La esperanza no avergüenza

¿Qué significa que la esperanza no avergüenza?

Romanos 5:55 «Y La esperanza no avergüenza»

En Romanos 5, Pablo explica algunos de los maravillosos beneficios de ser justificado (Declarado justo) ante los ojos de Dios, pero ¿Qué significa cuando dice que “la esperanza no avergüenza” (Romanos 5:5)?

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El versículo completo es “Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5). En el contexto, Pablo explica que tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:1); por eso estamos firmes en su gracia y nos regocijamos esperando la manifestación de su gloria (Romanos 5:2 «Por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios). 

La esperanza no avergüenza y podemos regocijarnos incluso en las tribulaciones

Mientras miramos hacia adelante con esperanza y anticipación, incluso podemos regocijarnos en nuestras tribulaciones (Romanos 5:3a). No nos alegramos de las tribulaciones mismas; más bien, nos regocijamos en lo que logran en nuestras vidas. Pablo presenta la progresión de los resultados de las dificultades que encontramos: “sabiendo que la tribulación produce paciencia” (Romanos 5:3b). Enfrentarnos a las dificultades nos fortalece y puede permitirnos resistir aún más.

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El carácter probado trae esperanza y la esperanza no avergüenza

La esperanza no defrauda, la esperanza no avergüenza

Otra palabra para perseverancia es longanimidad: cuando nos encontramos con tribulaciones, puede ayudarnos a “sufrir mucho” y aguantar. La perseverancia produce un carácter probado (Romanos 5:4a). La calidad de nuestro carácter se prueba en las pruebas, y cuando hemos soportado, nuestro carácter ya no es hipotético; está probado. El carácter probado trae esperanza ( Romanos 5:4b). Cuando hemos aguantado, y nuestro carácter ha sido probado y demostrado ser fiel, eso nos ayuda a tener una fuerte esperanza, no simplemente un deseo por algo, sino una anticipación de lo que ciertamente vendrá.

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La esperanza no avergüenza, porque se basa en el poder de Dios, sus promesas y su sacrificio

Finalmente, Pablo añade que “la esperanza no avergüenza” (Romanos 5:5) o “la esperanza no defrauda”. Ese tipo de esperanza es cierta porque se basa en el poder de Dios, Sus promesas y Su sacrificio (Romanos 5:6–11) y no en nuestros propios méritos. Esta es la esperanza que no avergüenza. Este tipo de esperanza es cierta por lo que Él ha logrado, no por ninguna obra de nuestra parte. Porque Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8), hemos sido justificados y seremos librados de la ira futura de Dios (Romanos 5:9). No fuimos salvos en base a nuestra propia justicia; más bien, fuimos reconciliados (se nos dio la paz con Dios) aun cuando éramos enemigos de Dios, y así seremos salvos por Su vida (Romanos 5:10).

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Si bien cada uno de nosotros enfrentará dificultades, incluso tribulaciones o pruebas, Pablo nos ayuda a reconocer que esas circunstancias son parte de la receta de Dios para nuestro crecimiento. “La esperanza no avergüenza” Santiago ofrece una exhortación similar: 

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:2–4). 

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Las pruebas y dificultades están diseñadas para producir en los creyentes un beneficio eterno. Es por esta razón—“la esperanza no avergüenza”—que podemos y debemos regocijarnos siempre (1 Tesalonicenses 5:16).

Por su poder obrando en nosotros, sabemos que la esperanza no avergüenza

A veces ayuda tener un ejemplo de cómo “la esperanza no avergüenza” (Romanos 5:5), y Pablo nos brinda ese ejemplo en Filipenses 4 cuando explica que ha aprendido a estar contento en cualquier circunstancia (Filipenses 4:11). Puede lidiar con medios humildes o prosperidad, estar saciado o tener hambre, tener mucho o sufrir necesidad (Filipenses 4:12). Ya sea en circunstancias buenas o malas, Pablo había aprendido a perseverar porque reconoció que “todo lo puede en Cristo que lo fortalece” (Filipenses 4:13). 

El mismo que fortaleció a Pablo para tener ese tipo de contentamiento y valor nos fortalece a nosotros, haciendo que todas las cosas nos ayuden para nuestro bien (Romanos 8:28), y ese bien supremo es que seamos más como Cristo. Debido a que es Su poder obrando en nosotros, sabemos que “la esperanza no avergüenza”.

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