Por: John Hopkins
LA BELLEZA GENUINA SEGÚN LA BIBLIA
Hay pastores que argumentan que las hermanas de la iglesia deben pintarse, usar joyerías, y vestirse usando pantalones, etc. para darle mejor presentación al público de que es una cristiana. Lógicamente, este pensamiento encuentra cabida, sobre todo en aquellas hermanas que quieren hacer estas cosas. (También te puede interesar: ¿Debe la Mujer Cristiana Usar Pantalones?)
También le permite al pastor el relajamiento de no tener que enfrentarse con la tarea de predicar normas de vestir a la iglesia, lo que le hace más popular entre muchos cristianos, haciendo más fácil que se llene su iglesia con gente. Cantidad es lo que rige su doctrina, no calidad.
Algunos pastores han llegado al extremo de referirse a las hermanas que practican ciertas normas de vestirse y arreglarse, como «viejas» o esclavas del legalismo. Que triste es cuando un ministro tiene que tapar su falta de autoridad en el púlpito y su falta de convicciones personales atacando y criticando a hermanas cuyas único deseo es agradar al Señor.
Hacen sufrir a estas, por apadrinar y complacer a las cristianas modernas de sus iglesias. Las demás están fuera de moda, viejas, que dan mala publicidad al evangelio. Las que se pintan y se atavían con pantalones, ahora son las hermanas fieles de la iglesia.
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Muchos de estos pastores no perciben que sus denominaciones se han alejado muy lejos de la postura que antes guardaban acerca de la santidad exterior. Se han alejado en nombre del progreso, en nombre de tener mayor flexibilidad, en nombre de ganar más gente.
Algunos de estos pastores tienen una norma doble. No permiten a las maestras de Escuela Dominical usar pantalones mientras dan su clase, pero al salir por las puertas de la iglesia no dicen nada si se los ponen. Deben ser modestas delante de sus estudiantes en la iglesia, pero no delante del mundo. ¡Qué hipocresía!
Hace algunos años atrás, la postura de las denominaciones hacía la santidad exterior era mucho más estricta que ahora. ¿Qué ha pasado?
¿Lo que enseñaban en aquel entonces, ya no es bíblico? ¿Por qué han cambiado su postura? Si estudiamos las enseñanzas de la mayoría de las iglesias Pentecostales (Asambleas de Dios; Iglesia de Dios, etc.), nos damos cuenta que casi todas predicaron normas de santidad exterior, pero ahora se han alejado de las mismas cosas que enseñaron.
¿De dónde vino esta «nueva luz» y revelación en contra de normas que gobiernan el vestir y el arreglo del cristiano? ¿De Dios? ¿Del Diablo? ¿De la espiritualidad o de la carne? ¿De la Biblia o del mundo? ¿Han recibido estos pastores una nueva revelación que los fundadores de su organización no tenían? ¿Si algo era incorrecto en un tiempo, porqué no ahora?
El Reverendo Hiram Almmirudis, superintendente de la Iglesia de Dios, hace unas observaciones en un articulo titulado ¡Ya Basta!: «En una ocasión estuve en el servicio de la capilla de un prominente seminario de los Estados Unidos.
Aquel día se celebraba la cena del Señor y el que ofició lo hizo en pantalones cortos, luciendo sus piernas velludas y calzando unas viejas sandalias. Según él, de esa manera rompía con la formalidad del pasado y se identificaba con la sociedad contemporánea.
En ese mismo servicio cantó un dúo de un hombre con una mujer, y aunque cantaron desde el balcón de la capilla, se distinguía a la señora que vestía shorts bien ajustados».
Sigue relatando, «Escuché a un pastor decir en una graduación de un colegio bíblico, que los miembros de su iglesia, como son muy contemporáneos, salen a repartir folletos en los centros comerciales todos andrajosos, con cadenas colgando de sus orejas, con cabello largo e hirsuto, porque de esta manera apelan mas a la juventud«.
Mientras todo esto sucede, el apóstol Pablo nos dice: «no os conforméis a este siglo» (no se moldeen, y no tomen forma, traducción personal del griego). La Palabra conformar viene de la palabra griega sjema que describe la figura, el contorno de las cosas, aquello que es exterior y accidental.
