Blasfemia contra el Espíritu Santo
Hablar de la blasfemia contra el Espíritu Santo es adentrarnos en uno de los temas más solemnes y serios de toda la Biblia. Jesús mismo declaró que este pecado es imperdonable, afirmando con firmeza: “no será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:32). ¿Qué significa esto realmente? ¿Cómo entender un pecado que no tiene perdón?
Muchos cristianos han escuchado hablar sobre este pasaje, pero no todos comprenden la profundidad de lo que Jesús quiso enseñar. Algunos viven con temor de haber caído en esta falta, mientras que otros lo toman a la ligera. Lo cierto es que blasfemar contra el Espíritu Santo es algo delicado, trascendental y de gran importancia para nuestra vida espiritual.
En este vídeo, el Pastor Hernán Silguero nos guía con claridad bíblica y espiritualidad en torno a este tema, explicando de manera sencilla y profunda qué es la blasfemia contra el Espíritu Santo, cómo identificarla y qué enseñanza práctica deja para nuestra vida cristiana.
Te invito a que veas este mensaje con un corazón abierto y dispuesto. Será una reflexión edificante que te ayudará a valorar aún más la obra del Espíritu Santo en tu vida y a caminar con mayor temor reverente delante de Dios.
A continuación, te dejo con el vídeo completo:
Conclusión
La enseñanza sobre la blasfemia contra el Espíritu Santo no debe ser vista con un espíritu de temor paralizante, sino como una advertencia de amor de parte de Dios para que valoremos la obra de su Espíritu en nuestras vidas. El Señor nos muestra cuán sagrada es la acción del Espíritu Santo, quien es el que convence de pecado, guía a toda verdad y nos lleva a Cristo.
Como creyentes, estamos llamados a vivir en reverencia, gratitud y obediencia, reconociendo que sin el Espíritu Santo no podemos caminar en victoria. Este tema nos recuerda que no podemos tomar a la ligera las cosas espirituales, sino que debemos cuidar nuestro corazón y mantenernos sensibles a la voz de Dios.
Por eso, te animo a ver este vídeo completo y dejar que el Señor hable a tu vida. Estoy seguro de que será una palabra que edificará tu fe, aclarará tus dudas y te acercará más a Dios. Y si ha sido de bendición para ti, compártelo con alguien más: nunca sabemos a quién puede ayudar esta enseñanza a tiempo.