Por: Linda R. Poitras
UN PADRE PIADOSO
“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4).
ENFOQUE
Hay muchas clases de padres en nuestro mundo. Algunos no han vivido a la altura del título noble de paternidad. Otros son ejemplos brillantes de cómo Dios planeó que la paternidad lo representara a Él.
“Si los hijos no pueden confiar en tus promesas, ¿entonces cómo van a aprender a confiar en las promesas de Dios?” (Greg Johnson & Mike Yorkey)
LO QUE HE APRENDIDO
La mayoría de varoncitos a cierta edad, ya son capaces de procrear hijos. Esta capacidad física no los hace capaces de ser un verdadero padre. Un padre fue diseñado por Dios para ser la figura viviente de lo que Él es. A nivel mundial, los hombres se han quedado muy cortos o no han correspondido a este ejemplo piadoso. Pero gloria a Dios, Él todavía nos da esperanza.
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EL PRIMER PADRE
El primer padre no fue un hombre, sino Dios, quien creó a Adán y a Eva y los puso en el Huerto de Edén.
“Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” (Efesios 4:6).
Dios vino y habló con Adán y Eva cada día, y suplió toda su necesidad. Él les dio un ejemplo y modelo de padre, y después les dio a los hombres la capacidad de convertirse en padres.
“El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación” (Hechos 17:24-26).
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¿QUIÉN ES UN PADRE?
El Diccionario Bíblico Revell, define al padre como:
Padre;
Cualquier antepasado;
Dios;
El creador o iniciador de algo;
Una forma cortés de dirigirse a un superior.
El papel de padre es difícil, pero Dios dio a los hombres el ejemplo perfecto. La buena noticia es que Dios no solamente les dio un modelo de perfección, sino que Él prometió ayudarles a convertirse en padres que reflejarían su imagen. La tarea del hombre es la de confiar y seguirle — pidiendo diariamente guía y ayuda.
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En la Biblia, un padre tenía mucha responsabilidad. El Diccionario Bíblico Revell nos da esta lista:
Él era la cabeza espiritual de la familia (Génesis 12:8; Éxodo 12:3).
Él, con la ayuda de su esposa, estaba a cargo de la educación de sus hijos, (Proverbios 22:6; Deuteronomio 6:7-9). Esto envolvía el transferir la verdad (ley de Dios) de una generación a otra.
Él estaba a cargo de la disciplina sabia y amorosa de sus hijos (Proverbios 13:24; Hebreos 12:5-11). Esto significaba ser un ejemplo piadoso delante de ellos.
Él era el proveedor para las necesidades de su familia (Proverbios 6:6-11; I Timoteo 5:8).
Él era el defensor de los derechos de sus hijos en una corte legal (Deuteronomio 22:13-19).
Estas responsabilidades todavía son verdaderas, con la posible excepción de defender a los hijos en la corte (los abogados hacen esto ahora). Estas tareas no eran fáciles. El ser padre es cosa seria. Es por eso que es muy triste cuando jovencitos, quienes todavía ellos mismos son niños, procrean hijos. Esta nunca fue la intención de Dios para la familia, pero con la capacidad de escoger “tanto el bien como el mal”, los hombres han aprendido mucho sobre el dolor y la desilusión. Algunos de los sufrimientos más dolorosos provienen de la familia.
SIGUIENDO EL EJEMPLO DE DIOS
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La Palabra de Dios, claramente muestra su plan. Todo lo que leemos con respecto a su relación con su pueblo, nos da el plano que necesitamos para apropiadamente construir una familia.
¿Qué clase de Padre es Dios?
Dios es un Padre quien ama demasiado a sus hijos, que Él murió en su lugar (Romanos 5:8).
El es un Padre que da a sus hijos muchas cosas maravillosas (Santiago 1:17).
El es un Padre que ama a todos sus hijos por igual y nunca muestra preferencia (Romanos 2:11).
El es un Padre a quien le gusta hablar con sus hijos. Más de 1,200 veces la Biblia registra “Dios dijo,” “Así dice Jehová,” “el Señor dijo,” “Dios dice,” “Jesús dijo,” “Jesús dice,” o “la Palabra de Dios.”
Dios dio a sus hijos reglas y les dijo las consecuencias de romper esas reglas (Génesis 2:15-17). Las consecuencias son exactamente lo que Él dijo que serían (Génesis 3:9-24).
Dios nunca renuncia a sus hijos. El continúa amándolos — no importa lo que ellos hagan (Jeremías 30; Oseas 11:4; Romanos 11:28).
El tiene un plan para salvarlos de sus errores y de sus pecados (Apocalipsis 21:1-7).
Dios es un Padre que siempre cumple sus promesas (2 Pedro 1:4; Job 36:11).
El es un Padre que siempre es honesto con sus hijos (Números 23:19).
“En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas serán a mí por pueblo. Así ha dicho Jehová: El pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto, cuando Israel iba en busca de reposo. Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:1-3).
En toda la Biblia, encontramos la historia de Dios y su pueblo. Él nunca cambia la manera cómo trata con ellos. Su fidelidad y misericordia son nuevas cada mañana. Su ejemplo nos da una norma clara para nuestra relación con El y con nuestros hijos.
Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad cada noche” (Salmos 92:1-2).
ALGUNOS PADRES EN LA BIBLIA
Los ejemplos de padres humanos hallados en la Biblia nos dan a recordar que nos falta mucho para llegar a ser el tipo de padre que Dios nos muestra:
Abraham despidió a su hijo primogénito (el cual nació de una esclava y no el hijo prometido por Dios) fuera del campamento y de su vida (Génesis 21:8-14).