La idea del apóstol Pablo es que el creyente no debe asumir las formas, las maneras, los valores, las características que son ajenas a su naturaleza como hijo de Dios. Cualquier tipo de identidad que el mundo le impone al cristiano es un asalto, una violación de su verdadera identidad. Es como un disfraz que distorsiona nuestro yo; una usurpación de nuestras características que son esenciales». (Publicado en el Evangelio, octubre, noviembre y diciembre 1991).
Los editores de la revista de la Iglesia de Dios, añaden esta anotación… «Las opiniones expuestas en este articulo son propias del autor y no reflejan necesariamente la filosofía de la Iglesia de Dios en general ni la de esta casa editorial».
He aquí un pastor que por lo menos tuvo el valor de decir la verdad, aun cuando la organización a la que pertenece ha dejado en forma generalizada las enseñanzas de santidad exterior a un lado.
Muchos pastores en su deseo de llenar un templo, han hecho un evangelio fácil, donde uno puede seguir aparentándose como mundano, pero confesando al Señor. Según ellos el único cambio que Dios hace es adentro, pues no le importa lo de afuera.
Esta lógica es ilógica. ¿Quién compra una casa y la pone al día, bien arreglada por dentro, pero la deja en un estado de ruina por fuera? Pueda que la haga habitable por dentro primero, pero como la gente la ve es por fuera, se preocupará por arreglarla allí también. Cuando el Señor nos salva y ocupa nuestra casa, la limpia por dentro primero, pero luego arregla lo de afuera también.
¿Cuál es la belleza genuina de la mujer? ¿Cuál es la hombría verdadera del varón? ¿Debe el cristiano y la Iglesia del Señor aceptar las ideas del mundo y la sociedad mundana acerca de estos temas? ¿No debe la Iglesia del Señor reaccionar ante la infiltración de la vestimenta inmodesta dentro de sus filas?
La belleza de la mujer cristiana halla su base en la Palabra de Dios. La Biblia nos informa que, «Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada» (Proverbios 31:30). (También te puede interesar: La Santidad Conviene a tu Casa)
La palabra hermosura en este versículo proviene de una raíz hebrea yaphah significando «brillar, (por implicación) hermoso -ser hermoso, ser (hacerse) hermoso, adornar». No sólo se refiere a la hermosura natural, sino a la que se compra en una botella. Se refiere a la mujer que se hace hermosa por medio de adornarse exteriormente sin darse cuenta que esa hermosura es vana, o como el hebreo significa, es vacía, transitoria, insatisfactoria, es vanidad.
Recuerda al Lucero que se convirtió en Satanás, porque «se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor…» (Ezequiel 28:17). Las dos causas de la caída de Lucero se atribuyen a su enfoque sobre la hermosura vana. Este enfoque sobre uno mismo se puede tornar en un narcisismo descontrolado.
El diablo es astuto. Ha tergiversado la verdadera hermosura remplazándola con una hermosura falsa y vana. Nuestra preocupación con la hermosura es sin precedente. ¿Qué no harían la mujer o el hombre con el fin de hermosearse?
La industria de productos de belleza se hace cada día más prospera, alimentada por la vanidad de millones de mujeres y hombres que creen que la verdadera belleza se compra en las tiendas. Pero, la belleza real no se compra en las tiendas, es el producto de una vida entregada a Dios.
Pedro, lo resume cuando dijo: «vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de gran estima delante de Dios» (1 Pedro 3:4). El hombre estima la hermosura exterior, pero Dios estima la belleza interna.
La Biblia se refiere a la verdadera hermosura así:
«Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo, hermoseará a los humildes con la salvación» (Salmos 149: 4).
«…Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian las buenas nuevas» (Romanos 10:15).
«Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; Temed delante de él, toda la tierra (Salmos 96:9).
«De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido» (Salmos 50:2).
Sion, la iglesia del Señor, es la perfección de hermosura. No hay nada más bello que la iglesia del Señor, Dios nos ha hecho hermosos con la salvación y le adoramos en la hermosura de la santidad.
Hermanos, la opinión del mundo sobre la hermosura es vana, pero la opinión de Dios es la que vale. Mantenga en mente que Dios no piensa como el hombre (Isaías 55:7-9).
El hombre premia la belleza exterior, pero para Dios la verdadera hermosura procede desde adentro hacia afuera. Adórnate de esa hermosura y belleza y la gente decente lo verá y te alabará.