Por: Alfredo Eliú Uranga Jr, 3ra Iglesia Pentecostal Unida Hispana
PRÉDICA DE AVIVAMIENTO ESCRITA
Sermón de avivamiento pentecostal
Hablar hoy de hechos sobrenaturales se ha convertido en un tema de carácter exclusivamente histórico. Hoy, muchos hermanos en la fe, parece que nos detuvimos en el tiempo y tratamos de revivir hechos del pasado, contando anécdotas o historias que pertenecieron a una época que se remonta a los años de la iglesia primitiva o hacemos referencia a experiencias que vivieron nuestros ancestros cristianos.
Los milagros que obraron grandes hombres de la Biblia como Elías, Moisés, Pedro, Pablo y las historias de los grandes avivamientos como el de la Calle Azusa o el avivamiento en Gales, son hechos que lamentablemente mucha gente de hoy, los interpretan como fábulas o como historias de mitología.
Una de las tantas causas por las cuales la gente de hoy ha perdido la credibilidad y el respeto al cristianismo, es porque tomamos una actitud pasiva en la demostración ferviente de nuestra fe.
Nos hemos distraído y desviado tanto del punto principal de nuestra atención, el cual es crecer en el conocimiento y la relación con nuestro Señor Jesucristo, por eso muchos cristianos ya no testificamos con hechos el poder eficaz y salvador de Dios.
LA IGLESIA NACIÓ EN AVIVAMIENTO
Nos estamos olvidando de que la iglesia del Señor nació en el fuego del poder del Espíritu Santo, nació en avivamiento (Hechos 2:1-4). Por esta razón muchos creyentes nos estamos desconectando del ilimitado poder de Dios y hacemos más énfasis en los testimonios del pasado, sin tomar ninguna acción digna de una fe sólida.
Por esto, hoy más que nunca, Dios nos hace un llamado a retomar el avivamiento del pentecostés, a ser creyentes sinceramente comprometidos a continuar practicando y predicando en el fuego del Espíritu, comprometidos con la visión, la voluntad y la meta de Dios, que empezó en el día de pentecostés; la salvación de las almas.
EL AVIVAMIENTO SE APAGA POR EL CONFORMISMO ESPIRITUAL
El conformismo espiritual nos ha privado de tomar con seriedad el compromiso que tenemos con Dios, la responsabilidad de predicarle al mundo este evangelio de poder como verdaderos embajadores de Cristo.
Nos hemos enfocado más en la belleza, en la precisión de los eventos, en el predicador, que en el predicar a cerca del amor de Dios por los pecadores y en el poder eficaz que tenemos cuando invocamos en nombre de Jesús.
Miremos que nos dicen las sagradas escrituras al respecto: «En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán» (Marcos 16:17-18).
SI QUEREMOS VER UN AVIVAMIENTO TENEMOS QUE ORAR
Sí, queremos ver un avivamiento, pero tristemente muchos ya no oramos para que la gloria de Dios se mueva en nuestras vidas, tal vez solo queremos que el Señor solo se mueva en nuestra agenda personal, en nuestro diseño, programa o ministerio.
Estamos permitiendo que una buena agenda reemplace el lugar del inalterable momento de comunión con Dios, por medio de la oración. Muchos nos enfocamos más en el método para predicar bien, que en el único sabio Dios, que nos puede inspirar para ser usados por medio de la predicación.
Es más importante tener un momento muy especial para conocer el corazón de Dios, que enfocarnos en lo externo, en los métodos para el servicio o para ganar almas. El método solo trabajará o será útil si tenemos una conexión, una relación íntima y estrecha con nuestro Señor.
¡Oh! Pero ustedes me podrán decir, ¡Hermano no sea tan radical!, acuérdese que con tal que trabajemos fuertemente, mostremos perseverancia y paciencia, con esto es suficiente para que todo salga bien, y esto también nos ayuda para llegar al cielo.
Bueno, si usted piensa así, miremos que nos dice el libro de Apocalipsis 2:1-7, podemos ver en estos versículos a una iglesia cuyo perfil era casi perfecto, la iglesia de Efeso, que se halló en la amarga situación de recibir una amonestación directa de Dios por haber dejado su primer amor.
¡Oh!, pero amaban el nombre, sufrían por el nombre (Apocalipsis 2:3), pero aún esto no era suficiente para mantener su candelero, Dios les dijo que se los quitaría (v5). Porque lo que Dios busca en su iglesia, lo que él más anhela, es que le conozcamos, que tengamos una relación íntima con él.
