ANUNCIO A ZACARÍAS SOBRE EL NACIMIENTO DE JUAN EL BAUTISTA
Texto: Lucas 1:5-25, nacimiento de Juan el bautista
Texto a memorizar: «Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración había sido oída, y tu mujer Elízabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan» (Lucas 1:13)
En esta escritura es bueno valorar el nivel de santidad del sacerdote Zacarías y su esposa; además es importante reflexionar en los hechos más relevantes de esta profecía y meditar si ante los ojos de Dios la incredulidad es un obstáculo o pecado para alcanzar lo que pedimos.
Abordaremos un tema tan importante como es reconocer el anuncio que le da un ángel a un sacerdote judío llamado Zacarías, el cual le dice que será el padre de quien enderezará los caminos torcidos y anunciará la llegada del mesías.
El ángel anuncia el nacimiento de Juan el Bautista
Con el nacimiento de Juan el Bautista se cumple la profecía del que tenía que venir a preparar el camino al Señor
El primer acontecimiento que se registra en el evangelio de Lucas, es la aparición repentina de un ángel al sacerdote Zacarías, quien estaba en el templo ejerciendo el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase. Le tocó en suerte ofrecer el incienso. Cuando el ángel le anuncia que ha de nacerle un hijo y que éste ha de ser el precursor del mesías prometido, le anunciaba el nacimiento de Juan el Bautista.
La palabra de Dios había predicho claramente, que cuando el mesías viniese, enviaría al mensajero delante de él para preparar el camino (Malaquías 3:1) en su misericordia Dios dispuso, que había llegado el tiempo, de que este precursor llamado Juan naciera de la familia de un sacerdote.
En el mundo actual nos podemos formar una idea muy limitada en relación a la importancia inmensa de la predicación del ángel. Para Zacarías esta noticia debió de ser de gran gozo. Es la primera comunicación que Dio hace a Israel desde los días del profeta Malaquías. Con esta buena nueva se rompe el silencio de cuatrocientos años y se anuncia que las «semanas» proféticas de Daniel al fin iban a cumplirse (Daniel 9:25).
La promesa más importante que Dios haya hecho iba a llevarse a cabo y estaba para aparecer la «simiente» en la cual todas las naciones de la tierra serían benditas (Génesis 22:18). Es necesario meditar que este hombre según la escritura era justo ante Dios, y ante esta actitud, Dios lo premia dándole un hijo el cual se iba a convertir en el pregonero de las buenas nuevas, y sería conocido como Juan el Bautista.
ACTITUD DE ZACARÍAS Y ELÍZABET, PADRES DE JUAN EL BAUTISTA
Zacarías y Elízabet en el nacimiento de Juan el Bautista
En este pasaje, hay tributo de halago que se le da a Zacarías y a Elízabet. Se nos manifiesta que «ambos eran justos de lante de Dios» andando en todos los mandamientos y estatutos del Señor sin reprensión.
El punto principal que a todos nos concierne es el ejemplo que este matrimonio presenta al creyente donde nos demuestra que debemos esforzarnos en servir fielmente a Dios y en vivir como ellos en completo acuerdo a la luz de la palabra de Dios.
No debemos olvidar esas hermosas palabras que la escritura nos refiere: El que practica la justicia es justo, sencillas palabras de las escrituras: «El que practica la justicia es justo». Felices son aquellas familias de las cuales se puede decir que tanto el esposo como la esposa son justos, y que procuran mantener una conciencia libre de ofensa hacia Dios y hacia los hombres (Hechos 24:16)
ZACARÍAS Y EL ÁNGEL GABRIEL ANUNCIANDO EL NACIMIENTO DE JUAN EL BAUTISTA
Lo que manifiesta el ángel a Zacarías sobre el nacimiento de Juan el Bautista
Estos versículos expresan la palabra que el ángel manifiesta a Zacarías cuando se le aparece, son palabras profundas llenas de instrucción espiritual.
El texto nos enseña, en primer lugar, que el hecho de que la respuesta a una súplica se haya demorado por mucho tiempo, esto no significa que había sido olvidada. Es posible que Zacarías, había rogado con frecuencia a Dios que le otorgase hijos, para muchos la petición había sido en vano.
