan el nombre de Cristo como una fachada para promover agendas personales, ideológicas o económicas.
Aplicación práctica para los creyentes
  • Discernimiento espiritual: Es crucial estudiar la Biblia y estar firmemente arraigados en la Palabra de Dios para reconocer y resistir estos engaños.
  • Dependencia del Espíritu Santo: La guía del Espíritu es esencial para discernir la verdad en un mundo lleno de confusión espiritual.
  • Cuidado comunitario: Los creyentes deben exhortarse mutuamente, asegurándose de que las enseñanzas recibidas sean fieles al mensaje de Cristo.

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Esta advertencia de Jesús no es solo un llamado a la vigilancia individual, sino también a la responsabilidad colectiva de la iglesia para mantener la pureza doctrinal y proteger a los vulnerables del error.

2. Guerras y rumores de guerras

“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino” (Mateo 24:7).

La frase “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino” (Mateo 24:7) describe un evento profetizado por Jesús como uno de los preludios de la Gran Tribulación. Este pasaje destaca el aumento de conflictos entre naciones, no solo como una señal histórica común, sino como un indicador profético específico del fin de los tiempos.

El énfasis en «guerras y rumores de guerras» refleja tanto el deterioro de la paz mundial como la incertidumbre y el miedo generalizado que caracterizarán esta etapa. Estas guerras, junto con los desastres naturales y las hambrunas mencionadas en el mismo contexto, se describen como «el principio de dolores» (Mateo 24:8), indicando que aunque son devastadoras, no son el clímax, sino el preludio del juicio divino.

Este evento también nos llama a reflexionar sobre cómo los conflictos internacionales son una manifestación de la naturaleza caída del hombre y el rechazo colectivo hacia los caminos de Dios. Sin embargo, para los creyentes, estas señales no deben ser motivo de pánico, sino un recordatorio de mantenerse firmes en la fe y preparados espiritualmente.

Para profundizar en el significado de «Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino» (Mateo 24:7), podemos abordarlo desde tres perspectivas: histórica, escatológica y espiritual. Cada una ofrece una comprensión más rica de cómo este evento se conecta con la profecía bíblica y su aplicación para los creyentes hoy.

A. Perspectiva histórica

El conflicto entre naciones y reinos no es un fenómeno nuevo, pero Jesús lo menciona como una señal específica que precederá a la Gran Tribulación. A lo largo de la historia, la humanidad ha sido testigo de guerras devastadoras, como las dos guerras mundiales, que parecieran encajar en este marco profético.

  • Cumplimientos parciales: Muchos eruditos consideran que eventos como la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. por el Imperio Romano son ejemplos tempranos de esta profecía. Sin embargo, estos cumplimientos son solo sombras de la escala global que Jesús anticipó para el final de los tiempos.
  • Nuestro tiempo: Las tensiones internacionales, los conflictos prolongados en Medio Oriente, el incremento de armas nucleares y las divisiones ideológicas globales pueden ser entendidos como señales de que estamos avanzando hacia la plenitud de esta profecía.
B. Perspectiva escatológica

En el contexto escatológico, Jesús no solo predice guerras como hechos históricos, sino como parte de un plan profético mayor:

  • El principio de dolores: Las guerras y conflictos son solo el inicio de una serie de eventos catastróficos. Representan una intensificación en la magnitud de las crisis mundiales.
  • El papel del Anticristo: Según Daniel 7:23-25 y Apocalipsis 13, el Anticristo jugará un papel crucial durante este tiempo, fomentando divisiones y conflictos mientras busca consolidar su poder sobre las naciones.
  • Intervención divina: Aunque las guerras parecerán descontroladas, el libro de Apocalipsis muestra que todo está bajo el control soberano de Dios, quien usará estos eventos para cumplir sus propósitos redentores y juzgar al mundo.
C. Perspectiva espiritual

Espiritualmente, este pasaje resalta verdades importantes para los creyentes:

