Llamamiento de Mateo (Leví)

Prédica escrita sobre el llamamiento de Mateo (Leví)

El llamamiento de Leví, mejor conocido como Mateo

«Y dejándolo todo, se levantó y le siguió» (Lucas 5:28).

Esta reflexión sobre el llamamiento de Leví, conocido como Mateo, nos ayudará a comprender que los esquemas religiosos y tradicionales, no obran en el plan redentor de Jesús. Y a entender que el maestro también nos ha llamado y ha hecho de nosotros odres, para derramar su vino nuevo. 

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El llamamiento de Leví, el cobrador de impuestos

El capítulo 5 del evangelio según San Lucas, nos relata cuando Jesús llama a un cobrador de impuesto (el llamamiento de Mateo); rompiendo con el esquema religioso de la época y da por sentado su ministerio.

Con el llamamiento de Mateo, Jesús rompe el esquema tradicional y religioso

Leví, recibió el nombre de Mateo en su llamamiento, y significa «Don de Dios»

Sentado en el banco de los tributos, el publicano vio a Jesús que se acercaba. Grande fue su asombro al oírle decir: «Sígueme».

Mateo, dejó todas las cosas, levantándose le siguió. No vaciló ni dudó, ni recordó el negocio lucrativo que iba a cambiar por las luchas y críticas. Le bastaba estar con Jesús, poder escuchar sus palabras y unirse con él en su obra. 

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Lo que provocó el llamamiento de Mateo

El llamamiento de Mateo al discipulado, provocó gran indignación. Que un maestro religioso eligiese a un publicano como uno de sus acompañantes inmediatos, era una ofensa contra las costumbres religiosas, sociales y nacionales. Apelando a los prejuicios de la gente, los fariseos esperaban volver contra Jesús la corriente del sentimiento popular.

El banquete a causa del llamamiento de Mateo (V29)

Después del llamamiento de Leví (Mateo)

Leví, no se deja esperar y de inmediato invita a su nuevo maestro a un banquete que se podía interpretar de dos formas:

  • 1) Como despedida de sus compañeros
  • 2) Como un acto de agradecimiento por su llamado

El caso es que Jesús no perdió esta oportunidad y dio lugar a la invitación, él sabía que era una buena oportunidad para manifestar su reino, y dar por sentado quién era él y por quiénes había venido (vv 31-32)

Los religiosos critican, acusan y causan división

Los religiosos ante el llamamiento de Leví, el cobrador de impuestos)

Cuando los rabinos se dieron cuenta de la presencia de Jesús en la fiesta de Mateo, a causa de su llamamiento, aprovecharon la oportunidad para acusarle, pero decidieron obrar por medio de los discípulos. Despertando sus prejuicios, su recurso consistió en acusar a Cristo, dirigiendo sus flechas a donde había más probabilidad de producir heridas. 

Así ha obrado satanás desde su caída  (Génesis 3:1-5) y todos los que tratan de causar discordia, son impulsados por sus demonios. 

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La acusación: Dos preguntas capciosas y sin fundamento 

1) ¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y los pecadores?

Jesús no esperó que sus discípulos contestasen la acusación, sino que él mismo replicó: «Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos». Los fariseos pretendían ser espiritualmente sanos, y por lo tanto, no tenían necesidad de médico, mientras que consideraban que los publicanos y los gentiles estaban pereciendo por las enfermedades del alma.

¿No consistía, pues, su obra como médico en ir a la clase que necesitaba su ayuda?, pero ellos estaban enfermos; y lo único que transmitían con esta pregunta era lo que estaba en el alma de ellos: Egoísmo, celos, envidia y división, esta enfermedad sobresale aun más, con la siguiente pregunta, se descubre la maldad y la intención que existe en el corazón de ellos:

2) ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan y los tuyos no?

El principal ayuno de los judíos era el día de la expiación, los fariseos también ayunaban en el segundo y cuarto día de todas las semanas. Al parecer, los discípulos de Juan estaban haciendo algo similar. 

La maldad del corazón que hay en ellos, los hace perderse aun más en la acusación, ahora el problema es el ayuno y tratan de poner a Jesús en contra de sus discípulos; pero Jesús les contesta con amor y les termina señalando el camino a través de una parábola. 

La religiosidad es comparada a paños viejos y odres viejos (V 36-39)

Fariseos, escribas, saduceos y sacerdotes, estaban sumergidos en una rutina de ceremonias y tradiciones. Jesús les hace ver que ellos se han desviado de la verdadera voluntad de Dios, y compara la religiosidad y tradicionalismo como paño viejo y odres viejos.

Estos paños viejos y odres viejos que ya no pueden sufrir ni transformación ni cambios, porque el religioso tiene la mente cerrada y no está dispuesto al cambio, no vive el Cristo de hoy, porque Jesús nunca ha entrado en su corazón, está lleno solo de argumentos, ego y amargura y eso no da lugar a que la gracia pueda ligarse a ellos, por lo que Jesús tiene que buscar odres nuevos como Mateo, como usted y como yo para derramar su vino (Matero 11:25).

El llamamiento de Mateo es en busca de odres nuevos. De igual forma Dios nos ha llamado para ser parte de esos odres nuevos.

Jesús hace el llamamiento de Mateo, conclusión

Para derramar el vino en odres nuevos

Odre: Recipiente de cuero, generalmente de cabra, donde se depositaba normalmente el vino, el agua y el aceite.

Los fariseos se creían demasiado sabios para necesitar instrucción, demasiado justos para necesitar salvación, demasiado altamente honrados para necesitar la honra que proviene de Cristo. 

El Salvador se apartó de los religiosos para hallar a otros que quisieran recibir el mensaje del cielo. Él se fijó en los pecadores sin instrucción, en los publicanos de la plaza, en el leproso humillado, en el paralítico de Capernaúm, en el vulgo que le oía gustosamente.

Jesús se fijó en nosotros, encontró sus nuevos odres para derramar su vino nuevo. Él ha puesto vino nuevo en nosotros, él ha puesto su palabra, y sus palabras son vida (Juan 6:63), Él ha derramado su Espíritu en nuestras vidas. 

En conclusión, el maestro por excelencia quiere derramar cada día su vino en odres nuevos, pero hoy es a nosotros que nos toca la tarea de buscar más odres. 

Debemos buscar más odres sin medir condición, sin prestar atención a los esquemas religiosos, sin ver quién es la persona, solo debemos de pensar que es una alma y que necesita de Dios, pues Jesús hace de lo vil y despreciable, vasos para su gloria (1 Corintios 1:27-28), él formó del publicano, al llamar a Mateo, un gran escritor y evangelista. 

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