Las dos esperanzas de los Testigos de Jehová
¿Un solo pueblo de Dios o dos esperanzas separadas?
Una de las enseñanzas más distintivas de los Testigos de Jehová es la doctrina de que existen dos clases de creyentes, con dos esperanzas radicalmente distintas: una clase celestial (la llamada “manada pequeña”) y otra clase terrenal (las “otras ovejas”). Esta doctrina no solo es desconocida en la historia del cristianismo bíblico, sino que además plantea serias preguntas doctrinales, especialmente en lo que respecta a la salvación, el nuevo nacimiento, el Espíritu Santo y la comunión con Dios.
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¿Es bíblica esta división entre un grupo reducido que irá al cielo y una mayoría que vivirá en la tierra? ¿Se puede decir que algunos cristianos son “nacidos de nuevo” y otros no? ¿Puede alguien tener la esperanza de la vida eterna sin haber recibido el Espíritu Santo?
En este artículo, analizaremos la doctrina de la «manada pequeña» y «las otras ovejas», examinando tanto su origen en la teología de los Testigos de Jehová como sus implicaciones bíblicas y espirituales. Además, mostraremos cómo esta enseñanza contradice la revelación clara y uniforme de las Escrituras acerca de la única esperanza del evangelio para todos los creyentes.
La “Manada Pequeña”: Los 144,000 «ungidos»
Según la doctrina oficial de los Testigos de Jehová, la “manada pequeña” está compuesta por 144,000 personas que, desde el tiempo de los apóstoles hasta el año 1935, han sido especialmente seleccionadas por Dios para tener una esperanza celestial. Este grupo es considerado como la única clase “nacida de nuevo” y ungida con el Espíritu Santo.
Características de la “manada pequeña”:
- Son los únicos que serán llevados al cielo.
- Solo ellos participan de los emblemas de la Cena del Señor (pan y vino).
- Son los únicos que pueden interpretar correctamente la Biblia.
- Proveen el “alimento espiritual” a la “gran muchedumbre” a través de las publicaciones oficiales de la Watchtower.
- Incluye a personajes como los apóstoles, algunos personajes históricos del siglo II (como Arrio), Charles Taze Russell (fundador de los Testigos de Jehová), y el Cuerpo Gobernante actual.
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Esta doctrina se basa, en parte, en una interpretación literal y exclusiva de Apocalipsis 7:4 y 14:1-5, donde se menciona a los 144,000 sellados. Sin embargo, estos textos están rodeados de un contexto altamente simbólico y profético, y en ningún lugar de la Biblia se afirma que estos 144,000 sean los únicos que reinarán con Cristo o los únicos que sean verdaderamente salvos.
Las “Otras Ovejas”: Una clase terrenal sin nuevo nacimiento
El segundo grupo está formado por “las otras ovejas”, una multitud más grande que, según los Testigos de Jehová, no tiene el llamado celestial, no es nacida de nuevo y no ha recibido el Espíritu Santo.
Características de las “otras ovejas”:
- Son considerados como la “gran muchedumbre” mencionada en Apocalipsis 7:9.
- No tienen una relación directa con Cristo como Mediador, sino a través de la “clase ungida”.
- No participan de la Cena del Señor.
- No interpretan las Escrituras por sí mismos, sino que dependen del “alimento espiritual” provisto por la organización.
- Su esperanza es vivir eternamente en la tierra transformada en un paraíso.
- Según la doctrina oficial, no necesitan nacer de nuevo para ser salvos.
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Esta separación implica una jerarquía espiritual donde unos pocos privilegiados disfrutan de una relación plena con Dios, mientras que la mayoría depende indirectamente de esa relación. Es decir, se crea una casta espiritual, contraria a la enseñanza de que todos los creyentes son coherederos con Cristo (Romanos 8:17), miembros del mismo cuerpo (1 Corintios 12:12-13), y templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19).
¿Qué pasa con los nuevos conversos después de 1935?
Según la Watchtower, el número de los 144,000 se completó en 1935. Desde entonces, ningún convertido posterior puede formar parte de la clase celestial. Todos los que se unen a la organización desde esa fecha en adelante pasan automáticamente a formar parte de la clase de las “otras ovejas”.
Esto plantea serias contradicciones lógicas y espirituales:
- Si alguien tenía que ser parte de los 144,000 antes de 1935, debía tener consciencia espiritual y madurez, lo que implica que debía tener al menos unos 15 años en esa fecha.
- Hoy en día, tal persona tendría más de 100 años de edad. Es decir, quedan muy pocos, si es que aún hay alguno vivo, de ese grupo.
- ¿Qué sucederá cuando todos los “ungidos” fallezcan? ¿Quién proveerá entonces el “alimento espiritual” a las otras ovejas?
- ¿No queda la organización sin intermediarios humanos entre Dios y la gran mayoría de sus miembros?
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Estas preguntas exponen la fragilidad de esta doctrina. De hecho, algunos miembros actuales del Cuerpo Gobernante afirman ser parte de los 144,000, aunque nacieron después de 1935, lo cual contradice el dogma oficial anterior.
¿Qué enseña realmente la Biblia sobre la manada pequeña y las otras ovejas?
La Palabra de Dios no hace distinción entre creyentes de primera y segunda clase. Todos los que creen en Cristo son hijos de Dios, nacidos de nuevo y tienen una única esperanza: la vida eterna en Cristo, ya sea que vivan o mueran antes de su regreso (Efesios 4:4-6).
La Biblia enseña:
- “A todos los que le recibieron… les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).
- “Es necesario nacer de nuevo” para ver el reino de Dios (Juan 3:3).
- “Uno solo es el mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5).
- Todos los creyentes son coherederos con Cristo (Romanos 8:17).
- Hay un solo rebaño y un solo pastor (Juan 10:16).
Jesús no formó una clase especial de 144,000 santos superiores. Al contrario, derramó su sangre por una sola iglesia, su cuerpo, y a todos sus redimidos les concede el mismo acceso al Padre, el mismo Espíritu Santo y la misma herencia (Efesios 2:18; Gálatas 3:26-29).
Conclusión: ¿Una doctrina de Dios o de hombres?
La división entre la “manada pequeña” y las “otras ovejas” no tiene base bíblica sólida. Es una enseñanza humana que promueve una estructura de control espiritual, una élite religiosa, y una falsa seguridad basada en una organización en lugar de en una relación personal con Jesucristo.
Dios no tiene dos pueblos ni dos esperanzas. La Biblia declara que hay una sola fe, un solo bautismo, una sola esperanza (Efesios 4:4-6). Todos los verdaderos creyentes, sin distinción, son llamados a nacer de nuevo, a recibir el Espíritu Santo y a participar plenamente de la comunión con Cristo.
Rechacemos toda doctrina que divida lo que Dios ha unido y volvamos al evangelio puro y sencillo de nuestro Señor Jesucristo. Él es el buen Pastor, y todos sus redimidos son un solo rebaño.