¿Qué significa que eres cabeza y no cola en Deuteronomio 28:13?
En la vida, enfrentamos constantemente la decisión de ser líderes o seguidores, de tomar el rumbo con valentía o simplemente dejarnos llevar por las circunstancias. En Deuteronomio 28:13, Dios promete a su pueblo: «Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo».
La declaración anterior, no solo es una bendición, sino también un llamado a la obediencia y a vivir conforme a los principios divinos. Pero, ¿qué significa realmente ser cabeza? En este estudio devocional, exploraremos el contexto de esta promesa y su aplicación para nuestra vida cristiana hoy.
Deuteronomio contiene el último discurso de Moisés al pueblo de Israel antes de su muerte. En los casi 40 años anteriores de vagar por el desierto, todos los adultos que salieron de Egipto han desaparecido de la escena. Ahora se dirige a una nueva generación de Israel, la mayoría de los cuales no fueron testigos de la liberación milagrosa de Egipto.
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Moisés relata todas las obras maravillosas de Dios a favor de ellos y termina hablándoles de las bendiciones que pueden esperar si obedecen al Señor y las maldiciones que pueden esperar si desobedecen.
Las bendiciones prometidas
¿Cuáles son las bendiciones?
Estarás encima solamente, y no estarás debajo
Es una de las bendiciones prometidas a los israelitas obedientes. El contexto da una serie más completa de contrastes:
“Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza… y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas” (Deuteronomio 28:12–13).
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Si desobedeces se destacan las maldiciones
En contraste, Deuteronomio 28:15–68 destaca las maldiciones que seguirán a la desobediencia de la ley de Dios. Los versículos 43–44 proporcionan un paralelo exacto para dos de los puntos de los versículos 12–13:
«El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo. El te prestará a ti, y tú no le prestarás a él; él será por cabeza, y tú serás por cola» (Deuteronomio 28:43-44)
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Hoy tenemos un dicho sobre “la cola que mueve al perro”. En nuestra cultura, esto significa que algo está fundamentalmente desequilibrado cuando se le da demasiada importancia a un tema sin importancia o insignificante al tomar una decisión. La cola no debe dictar la dirección del perro.
Es mejor ser cabeza
Del contexto de Deuteronomio 28:13, sabemos que es mejor ser cabeza. En el versículo anterior, el prestamista tiene riqueza y poder, mientras que el prestatario está subordinado. Ser la cabeza tendría un significado similar.
Eres el líder, el que dirige
La cabeza es el líder, el que decide y traza el rumbo, mientras que los demás son seguidores. La cabeza decide a dónde ir y qué hacer, los demás no tiene nada que decir al respecto. Como cabeza, Israel estaría a cargo, tomando decisiones y trazando su propio curso obediente bajo la bendición y protección de Dios. Como la cola, Israel estaría a merced de otras naciones que dictarían lo que haría y adónde va.
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El líder es cabeza
El seguidor es cola
Dios promete que, si el pueblo de Israel sigue siendo obediente a la ley, será un líder entre las naciones, no un seguidor: será la cabeza. Pero si eligen dar la espalda a la ley de Dios, serán seguidores, no líderes, serán la cola.
Vemos el cumplimiento de esta bendición cuando Israel se convirtió en líder mundial bajo los reinados de David y Salomón. La maldición se cumplió cuando la nación de Israel fue llevada al exilio.
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Una metáfora similar se usa en Isaías 9, donde Dios promete «cortar de Israel cabeza y cola» (versículo 14). El siguiente versículo explica la metáfora: “El anciano y venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la cola” (versículo 15).
En circunstancias normales, los profetas habrían sido la cabeza. Era su trabajo proclamar la Palabra del Señor, y luego los líderes del pueblo harían la política de acuerdo con lo que el Señor les había dicho: Debían seguir al Señor a medida que Él revelaba Su voluntad a través de los profetas.
En el tiempo de Isaías las cosas estaban al revés. Los líderes hicieron su propia política, y los así llamados profetas—profetas mentirosos—simplemente “sellarían” los planes y dirían que el Señor estaba con ellos. Los profetas se habían convertido en la cola que sigue (cf. 1 Reyes 22).
El pueblo de Dios es llamado para ser cabeza.
Bajo el Pacto Mosaico, a Israel se le dio la bendición condicional de ser la cabeza. Mientras obedecían al Señor, Israel tendría la victoria sobre sus enemigos, tendría la ventaja en los acuerdos comerciales y ocuparía una posición digna entre las naciones, que le darían honor y estima a Israel.
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El pueblo de Dios ha sido llamado para ser cabeza. Israel fue llamado para ser cabeza. La iglesia del Señor debe ser cabeza. Recuerda eres cabeza.
¿Cola de León o cabeza de ratón?
Probablemente hemos escuchado la pregunta anterior en algún momento, ¿Qué prefieres ser?, ¿Qué es mejor?. En base a lo que veníamos meditando, lo más seguro es que ya sepas cuál es la mejor respuesta.
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Una cabeza es una cabeza, independientemente de su tamaño, forma, color y pedigrí. Ser cabeza de ratón significa sé lo mejor que puedas ser, es mejor ser el líder de un grupo menos prestigioso que ser un subordinado en uno más prestigioso.
En el camino del Señor, como cristianos, necesitamos ser cabeza, eres cabeza, somos cabeza, no podemos ser solamente seguidores, somos llamados para ser líderes.
Conclusión
Ser cabeza y no cola es más que una simple frase motivacional; es una invitación a vivir bajo la guía de Dios, tomando decisiones con sabiduría y caminando en obediencia a Su Palabra. Israel recibió esta promesa con la condición de seguir los mandamientos del Señor, y lo mismo se aplica a nosotros hoy.
Como creyentes, estamos llamados a liderar con integridad, influenciar nuestro entorno con el carácter de Cristo y no conformarnos con seguir tendencias contrarias a la voluntad de Dios. Que esta enseñanza nos impulse a asumir nuestro rol con responsabilidad, recordando que, en Cristo, hemos sido llamados a ser luz y sal en el mundo.