Sermón: Fuego extraño en la Biblia (Levítico 10:1-3)
La expresión «fuego extraño en la Biblia» proviene de uno de los episodios más impactantes del Antiguo Testamento, donde dos sacerdotes —Nadab y Abiú, hijos de Aarón— fueron consumidos por el juicio divino tras presentar una ofrenda no autorizada delante de Dios.
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Este incidente, narrado en Levítico 10, nos ofrece una poderosa advertencia sobre la santidad de Dios, la seriedad del ministerio espiritual y la necesidad de acercarnos a su presencia con reverencia, obediencia y temor santo.
En este artículo exploraremos el significado y la relevancia del fuego extraño, no solo como evento histórico, sino como una lección espiritual profundamente vigente para la Iglesia hoy.
Nadab y Abiú: El trágico ejemplo del fuego extraño en la Biblia
«Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová. Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló» (Levítico 10:1-3).
La historia de Nadab y Abiú es una de las advertencias más solemnes de la Biblia. Estos dos hombres, consagrados al sacerdocio, cometieron un acto aparentemente devocional, pero contrario al mandato divino: ofrecieron «fuego extraño», es decir, un fuego que Dios no había ordenado. Su castigo fue inmediato y severo: murieron consumidos por el fuego del juicio divino, justo en el mismo lugar donde pretendían ministrar.
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Este relato expone de manera contundente que no todo acto religioso es aceptable delante de Dios, especialmente si no está fundamentado en la obediencia, la pureza y la reverencia. Nos muestra que la adoración verdadera no se basa en nuestras emociones o iniciativas humanas, sino en la obediencia precisa a la voluntad revelada de Dios.
¿Qué era el fuego extraño? Contexto y significado
La expresión hebrea traducida como “fuego extraño” es “zarah”, que puede significar fuego ajeno, profano o no autorizado. No era simplemente un fuego físico diferente, sino una representación de una adoración defectuosa, irreverente y soberbia.
Después de Moisés y Aarón, Nadab y Abiú tenían una posición privilegiada entre el pueblo. Pero el orgullo y posiblemente el consumo de vino (véase Levítico 10:8-10) nublaron su juicio espiritual. Hay indicios de que se acercaron al tabernáculo bajo los efectos del alcohol, sin la preparación adecuada, y fuera del orden establecido por Dios.
Mientras el pueblo adoraba reverentemente, ellos entraron apresuradamente al tabernáculo, encendiendo incienso en un momento no indicado, ambos al mismo tiempo, y usando fuego no tomado del altar santo. Esta triple transgresión muestra una actitud temeraria, desordenada y desobediente.
Si lo hubieran hecho por ignorancia, la ley permitía expiación mediante una ofrenda por el pecado (Lev. 4). Pero este no fue el caso. Actuaron con presunción, y por ello el juicio fue inmediato: “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).
El peligro de ofrecer fuego extraño hoy
Este acontecimiento reveló desde el inicio que el sacerdocio humano era imperfecto y no podía, por sí solo, interceder eficazmente entre Dios y los hombres. Nadab y Abiú, como primeros ministros del culto levítico, fracasaron rotundamente, lo cual apunta proféticamente al sacerdocio perfecto de Cristo, quien nunca falló en obedecer al Padre y cuya ofrenda fue plenamente aceptada.
Hoy en día, aunque no somos sacerdotes levitas, somos llamados sacerdotes espirituales (1 Pedro 2:9), y debemos tener cuidado de no caer en los mismos errores: acercarnos a Dios con un corazón irreverente, ofrecerle lo que Él no ha pedido, o ejercer un ministerio sin estar bajo su dirección.
¿Qué significa ofrecer fuego extraño en la presencia de Dios?
La expresión «fuego extraño» no se limita a un tipo de llama o incienso físico, sino que representa una actitud espiritual incorrecta al acercarse a Dios. Veamos tres aspectos clave que nos ayudan a entender qué implica ofrecer fuego extraño en la presencia del Señor:
1. Significa no honrar la presencia de Dios
Nadab y Abiú no trataron la presencia de Dios con el respeto y reverencia que merece. Aunque fueron llamados y honrados por Dios para ejercer el sacerdocio, ellos deshonraron ese llamado al actuar de forma irreverente.
- Sus cuerpos y sus vestidos no estaban consagrados, lo cual violaba los requisitos del sacerdocio (Levítico 10:8-10).
- Posiblemente estaban bajo los efectos del vino, lo que indica que no estaban en su juicio cabal ni espiritual para servir en el altar.
- En lugar de santificar a Dios en su servicio, profanaron su santidad delante del pueblo.
Cuando perdemos de vista la santidad de Dios y nos acercamos a Él de manera casual, relajada o mecánica, también corremos el riesgo de ofrecer un fuego extraño.
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2. Significa no darle a Dios lo que Él ha mandado
El verdadero problema de Nadab y Abiú no fue la intención de ofrecer incienso, sino el hecho de hacerlo a su manera, sin obedecer los mandatos claros del Señor.
- Dios nunca les mandó ese fuego (Levítico 10:1), y la ley era clara al respecto:
“No ofreceréis sobre él incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda; ni tampoco derramaréis sobre él libación” (Éxodo 30:9).
- El fuego para el incienso debía ser tomado del altar del incienso, encendido por Dios mismo (Levítico 6:12-13).
Usar fuego de otro origen era una grave violación del protocolo divino.
Muchas veces, el hombre moderno quiere acercarse a Dios según su propia opinión, forma o estilo, pero el Señor demanda obediencia específica, no invenciones humanas.
3. Significa actuar según nuestros propios caprichos y no según la voluntad de Dios
Nadab y Abiú hicieron lo que consideraron correcto en su propio entendimiento, sin sujeción a la autoridad de su padre Aarón ni a la ley de Dios.
- No estaban bajo supervisión espiritual. Actuaron de forma autónoma y desobediente.
- El incienso debía ser ofrecido por un solo sacerdote, pero ellos lo hicieron juntos, lo cual ya era una infracción.
- Aunque eran hermanos, no respetaron el orden establecido y se presentaron ante Dios sin preparación, sin sinceridad ni corazón contrito.
“Pero Nadab y Abiú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová en el desierto de Sinaí… y Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio delante de Aarón su padre” (Números 3:3-4).
Su adoración no era auténtica, ni conforme a la ley, ni de corazón; por eso, Dios no los dejó salir vivos de su presencia.
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Conclusión: No ofrezcas fuego extraño al Señor
La historia de Nadab y Abiú es una advertencia solemne que trasciende el tiempo. Nos recuerda que Dios es santo, y exige que quienes se acercan a Él lo hagan con reverencia, obediencia y un corazón limpio.
Ofrecer fuego extraño en la Biblia no se trata solamente de realizar actos litúrgicos incorrectos o rituales externos no autorizados. Implica también actitudes internas equivocadas, como el orgullo, la autosuficiencia, la irreverencia o una adoración sin corazón.
Antes de entrar en la presencia del Señor, examina tu interior. ¿Llevas contigo enojo, envidia, amargura, altivez o egoísmo? Si es así, detente y arrepiéntete. No presentes fuego extraño.
Dios no busca formas externas vacías, sino adoradores en espíritu y en verdad (Juan 4:24). Preséntate como lo hizo el publicano del evangelio: con humildad, sinceridad y necesidad. Allí encontrarás la respuesta pronta del Señor, su misericordia y su gracia.
No juegues con lo sagrado. No tomes livianamente su altar. Que tu adoración sea genuina, tu servicio sea santo y tu vida una ofrenda que Él reciba con agrado.
«En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado» (Levítico 10:3).