Zacarías ya de edad avanzada, es probable que hubiera cesado de hacer esa súplica por mucho tiempo ante el trono de Dios, de esa forma abandonando la esperanza de ser padre. Pero las primeras palabras que da el ángel demuestran claramente que las peticiones pasadas de Zacarías no habían sido olvidadas por Dios: «Tu oración ha sido oída: Y tu mujer dará a luz un hijo«. Este hijo sería Juan el Bautista.
Este acontecimiento debe servirnos para reflexionar recordando que cuando nos postramos ante Dios, él dará la respuesta no importando en qué tiempo, lo que tenemos que hacer es actuar con paciencia creyendo que nuestras oraciones serán atendidas y especialmente cuando intercedemos por otros.
INCREDULIDAD DE ZACARÍAS AL ANUNCIARSE EL NACIMIENO DE JUAN EL BAUTISTA
Zacarías incrédulo ante el anuncio de Juan el Bautista
En este pasaje percibimos el poder que la incredulidad ejerce sobre un justo recto y santo como era Zacarías, el anuncio del ángel sobre el nacimiento de Juan el Bautista, le parece increíble. No cree que haya posibilidad de que un anciano como él, tenga hijos. «¿En qué conoceré esto?» Dice, «Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en días»
La falta que cometió Zacarías nos enseña una lección provechosa. A esta misma falta el pueblo de Dios ha estado lastimosamente expuesto en todas las edades. Las historias de Abraham, Isaac, Moisés, Ezequías y Josafat, nos enseña que el verdadero creyente puede algunas veces ser víctima de la incredulidad.
La incredulidad fue uno de los primeros pecados que hallaron cabida en el corazón del hombre el día de su caída, cuando Eva le creyó más al diablo que a Dios. Fue una de los pecados que se arraiga más hondamente en el corazón del justo y de cuyo poder no puede éste librarse sino hasta el fin de su vida terrenal. Pidamos diariamente, «Señor, aumenta mi fe» y no dudemos de lo que Dios haya prometido.
Además, en estos versículos, se nos dice de qué clase de privilegios y de galardones gozan los ángeles de Dios. Traen mensajes a la iglesia verdadera y gozan de la presencia inmediata del todo poderoso. El ángel que se le apareció a Zacarías, le reprende diciéndole quien era: «Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios y soy enviado a hablarte».
Este pasaje demuestra finalmente, cuan malo, en extremo, es ante los ojos de Dio el pecado de la incredulidad. Las dudas y las preguntas de Zacarías trajeron sobre él un castigo severo. «Serás mudo» dice el ángel «Y no podrás hablar, por cuanto no creíste a mis palabras» Este castigo era el que requería la ofensa cometida.
La lengua que no se prestó a pronunciar sincera alabanza, enmudeció de repente. Este castigo fue de larga duración, por nueve meses estuvo en silencio y tuvo que recordar diariamente que su incredulidad había ofendido a Dios.
Todo pecado desagrada a Dios, como el pecado de la incredulidad, dudar es injuriar a Dios. Los cristianos que han hecho profesión de su fe nunca deberán olvidar los 40 años que Israel anduvo errante en el desierto. Las palabras de Pablo son muy solemnes: «No pudieron entrar a causa de la incredulidad» (Hechos 3:19)
Valoremos y oremos todos los días para no cometer este pecado que arruina el alma. Ceder ante la incredulidad es perder la paz interior, es debilitar los brazos para el día de la lucha, es atraer negras nubes sobre el horizonte de sus esperanzas y arrojarle sobre los hombros cargas gravosas.
La incredulidad, en resumen, es la causa verdadera de mil enfermedades espirituales, y si la dejamos anidarse en nuestros corazones, carcomerá como un cáncer. «Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra» (Santiago 1:6)
Para que no permitamos que en nuestros corazones haya incredulidad o duda debemos establecer como parámetros lo siguiente:
1) Poner la fe en el Señor Jesucristo
2) Confiar en la palabra de Dios
3) Desechar todo tipo de incredulidad o duda
Conclusión sobre el nacimiento de Juan el Bautista
En conclusión, estimado hermano (a) en esta reflexión hemos aprendido que lo más importante es creerle a Dios. Zacarías escuchando al enviado de Dios no creyó en esa palabra. Lo principal es saber esperar el tiempo de Dios, Abraham para poder obtener su promesa esperó 25 años para que le naciera su hijo Isaac, así también nosotros sepamos esperar y creerle a Dios.
Hoy la palabra de Dios nos sigue exhortando que hay que creerle a él, Hebreos 11:6 dice lo siguiente: «Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan»