EL REGALO DEL DOLOR

Por: Thomas W. Drost 

¿ES REALMENTE UN REGALO EL DOLOR?

«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.» Romanos 8:28 

“Señor, ¿Por qué hay dolor? ¿Por qué tiene uno que sufrir? ¿Por qué las incomodidades?” Esa es una pregunta que a veces se hace. Si pudieras hacerlo, ¿Abolirías todo el dolor y toda incomodidad de tu vida? ¿Lo quitarías de la vida de los demás? 

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Talvez parece ilógico pero, algo que parece negativo realmente es para nuestro bien; algo que parece en mal, realmente nos sirve. Incluso, dolor es un regalo de Dios. Es parte de la creación de la que dijo que «todo era bueno.» 

Parece que no todo dolor no es consecuencia del pecado, sino el aumento, una cantidad mayor de dolor. Note lo que le dijo Dios a Eva: «A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti» – Génesis 3:16. Parece indicar que, habría un poco de dolor y que el pecado ha causado un aumento del dolor. El dolor tiene una buena función.

La lepra. 

Estuve leyendo acerca de un doctor que trabajó entre los leprosos de la India durante varias décadas. Este doctor allí aprendió que el dolor puede ser llevado con calma y una aceptación digna. 

Uno de los problemas más grande de la lepra, no es la infección en sí de la enfermedad, sino la ausencia de dolor. Eso, más que cualquier otra cosa, es la causa de la horrible mutilación y desfiguración del cuerpo. 

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El leproso pierde ese sistema interno que le advierte acerca del peligro y, se terminan cortando o perdiendo dedos, manos o pies por no darse cuenta del daño que se hacen – ¡Por no sentir dolor! Este doctor dijo que, si había algo que él le pudiera haber dado y que, sería lo mejor para ellos era: Dolor. El dijo: «hubiera querido darles el regalo de dolor.» Lo peor de la lepra es la ausencia del dolor, que no les advierte de los peligros.

Los temores de guerra.

Durante la II Guerra Mundial en la ciudad de Londres había una vida llena de peligros, por causa de las bombas de Hitler. Sin embargo, muchos comentaban que, había un ambiente de alegría, emocionante. En una encuesta hecha hace algunos años, el 60% de los que vivieron esos días en Londres dijeron que fueron los días más felices de su vida. 

Cuántas veces, cuando muchos han vivido ciertos desastres o catástrofes, han hallado un gozo extraño, cierta sensación rara de propósito y felicidad en medio del dolor y la pérdida. Vidas que, de otra manera serian monótonas y aburridas, de repente cobran valor y propósito. 

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Secretamente luego se entristece cuando se soluciona o pasa la situación de incomodidad, porque, empieza hablar con sus vecinos, se relaciona mejor con sus familiares y amistades. Hay una bendición escondida en medio del dolor y lo que parece un mal. A veces el individuo se empieza a recriminar y se siente de culpabilidad porque cree que no se debe sentir feliz en medio de todo eso. Lo que descubre es, el regalo de dolor

El mundo de hoy. 

Vivimos en un mundo donde, uno de los propósitos más grandes es el de evitar dolor e incomodidades. Sin embargo, a la vez, la sociedad que logra con mayor éxito disminuir o eliminar dolor e incomodidades es la sociedad donde existe mayor tristeza, desilusión y descontento. Es cuando se ven más suicidios, se oyen más murmuraciones, se expresan las mayores quejas. En los EE.UU. se han gastado millones para aliviar dolor pero, ¿viven más felices? 

Contentamiento no es la ausencia de incomodidades o la eliminación de dolor

Contentamiento no es ausencia de dolor y la falta de problemas NO elimina el dolor. Mas bien es un estado interno, es algo que se debe cultivar – con o sin dolor. Esa es una verdad que fácilmente se pierde en un mundo rodeado de propaganda y declaraciones infundadas. 

En una leyenda griega el rey Tántalo de Lidia le dio a comer partes del cuerpo de su hijo Pélope para probar si ciertos visitantes eran dioses. Como castigo los dioses lo condenaron a ser presa del hambre y sed inextinguible. O sea, que ese constante deseo era visto como la angustia más grande. 

Una sociedad que conquista dolor y sufrimiento parece no poder tratar el dolor y sufrimiento que les queda. Una sociedad o individuo que persigue el placer sufre el riesgo de levantar las expectaciones demasiado alto, de tal manera que, contentamiento siempre está fuera de su alcance. 

Es lamentable cuando tantos buscan eliminar dolor a toda costa. Dolor hace que nuestras vidas sean más ricas y nuestros cuerpos más saludables. Silenciamos dolor cuando deberíamos estar escuchándolo. Comemos demasiado y demasiado rápido para luego tomar un alka-seltzer o, trabajamos demasiado largo y demasiado duro para luego tomar una aspirina. 

Algunos le permiten a su cuerpo placeres dañinos que luego están tomando medicina para aminorar las consecuencias del abuso. Muchos hacen decisiones de comportamiento y de estilos de vida, ignorando las señales de dolor que le envía el cuerpo

Inmoralidad es el deseo de mayor placer sin considerar las consecuencias, sin tener que pagar el precio. Nuestro mundo nos está mostrando las consecuencias de eso. 

Muchos hoy se resienten que haya un código moral como los 10 Mandamientos y lo ven como una lista arbitraria y anticuada de reglas y leyes. Sin embargo, es todo lo contrario. Es una prescripción una vida llena de gozo y salud

Una sociedad funciona mejor cuando: apartan un día para adorar a Dios, los hijos obedecen y respetan a los padres, cuando robo, adulterio y homicidio son prohibidos, cuando la gente es honesta y son veraces los unos con los otros y no están codiciando lo que otros tienen y poseen. Dios nos ha dado un código moral para nuestro bien, para nuestro beneficio. 

Habiendo vivida ya por 29 años con la misma esposa, puedo decir que fidelidad es la garantía de mayor felicidad. Eso ha representado abstenerme de placeres ilícitos, esos si, pero he vivido libre del temor de enfermedades venéreas, de Todo lo bueno de la vida lleva consigo algún sacrificio! 

Mi esposa y yo hemos canalizado nuestro amor, intimidad y compromisos hacia una sola persona. Esa un inversión para toda la vida que ahora nos está devolviendo bendiciones — con creces.

La gente no quiere que se les diga cómo deben o no deben comportarse. Prefieren oír que, si quieren fumar deben vacunarse para evitar cualquier daño o que si te contagias de cáncer, lo podemos arreglar. Quieren hacer lo que la gana les da y no sufrir las consecuencias, y que de alguna manera, la ciencia les va a quitar las consecuencias. 

Placer y dolor no son opuestos, sino siameses, extrañamente unidos e inter- vinculados. 

Casi toda memoria de gran felicidad de alguna manera involucra algún elemento de dolor, lucha o incomodidad. 

Note el resultado de sacrificio. Todo lo bueno que se puede obtener en la vida lleva consigo algo de sacrificio. Incluso, hay aquellos que voluntariamente aceptan sufrimiento como un acto de servicio y descubren que dolor y privaciones pueden cosechar grandes beneficios y gran satisfacción. Aquellos que han dedicado sus vidas al cuidado de otros, a pesar de gran sacrificio y dolor pero, ¡Qué satisfacción!

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