El hecho de conocer el nombre de una persona, no significa que yo conozco como la persona se siente, y como él o ella sean, y cuáles son o no sus gustos. (Si te gusta este tipo de artículos puedes visitar la sección de Sermones Pentecostales)
No solo porque conocemos el nombre de Dios, esto determina que ya le conocemos; solo le conocemos cuando entramos en el nivel de lo sobrenatural, por medio de la consagración e intimidad directa con él.
Se nos ha olvidado lo que enseñan los últimos versículos del libro de los Hechos «predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo abiertamente y sin impedimento» (Hechos 28:30-31). Esto nos habla de que la iglesia primitiva vivía en avivamiento, tenía una pasión ilimitada cuando se trataba de predicar las buenas nuevas del reino, esto es algo que hoy nos hemos limitado en hacer.
Dios quisiera traer un mover del Espíritu sobre nosotros, pero ¿Por qué lo debería de traer? ¿Qué haríamos con un mover tan poderoso de su Espíritu? ¿Para qué o en qué utilizaríamos tal poder? Si así como estamos nos hemos conformado con solo 2 o 3 almas al año y unos cuantos cultos cada fin de semana.
No digamos entonces que queremos ver si gloria si nosotros mismos estamos aceptando quedarnos en nuestra sala de conformismo sin deseo a más, pero el mover de Dios en nuestras vidas, está sujeto a nuestra determinación de servicio a él con integridad, depende de nuestra comunión con él, entonces la única respuesta para un avivamiento apostólico está en nuestras mismas rodillas.
EL AVIVAMIENTO VIENE POR UNA CONVICCIÓN DE FE Y VISIÓN MÁS AMPLIA
No es necesario que oigamos una voz desde el cielo, o la voz de un profeta para inspirarnos, o que un acto sobrenatural acontezca en nuestras vidas, o en nuestros ministerios. Lo que necesitamos es una sencilla convicción de fe que tome autoridad sobre lo invisible para que se haga visible, que lo imposible venga y sea posible.
Un poco de expectativa respaldado por un buen tiempo de rodillas crea un mundo de posibilidades en uno de imposibilidades. Smith Wigglesworth, quien fue llamado por sus contemporáneos «el apóstol de la fe», en cierta ocasión dijo: «Yo puedo obtener más de Dios por creerle un instante, que pasarme gritándole toda una noche»
En Mateo 17: 19-20, cuando los discípulos de Jesús le preguntaron al maestro por qué no recibió sanidad el muchacho lunático cuando ellos le reprendieron, Jesús les responde en le versículo 20 «por vuestra poca fe»; pero más adelante en el mismo versículo Jesús les dice que si tuviesen fe como un grano de mostaza, nada os sería imposible.
No es el tamaño de tu fe la que hace la diferencia, sino tu fe en la grandeza de Dios. Esto es esencial para un avivamiento, ¿Por qué? porque dependiendo de la medida de fe que tengamos, así será nuestra respuesta y nuestras acciones frente a la necesidad. Entonces si queremos un avivamiento grande, tenemos que tener una fe con una visión aún más amplia.
EL AVIVAMIENTO SIEMPRE COMIENZA DESDE ADENTRO
Todos los líderes, pastores, misioneros, no olvidemos que hemos sido llamados para trabajar apoyando a nuestros consiervos a crecer como miembros útiles en el cuerpo del Señor. Hay un llamado a liderar, pero también delegar, enviar, discipular y capacitar a los que están a la expectativa, aquellos que tienen un llamado a servir para levantar una bandera de salvación en donde nunca se ha levantado.
A todo el cuerpo precioso de nuestro Señor Jesús, les insto a que avancemos más allá de nuestra zona de conformismo, a reconocer que esta obra es de él, que nuestro logra más grande no va a ser recibir algún día una corona, o tener una mansión celestial, sino que nuestro logro más grande, cuando lleguemos a la eternidad, será poder ver a nuestro Dios y Salvador Jesús cara a cara.
Jeremías 33:3 nos dice «clama a mí», la respuesta ya está dada: «Yo te responderé». Clamemos a él y veremos su gloria. Vamos más allá de nuestra zona de conformismo si queremos recibir lo que esperamos.
Tal vez estemos pensando ¿Por qué no hay un avivamiento? ¿Hasta cuándo vamos a estar así?. Creo que hasta que estemos dispuestos a cruzar la ya marcada línea de lo natural o lo común, y estemos determinados a entrar a través de nuestra relación con Dios a la dimensión de lo sobrenatural.