Por: Rigoberto Gómez
Rut 4:1-6
JESÚS ES NUESTRO REDENTOR
Significado de redimir en hebreo (Redimir o redimido significado bíblico)
Redentor viene del Hebreo go’el y significa redimir, liberar, vengar, asumir responsabilidad de pariente. También implica rescatar por un precio, recibir o comprar de nuevo. Este es el significado Bíblico de Redimir.
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El pariente cercano en la Biblia, o pariente próximo
Hay una ley sobre el pariente redentor, y Booz la menciona en Rut 4:4 al decir: “Si tú quieres redimir, redime; y si no quieres redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti…”, es decir, había un pariente más próximo a Rut que podía redimir antes de Booz y, por tal razón, Booz primero debía asegurarse de que ese pariente no reclamara su derecho.
La ley a la que hace referencia Booz se encuentra en Levíticos 25:25: “Cuando tu hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido”. También un hombre podía venderse a sí mismo a otro Israelita (Levíticos 25:39) o a algún extranjero que morase en Israel (Levíticos 25:47).
Sea cual fuere el caso el pariente más cercano, era quien tenía la responsabilidad de redimir o el derecho. Este pariente podía ser el hermano, tío, primo o cualquier varón que fuere el más próximo en la parentela.
A este pariente se le conocía como el pariente redentor. Esto es lo que tenía en mente Noemí al decir sobre Booz: “Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos” (Rut 2:20)
Sabemos que la escritura dice que la Ley es “…una sombre de los bienes venideros…” (Hebreos 10:1), razón por la cual tiene un significado especial para nuestros días en su cumplimento; pues el hombre perdió la vida eterna y también su derecho a la tierra que Dios le había dado. Satanás la reclama por medio de engaño y fraude y nos dejó en pobreza espiritual.
El hombre se vendió al pecado, y Satanás tomó ventaja de esto, por medio de su engaño adquirió un derecho que no le pertenecía, tanto a la tierra como a destruir el hombre creado por Dios. Por esto vemos en la Biblia, que hablando de Caín, dice: “No como Caín que era del maligno…sus obras eran malas…” (1 Juan 3:12), y “el que practica el pecado es del diablo…” (1 Juan 3:8)
SE NECECITABA UN PARIENTE PRÓXMO, UN REDENTOR
El pariente próximo o pariente redentor, necesitaba cumplir con ciertos requisitos para poder redimir:
El Pariente Próximo tenía que tener la Capacidad de Redimir
No debía tener la necesidad de ser redimido. El hombre por sí mismo no podía redimirse, pues no podía pagar el precio ni tampoco era apto para pagarlo ya que tenía que ser sin pecado. Se había vendido al pecado, había perdido el derecho a la tierra y Satanás tenía derecho sobre él.
El hombre cayó en pobreza espiritual, en pecado y como consecuencia vino la muerte espiritual y física. Como lo dice Romanos 5:12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Además, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23), “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. El hombre se convirtió en un esclavo del pecado, y “el que practica el pecado es del diablo…” (1 Juan 3:8).
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Nuestro Dios Vino a Ser Nuestro Redentor
En Isaías 35:4 se nos dice que “…vuestro Dios viene… Dios mismo vendrá, y os salvará”, pues “… vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10); sin embargo, para ser nuestro pariente próximo, tenía que ser un hombre como nosotros.
Por lo anterior, Hebreos 2:14 nos dice que “…por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”, es decir, que nuestro Dios “…se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Filipenses 2:7)
El Señor, nuestro Dios, se hizo carne para redimirnos “porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos…” (Hebreos 2: 16-17), por lo tanto, Jesucristo es nuestro pariente redentor.
El Único Precio para Redimir tenía que ser Sangre de un Pariente Inocente, sin Pecado
La escritura dice que “…sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22), este fue el precio que pagó Jesús en la Cruz. Por eso Pablo dice “Porque habéis sido comprados por precio…”, pero no cualquier precio, sino un precio de Sangre; “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir…no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1: 18-19)
EL PARIENTE PRÓXIMO O REDENTRO, PODÍA RESCATAR O LIBERAR DE LA ESCLAVITUD
La escritura nos dice que cuando un Israelita se vendía como esclavo, “…después de que se hubiere vendido, podrá ser rescatado; uno de sus hermanos lo rescatará” (Levíticos 25:48), es decir, que el pariente próximo o redentor podía rescatarlo o liberarlo de la esclavitud. (Quizás te pueda interesar: Si Alguno Tiene Sed, Venga y Beba)
El hombre se convirtió en esclavo del pecado, por esta razón, Jesús le dijo a los religiosos de su tiempo “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Los fariseos no entendieron a lo que Jesucristo se refería, pues ellos respondieron: “…jamás hemos sido esclavos de nadie…” (v33); sin embargo, Jesús aclaró el sentido de sus palabras al decir que “…todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Juan 8:34)
Podemos notar como Jesús vuelve a mencionar en Juan 8:36 que “…si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”, es decir, que como Hijo nos podía libertar, rescatar; pues es nuestro pariente próximo al participar de carne y sangre.
