El que encubre su pecado no prosperará

¿Qué significa el que encubre su pecado no prosperará?, Proverbios 28:13

Versículo, Proverbios 28:13: «El que encubre su pecado no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia»

Hay tres cosas que puedes hacer con el pecado en tu vida, según Proverbios 28:13, «El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia«, puedes cubrir el pecado, confesarlo y también abandonarlo o apartarte de él.

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Puedes cubrirlo, pero el que encubre su pecado no prosperará (Proverbios 28:13)

Puedes cubrirlo, pero recuerda que «el que encubre su pecado no prosperará». El confesarlo y apartarse del pecado, debe hacerse al mismo tiempo para que sea efectivo y alcanzar misericordia.

Si una persona piensa que no hay opción para deshacerse de sus pecados, tiende a taparlos u ocultarlos. Eso es lo que Jesús enseñó en Juan 3:19-20: «Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas«.

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¿Cuál es la luz a la que se refiere el Señor?, en Juan 8:12 Jesús responde claramente a esa pregunta: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

El que confiesa su pecado y se aparta alcanza misericordia, pero el que encubre su pecado no prosperará

Debemos confesar y abandonar el pecado

Si el que confiesa y abandona su pecado tiene misericordia, el que encubre su pecado, entonces no tiene misericordia. El que encubre su pecado no prosperará, su pecado permanece bajo la condenación de Dios careciendo tanto de misericordia como de gracia, pero “el que lo confiesa y se aparta alcanzará misericordia”.

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Como se dijo antes, confesión y apartarse del pecado, deben combinarse si se quiere recibir misericordia (así como gracia ). Confesar significa lamentarse por el pecado y querer apartarse, pero querer abandonar el pecado y hacerlo son dos cosas distintas.

La confesión no es suficiente, si no estamos dispuestos a abandonar lo que ofende
a nuestro Señor. La Biblia dice que la gente iba a Juan el Bautista para ser bautizada por él confesando sus pecados (Lucas 3:7), pero Juan también dijo: «…¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?

Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras» (V 7-8), bautizarse no era suficiente, tenían que dar frutos dignos de arrepentimiento, apartarse del pecado.

Debemos abandonar las obras de la carne y dar el fruto del Espíritu Gálatas 5: 19-23), recuerda que “…Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13).

El que encubre su pecado no prosperará, no podemos ocultarlo

Mas el que lo confiesa y se aparta alcanzará misericordia

Abandonar el pecado muchas veces implica una lucha, tenemos una naturaleza pecaminosa contra la cual luchamos. Muchos han luchado con adicciones a la nicotina, comer en exceso, pornografía, alcohol, drogas… entre otras cosas que desagradan a Dios. Muchos intentan abandonar sus adicciones pecaminosas y luego retroceden. Otros las dejan inmediatamente, pero sea cual sea el caso, el que encubre su pecado no prosperará, mas el que lo confiesa y se aparta alcanzará misericordia (Proverbios 28:13). 

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Dios es quien cubre nuestros pecados al perdonarnos 

Dios puede cubrir los pecados de un hombre, y es un ejemplo de su gracia, pero un hombre no puede cubrir los suyos propios. Es justo que un buen hombre cubra los pecados de otro, reprendiéndolo en secreto y perdonándolo; pero está mal que un hombre cubra los suyos propios. 

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No es que alguien esté obligado a acusarse a sí mismo ante un tribunal judicial, o deba exponer sus pecados al público, lo que sería perjudicial para su vida y quizás un escándalo religioso; sin embargo, siempre que sea acusado de pecado y reprendido en su congregación, no debe encubrirlo, es decir, debe reconocerlo.

El que encubre su pecado no prosperará, no debe negarlo, lo cual es ocultarlo, y es añadir pecado sobre pecado; ni debe justificarlo, como si hubiera hecho lo correcto; ni atenuarlo ni excusarlo, ni imputarlo a otros como si nos arrastraron a hacerlo, como hizo Adán al decir «la mujer que me diste», echando culpa a Eva. 

No se puede encubrir el pecado delante de Dios, quizás podemos engañar al hombre, pero Dios no puede ser burlado. Un ejemplo, puede ser el caso de Acán en Josué 7:11.

Abandonemos el pecado porque recibiremos misericordia, porque el que encubre su pecado no prosperará

El que confiesa su pecado y los abandona tendrá misericordia; pero el que encubre su pecado no prosperará. 

La misericordia la alcanzan quienes confiesan a los hombres en privado y públicamente, según la naturaleza de las ofensas, de quienes encuentran misericordia; pero no a un sacerdote, para obtener la absolución, que ningún hombre puede dar; el pecado debe confesarse a Dios, contra él se comete, y quién es el único que puede perdonarlo; y aunque le es conocido, requiere un reconocimiento de ello, que debe hacerse de corazón, con aborrecimiento del pecado, y en la fe de Cristo, como sacrificio por él.

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Recuerda que el que encubre su pecado no prosperará, también debe confesarlo; sin embargo, no solamente es confesarlo sino también apartarse para alcanzar misericordia. Debe haber un abandono, una separación del pecado, una negación del yo pecaminoso, un abandono de la conducta anterior del pecado.

El salmista dijo: «Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado» (Salmo 32:5); por tanto, recuerda: «El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia» (Proverbios 28:13). Bendiciones.

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