Isaac prefirió a un hijo más que al otro, y trató de bendecir a sus hijos contra la voluntad hablada de Dios (Génesis 25:23; 27:1-4).
Jacob también mostró preferencia con sus hijos. Esto condujo a celos y después dolor en la familia—especialmente a su hijo amado José (Génesis 37:3-4, 12-36).
Moisés no obedeció el mandato de Dios de mostrar el pacto en la carne de su hijo. Dios casi lo mata por este error (Exodo 4:18-26).
Josué y la generación entera que sobrevivió el desierto, no compartieron la Palabra de Dios y su testimonio de grandeza con sus hijos (Jueces 2:8- 15).
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Gedeón, aunque fue un juez y libertador poderoso de Israel, no entrenó a sus hijos apropiadamente. El practicó la poligamia y procreó setenta hijos. Uno de sus hijos mató a todos sus hermanos, con excepción de uno (Jueces 9:4-5).
Debemos aprender de los errores de estos padres. ¿Qué hicieron mal? En cada caso, sus errores sucedieron cuando fallaron a obedecer la Voz (Palabra) de Dios.
Aquí tenemos algunos hombres bien conocidos del Antiguo Testamento, de quienes sus ejemplos de padres nos enseñan muchas lecciones:
Samuel fue el último de los jueces y fue un gran profeta y sacerdote en Israel.
Samuel fue un regalo de Dios para su madre estéril (1 Samuel 1:10-20).
Samuel fue dedicado para el servicio de Dios antes de su nacimiento (1 Samuel 1:11, 21-28).
El comenzó su carrera como líder en Israel a una temprana edad (1 Samuel 2:11, 18, 26; 3:1-21).
El vivió una vida larga de servicio a Dios y a su pueblo (1 Samuel 25:1). Su muerte marcó el fin de los jueces de Israel. Después de Samuel, Israel tuvo un rey.
Los hijos de Samuel (Joel y Abías) fueron jueces, pero no fueron sacerdotes. Ellos no siguieron el ejemplo piadoso de su padre, y esta conducta fue usada como una razón por el pueblo de Israel para elegir a un rey que los gobernara. (1 Samuel 8:5).
David es probablemente uno de los hombres más conocidos en la Biblia. Es presentado primero como un jovencito.
Aun como niño, él vivió y agradó a Dios (1. Samuel 16).
Como hombre de fe, él es un ejemplo brillante (1. Samuel 17).
Como rey, él fue el rey más grande de Israel.
Como hombre, él tuvo muchos problemas con sus esposas (1. Samuel 18:20-30; 25:40-44). Su debilidad por las mujeres fue su gran error (2. Samuel 11).
Su pecado con Betsabé, fue el inicio de una historia larga de problemas con sus hijos (2. Samuel 13-17).
Como un “varón conforme al corazón de Dios,” él entendió como buscar el perdón de Dios por sus errores (2. Samuel 12).
PADRES Y MADRES
No puedes convertirte en un padre sin antes haber escogido a alguien para ser la madre de tus hijos. Esta elección es una de las partes más importantes para convertirte en padre, y se debe considerar en oración.
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? Y ¿qué comunión la luz con las tinieblas?” (2 Corintios 6:14).
“Y no emparentarás con ellas, no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos, y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto” (Deuteronomio 7:3-4).
El plan de Dios para los padres incluye una esposa piadosa para dar a nacer a los hijos. Desde el tiempo que Dios dijo que no era bueno que el hombre estuviese solo, El habló sobre padres y madres juntos. Su plan es para que ellos trabajen juntos, se unan el uno al otro, y compartan en las alegrías de sus hijos.
“Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa. He aquí será bendecido el hombre que teme a Jehová” (Salmos 128:3-4).
“La cosa más importante que un padre puede hacer por sus hijos es amar a la madre de ellos.” (Theodore Hesburg in Family Love)
CONCLUSIÓN
Así como Dios tiene un plan para cada parte de su creación, así también Dios tiene un plan para los padres. La Palabra de Dios nos muestra a muchos padres que siguieron su propio camino, o a tradiciones culturales, y hallaron dolor y problemas como resultado de esto. Sus hijos trajeron más dolor que gozo. Los errores de estos padres nos pueden enseñar mucho.
Abraham nos enseña a esperar pacientemente las promesas de Dios.
Isaac nos muestra los peligros de ir contra la voluntad y el plan de Dios para nuestros hijos.
Jacob retrata o refleja la cosecha amarga de engaño y preferencia, la cual le quitó muchos años de estar junto a su hijo amado José.
Moisés nos enseña el valor de cumplir el pacto de Dios en las vidas de nuestros hijos.
Josué hace claro que debemos entrenar a la siguiente generación a que conozca y ame a Dios.
El asesinato brutal de los hijos de Gedeón por su medio hermano, nos muestra las terribles consecuencias de la poligamia y la falta de un liderazgo justo en la familia.
Samuel da un entendimiento real de las consecuencias a largo plazo de fallar a disciplinar a nuestros hijos
David es la figura perfecta de un padre a quien su gran error lo acosa o atormenta dentro de su propia familia
Gracias a Dios por su misericordia y amor hacia todos nosotros. Aunque la Palabra de Dios no está llena de ejemplos de padres perfectos, tenemos la hermosa figura del Gran Ejemplo — nuestro Padre Celestial. Cuando los padres siguen el ejemplo de Dios, ellos se convertirán en los padres que Dios los destinó a ser.
“Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor” (Efesios 6:4—NVI).