En paz me acostaré, Salmo 4:8

¿Qué significa que “en paz me acostaré, y asimismo dormiré” (Salmo 4:8)?

El rey David conocía lo que era estar en medio de la adversidad, sabía lo que significa ser perseguido; sin embargo, a pesar de todo esto, podía declarar con toda seguridad: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8).

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En el Salmo 4 sobresale el tema de la tranquila soberanía de Dios en medio de adversidades, dificultados, esas tormentas de la vida que a muchos les quita el sueño. El Salmo 4 es considerado un Salmo vespertino, el cual es ofrecido al Señor como una forma de oración al terminar el día. Esto es interesante, ya que el salmo anterior (El Salmo 3), es una oración matutina con palabras parecidas como las siguientes: “Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba” (Salmo 3:5).

A pesar de las circunstancias, en paz me acostaré y asimismo dormiré

David escribió «en paz me acostaré, y asimismo dormiré» en un momento difícil de su reinado; pues había enfrentado una conspiración y su hijo Absalón se había levantado contra él (2 Samuel 15-18). En este momento de angustia y desesperación, el rey David invocó a Dios para buscar una respuesta y alivio en medio de su situación (Salmo 4:1). David se gozó por la respuesta de Dios diciendo: «Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto» (Salmo 4:7).

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David, en este momento de angustia, encontró el secreto de un gozo verdadero y la felicidad, porque su deleite o gozo estaba en el Dador y no en el regalo. Se regocijó en Aquel que bendijo en lugar de contar sus bendiciones. Su recompensa era Dios mismo, y el deseo del corazón de David era que la luz pura del rostro radiante de Dios cayera sobre él para poder expresar «en paz me acostaré, y asimismo dormiré»; porque el «El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende» (Salmo 34:7). Estaba seguro de que el Señor le haría vivir en seguridad.

Muchos tienen problemas para dormir

Tener problemas para dormir es más común de lo que pensamos 

Tener problemas para dormir no es una sorpresa cuando se teme enfermarse, trabajar turnos dobles, realizar múltiples tareas o enfrentar cualquier cantidad de crisis que la vida pueda presentarle. Pero los factores estresantes y las preocupaciones no tienen por qué salirse con la suya.

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Al enemigo le encantaría robarte la paz y la seguridad y utilizar el estrés como arma para destruir tu sueño, pero sabemos que un poder mayor que cualquier calamidad puede calmar una tormenta furiosa y, tal como dice el Salmista, podemos decir en paz me acostaré y asimismo dormiré; pues cuando depositamos todas nuestras cargas y tormentas en oración a Dios, podemos también experimentar la paz que él nos da, «porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado«.

Dios es el único lugar seguro para nuestra ansiedad . Y cuando nos estresamos a nosotros mismos o a los demás, nos olvidamos de la provisión de Dios. Olvidamos que promete una paz que sobrepasa el entendimiento. A esta paz se refería David al decir «en paz me acostaré» (Salmo 4:8)

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El insomnio a menudo surge de una batalla por saber el por qué, el qué, el dónde, el cómo y el cuándo. Pero la verdad es que sólo Dios lo sabe. Y su deseo para nosotros es que confiemos en él para el sueño que necesitamos para gestionar el día siguiente que nos da.

En paz me acostaré, porque Dios calma nuestro corazón ansioso

El Señor calmó el corazón ansioso del rey David, esto le permitió expresar «en paz me acostaré» (Salmo 4:8). Bien podríamos decir que el rey David puso en práctica lo que Pablo escribió a la Iglesia en Filipenses 4:6-7: 

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

Ninguno de nosotros está exento de tener dificultades en esta vida; sin embargo, los creyentes que tienen confianza en Dios mediante la oración, Él les promete transformar la ansiedad en tranquilidad y seguridad. Como expresó elocuentemente el “Príncipe de los Predicadores”, Charles H. Spurgeon, “La soberanía de Dios es la almohada sobre la cual el hijo de Dios descansa Su cabeza por la noche, dándole paz perfecta” (citado por Lawson, S., Salmos 1 —75, Vol. 11, Anders, M., ed., Holman Reference, 2004, pág. 33). 

Sólo Dios puede lograr que nuestros corazones atribulados y temerosos tengan el descanso, esa paz genuina que solo el Señor puede dar a tal punto de decir que «en paz me acostaré». Sólo mediante el contentamiento que viene de Dios nos puede ayudar a dormir en medio del horno de fuego de las pruebas, en ese tiempo de adversidad y tormenta. 

En paz me acostaré, pues a su amado dará Dios el sueño, Salmo 127:2

Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar

David tenía una vida de oración que era producto de una relación cercana con Dios. Tenía la seguridad de ser escuchado por Dios en tiempos de angustia (Salmo 50:15). Esta confianza estaba basada en el amor de Dios; pues «En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor» (1 Juan 4:18). David mejor que nadie conocía por su propia experiencia que a su amado dará Dios el sueño (Salmo 4:8).

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David pudo acostarse y dormir en paz porque Dios le hizo vivir confiado. David se sentía libre de preocupación y pánico. Dios se había convertido en amparo y fortaleza para David; por tanto, David decía que «no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar» (Salmo 46:1-2).

En paz me acostaré y asimismo dormiré, porque el gozo, contentamiento y paz dependen de la provisión de Dios y su protección (Nehemías 8:10; Romanos 14:17; 15:13; Filipenses 4:11-13).

En paz me acostaré, conclusión

Si tienes dificultad o problema para conciliar (o permanecer) dormido y quieres expresar como David: “En paz me acostaré y asimismo dormiré”, debes meditar en Salmo 3:5 y 4:8 antes de ir a la cama. De igual forma medita en Proverbios 3:24, el cual dice: “Cuando te acuestes, no tendrás temor, sino que te acostarás, y tu sueño será grato”. Debes permitir que la Palabra de nuestro Dios sature tu mente y consuele tu corazón al confiar en Él. Recuerda que la oración es un arma poderosa en los tiempos de angustia y tristeza, llevemos las peticiones o súplicas delante de la presencia de Dios para que la paz de Dios inunde nuestras vidas y nos de la tranquilidad que necesita nuestra alma.

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