  • La fragilidad humana: Los conflictos reflejan el orgullo, la avaricia y la rebelión inherentes a la naturaleza caída del hombre. Santiago 4:1-2 nos dice que «las guerras y los pleitos entre vosotros» provienen de los deseos egoístas que luchan en el interior del ser humano.
  • Un llamado a la fe: A pesar de la incertidumbre que generan las guerras, Jesús nos anima a no temer: “Mirad que no os turbéis; porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin” (Mateo 24:6). Esto nos recuerda que nuestras vidas están seguras en las manos de Dios.
  • La oportunidad de testimonio: En medio de la oscuridad, los cristianos están llamados a ser luz, ofreciendo esperanza al mundo y proclamando el evangelio de paz.

Las guerras y conflictos descritos en Mateo 24:7 no solo señalan el avance hacia el cumplimiento de las profecías, sino que también nos invitan a vivir con un sentido de urgencia espiritual. En un mundo lleno de división, los creyentes tienen la oportunidad de destacar por su unidad en Cristo, su confianza en las promesas de Dios y su dedicación a compartir el mensaje de salvación.

3. Hambrunas, pestes y terremotos

“Y habrá pestilencias, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24:7).

Jesús también anunció que este periodo previo a la Gran Tribulación se caracterizaría por calamidades naturales y humanas de gran magnitud: “Y habrá pestilencias, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24:7).

Hambrunas y pestes

Las hambrunas podrían derivarse de una combinación de conflictos bélicos, desastres naturales y sistemas económicos colapsados que provocarán escasez de alimentos y desesperación global. Las pestes, por otro lado, representan enfermedades devastadoras que pueden surgir de manera natural o ser resultado de manipulaciones humanas, reflejando cómo la humanidad puede ser superada por su propia fragilidad biológica.

Terremotos

Los terremotos, además de ser desastres físicos, pueden interpretarse simbólicamente como el estremecimiento de estructuras sociales, políticas y espirituales que la humanidad da por sentadas. Estos eventos subrayan nuestra vulnerabilidad y nos invitan a buscar refugio en la soberanía y provisión de Dios, quien es nuestra única fuente de seguridad en medio del caos.

Estos eventos son el principio de dolores (Mateo 24:8), una expresión que alude al sufrimiento previo al alumbramiento, simbolizando el inicio de un período de juicios divinos que culminarán en la Gran Tribulación. Este término evoca los dolores de parto, una metáfora frecuente en la Escritura para describir el sufrimiento intenso y creciente que precede a un nuevo comienzo, en este caso, el establecimiento pleno del Reino de Dios.

La Abominación Desoladora

Un evento clave que marca el inicio de la Gran Tribulación es la abominación desoladora, descrita por Daniel y confirmada por Jesús: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes” (Mateo 24:15-16).

Este evento ya tuvo dos cumplimientos parciales: cuando Antíoco Epífanes profanó el templo en el 167 a.C. y cuando los romanos destruyeron Jerusalén en el 70 d.C. Sin embargo, su cumplimiento final ocurrirá en los últimos días, cuando el Anticristo profanará el templo reconstruido (Daniel 9:27; 2 Tesalonicenses 2:3-4).

Duración de la Gran Tribulación

La Biblia especifica que este tiempo de angustia durará 42 meses (Apocalipsis 11:2; 13:5), 1,260 días (Apocalipsis 12:6) o “un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo” (Apocalipsis 12:14; Daniel 12:7). Estos períodos equivalen a tres años y medio, que representan la segunda mitad de los siete años de la Tribulación total, según Daniel 9:27.

En este contexto, la duración de este tiempo de angustia subraya su carácter profético y apocalíptico, enfatizando un tiempo de juicio intensificado. Los tres años y medio finales reflejan un punto culminante en el plan de Dios, donde los acontecimientos que se desarrollan tienen un propósito redentor, marcando la culminación de las profecías bíblicas relacionadas con el retorno de Cristo y el establecimiento de Su Reino.