Jesús dijo abiertamente a los fariseos: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer…” (Juan 8:44). Dando a entender que no le pertenecemos a Dios cuando hacemos las obras de satanás.
Muchos creen estar libres, pero son esclavos del pecado, de vicios como el alcohol y las drogas o narcóticos. Empezó como algo divertido tomando una cerveza, pero después quedaron atrapados en el licor. Las drogas como la marihuana, cocaína, heroína, entre otras, se volvieron una adicción de la cual ya no pueden salir.
Algunos bajo los efectos del alcohol mueren en accidentes de tránsito, otros en pleitos y también hay quienes pierden sus hogares y su vida se vuelve un caos completo. Se dejan llevar por la “corriente de este mundo”, “conforme al príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:1-3)
Hay quienes viven también con traumas, abusos y heridas del pasado que los han hecho esclavos de una vida llena de temores, amargura, odio, resentimientos. A veces las drogas son un escape momentáneo a este tipo de problemas o situaciones emocionales; sin embargo, son esclavos que necesitan ser rescatados.
La Biblia dice que “el que practica el pecado es del diablo…”, pero también dice que “…para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8), Jesucristo anuló, “…el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:14-15)
Jesús “…nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención…”(Colosenses 1:13-14), es decir, Jesús es nuestro libertador, él nos ha rescatado de la potestad de las tinieblas porque es nuestro redentor.
EL PARIENT PARIENTE PRÓXIMO TENÍA QUE ESTAR DISPUESTO A REDIMIR O PAGAR LA DEUDA
Antes de Booz, había otro pariente más cercano para redimir a Rut, por eso Booz le dice “…porque no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti…” (Rut 4:4), pero cuando el pariente supo que no se trataba solamente de las tierras sino también de Rut para restaurar el nombre del difunto, entonces ya no quiso redimir y no estuvo dispuesto.
El uso del terreno como Redentor sería temporal, después lo perdería ya que levantaría descendencia al difunto, por tal razón, no quiso. Quería al inicio sin saber que el difunto había dejado una viuda, pero después se manifestaron sus intereses personales y no quiso hacer cumplir la ley de redimir.
El ser humano tiene la tendencia a buscar su propio beneficio. Los hermanos de Jefté lo rechazaron y lo sacaron de su casa para quedarse ellos con la heredad. Saraí despidió a Agar y a su hijo porque no quería tener más conflictos a pesar de que sabía lo duro que sería para Agar. Los ejemplos abundan también en la vida de muchas personas.
El Señor Jesucristo, sí estuvo dispuesto a redimirnos. “…Se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos…” (Tito 2:14), “…Y dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28). Nuestro Dios dejó su trono porque estaba dispuesto a ser nuestro redentor, ese pariente próximo que la Ley menciona y rescatarnos con precio de sangre.
LA LEY DEL PARIENTE PRÓXIMO, CONOCIDA COM LA LEY DEL LEVIRATO
Del latín Levir que significa “hermano del marido”, “matrimonio con el cuñado” “hermano del marido”. El hijo, producto de esta unión, era considerado descendencia del fallecido para que el nombre del difundo perdure y se le cuente descendencia.
El pecado de Onán consistió en no querer darle descendencia a su hermano. Por eso la Biblia dice que “…sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, para no dar descendencia a su hermano” (Génesis 38:9).
DIOS QUERÍA RESTAURAR LA DESCENDENCIA DEL SER HUMANO Y VINO A SER NUESTRO PARIENTE PRÓXIMO
No solamente al ser humano sino también la tierra tiene que ser redimida. “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y aún está con dolores de parto hasta ahora; y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo” (Romanos 8: 22-23)
Nuestro Dios tomó una iglesia como su novia amada, pues venció “…por medio de la muerte, al que tenía el imperio de la muerte…” y le ha restaurado al ser humano para que tenga vida eterna.
JESÚS ES NUESTRO REDENTOR, PERO ¿QUIERES SER REDIMIDO?
Rut quería ser redimida por Booz, es necesario que también respondamos positivamente al deseo de Dios para redimirnos ya que de eso depende que podamos participar del rescate que ha pagado por nosotros. Un precio de Sangre, “…nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5)
Muchos continúan en sus vicios o vida cotidiana pensando que son libres, pero no se han dado cuenta de que necesitan ser liberados, rescatados, redimidos. Hoy es el tiempo, Jesús ya pagó el precio y estuvo dispuesto a ser nuestro redentor, nuestro pariente próximo para redimirnos.