Por: Hno. Rigoberto Gómez López
LA ADIVINA DE ENDOR QUISO TRAER A SAMUEL DE ENTRE LOS MUERTOS
En 1 Samuel 28 se nos relata que cuando acampaban los filisteos en Sunem, Saúl “tuvo miedo y se turbó su corazón en gran manera” (v5), consultó a Jehová, pero “no le respondió por sueños, ni por Urim, ni por profetas” (v6); razón por la cual pidió a sus criados que le buscaran una mujer que tuviera “ESPÍRITU DE ADIVINACIÓN” (V7) para preguntarle.
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Al saber de la adivina de Endor se disfrazó, se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres para decirle: “…te ruego que me adivines por el ESPÍRITU DE ADIVINACIÓN, y me HAGAS SUBIR A QUIEN YO TE DIJERE” (V8). Es importante notar que aquella mujer no sabía que era el rey Saúl quien le hacía la petición (v9-10), y sin saberlo preguntó “¿A quién te haré venir?, obteniendo como respuesta “HAZME VENIR A SAMUEL” (V11).
LO QUE JESÚS ENSEÑO SOBRE LOS QUE ESTÁN MUERTOS
Jesucristo enseñó en Lucas 16:23 que, aún en el tiempo de su ministerio, el alma llegaba al hades después de la muerte, lugar en el cual estaba Samuel cuando Saúl quizo hacerlo venir a los vivos; sin embargo, a pesar de que el alma está consciente después de enfrentar la muerte, la escritura dice “que los muertos nada saben”, dando a entender que nada saben de lo que hacen los vivos, tampoco tienen más paga (entre los vivos) “porque su memoria (o recuerdo) es puesta en olvido” entre los que viven; pues no quedan más que recuerdos que con el pasar del tiempo (los muchos años) serán olvidados.
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Eclesiastés 9:5-6 termina diciendo: “y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol (entre los vivos)”. Esto concuerda con lo que enseñó Jesús en Lucas 16:27-31, cuando el rico (estando en el hades al igual que Lázaro) pedía a Abraham que enviara a Lázaro a la casa de su padre, teniendo como respuesta final “si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos” (v31).
Job dijo; «…el que desciende al Seol no subirá; no volverá más a su casa, ni su lugar le conocerá más» (Job 7:9-10), esto está en armonía con los versículos anteriores, por tal razón, una adivina no podía hacer subir a Samuel del Seol. Además, es importante notar que al consultar Saúl a Dios, no le «…respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profeta» (1Samuel 28:6) ya que Dios le había dicho a Saúl lo que tenía que decirle; sin embargo, siguió buscando respuesta al punto de llegar a consultar con una adivina.
¿VISITÓ SAMUEL A SAÚL DESPUES DE MUERTO?
Si las escrituras nos enseñan que los muertos no pueden visitar a los vivos entonces ¿quién subió cuando la adivina de Endor invocó a Samuel?, es una pregunta interesante con una respuesta que para muchos puede ser algo que no habían imaginado, pues por mucho tiempo han creído que los espíritus de sus familiares los han visitado en muchas ocasiones.
Dice la palabra de Dios que cuando la mujer miró a Samuel inmediatamente supo que era Saúl quien estaba consultándole y que la había engañado al disfrazarse. Esto es interesante porque teniendo espíritu de adivinación no se había dado cuenta; sin embargo, al aparecer el supuesto Samuel, el espíritu de adivinación le declara a la adivina de Endor que era el rey Saúl el que estaba con ella.
La realidad es que lo que la mujer invocó no fue a Samuel sino a un demonio que se hizo pasar por Samuel, este demonio le dio a conocer por medio del otro espíritu de adivinación (ya que los demonios se comunican) que era Saúl el que había venido a ella. La misma mujer declaró “He visto dioses (demonios) que suben de la tierra”(1 Samuel 28:13).
Cuando los espiritistas invocan a los muertos, realmente llaman a los demonios, la gente se queda asombrada porque supuestamente las cosas que les dicen (los supuestos espíritus de sus familiares) son vivencias reales. Esto no debe sorprendernos ya que los demonios saben muchas cosas de nuestra vida, a Saúl, por ejemplo, el supuesto Samuel le dijo cosas que ya habían pasado y que ya se le habían declarado tales como: “Jehová ha quitado el reino de tu mano”, “lo ha dado a tu compañero David”, “como tú no obedeciste… Jehová te ha hecho esto hoy” (1 Samuel 28:17-18).
En conclusión podemos afirmar que los muertos no pueden visitar a los vivos, pero nosotros vamos a enfrentar la muerte algún día y debemos estar preparados espiritualmente, ya sea que nos toque recibirla o Jesús apareciera por su iglesia.
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