Además, esta precisión temporal también simboliza la soberanía de Dios sobre la historia humana y la inevitabilidad de su propósito divino, dando esperanza a los creyentes en medio de las adversidades descritas.

¿Quiénes se verán afectados?

Impactará de manera particular a:

1. Israel

Dios corregirá a su pueblo elegido, recordándoles su pacto y llevándolos al arrepentimiento (Jeremías 30:11; Zacarías 13:8-9). Este proceso disciplinario no debe ser entendido como un castigo sin propósito, sino como un acto de amor divino.

A través de este tiempo de angustia, Dios busca restaurar a Israel a una relación correcta con Él, eliminando la idolatría y refinándolos como un orfebre refina la plata (Malaquías 3:2-3). Este periodo será un tiempo de profunda reflexión para Israel, donde reconocerán a Jesucristo como su Mesías prometido, cumpliéndose la profecía de Zacarías 12:10:

«Y derramaré sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.»

Este arrepentimiento nacional prepara el camino para la restauración final de Israel en el Reino Milenario de Cristo, donde cumplirán plenamente su rol como luz para las naciones.

2. Los cristianos fieles

Jesús advirtió: “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre” (Mateo 24:9).

3. Toda la humanidad

La magnitud será tal que “si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo” (Mateo 24:22).

Propósito

Dios la permitirá por varias razones:

  1. Disciplinar a Israel: Dios corregirá a su pueblo elegido, recordándoles su pacto y llevándolos al arrepentimiento (Jeremías 30:11; Zacarías 13:8-9).
  2. Juzgar a las naciones: Este tiempo incluye el juicio de Dios sobre un mundo incrédulo y rebelde (Apocalipsis 6-18).
  3. Preparar la segunda venida de Cristo: Este tiempo culminará con el regreso triunfante de Jesucristo, quien establecerá su Reino milenario en la tierra (Apocalipsis 19:11-16).

La Intervención Divina

Aunque será un tiempo de angustia extrema, también será un periodo de esperanza para los escogidos. Jesús prometió: “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:22).

Los seguidores de Cristo, judíos que permanezcan fieles recibirán consuelo y protección divina, como lo ilustra Apocalipsis 7:14: “Éstos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”.

La Ira de Dios y la Justicia Final

El libro de Apocalipsis describe en detalle los juicios que Dios derramará durante este período de tiempo, incluyendo:

  1. Los siete sellos: Estos incluyen guerras, hambres, pestilencias y martirio (Apocalipsis 6).
  2. Las siete trompetas: Estos juicios traen desastres naturales y espirituales (Apocalipsis 8-9).
  3. Las siete copas de la ira: Representan el clímax de la ira de Dios (Apocalipsis 16).

Conclusión: La gran tribulación

La Gran Tribulación es un recordatorio solemne de la justicia y la misericordia de Dios. Aunque será un tiempo de juicio y angustia sin precedentes, también será una oportunidad para que la humanidad se vuelva a Dios en arrepentimiento. Jesucristo nos ha advertido sobre este período no para infundir temor, sino para prepararnos espiritualmente y fortalecer nuestra fe.

Jesucristo nos advierte: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:36). Como creyentes, debemos prepararnos espiritualmente.

Las señales profetizadas —engaños religiosos, guerras, hambrunas, pestes y terremotos— nos llaman a vivir con discernimiento, dependencia del Espíritu Santo y comunión con el cuerpo de Cristo. A través de estos eventos, Dios cumplirá Su plan redentor, disciplinando a Israel, juzgando a las naciones y preparando el camino para la gloriosa segunda venida de Cristo.

Como creyentes, estamos llamados a mantenernos firmes en la fe, confiando en la soberanía de Dios y recordando la promesa de Jesús:

“Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:36). El tiempo de angustia, como lo llama Daniel, no solo anuncia el juicio de Dios sobre un mundo rebelde, sino también la esperanza segura de la victoria final de Cristo y el establecimiento de Su Reino eterno.

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