Saúl consulta el espíritu de Samuel con la adivina de Endor
«¿Realmente habló Saúl con el espíritu de Samuel?» Esta pregunta surge de uno de los episodios más misteriosos y controvertidos de la Biblia: el encuentro del rey Saúl con la adivina de Endor (1 Samuel 28). En medio de su desesperación, Saúl buscó respuestas no en Dios, sino en lo oculto. Aquella noche, creyó escuchar la voz del profeta ya fallecido… pero ¿Fue en verdad Samuel o un espíritu de engaño que fingió serlo?
(También te puede interesar: ¿Pueden los Muertos Visitar a los Vivos?
El relato no solo despierta curiosidad, sino que también nos advierte sobre los peligros de consultar a los muertos y al ocultismo, prácticas que la Biblia condena como abominación. Más allá de la narración, este pasaje revela una verdad espiritual: cuando el hombre se aparta de Dios, termina expuesto al engaño del enemigo.
Saúl y la adivina de Endor (¿Realmente habló con el espíritu de Samuel?)
Como se mencionó al principio, en 1 Samuel 28:3-25 encontramos uno de los relatos más oscuros y desconcertantes del Antiguo Testamento. El rey Saúl, abandonado por la presencia de Dios y sin dirección espiritual, decidió buscar ayuda en lo prohibido: una adivina en Endor, conocida como médium o pitonisa. Esta mujer estaba acostumbrada a practicar la necromancia, es decir, intentar comunicarse con los muertos, aunque en realidad lo que hacía era abrir puertas al mundo de los espíritus malignos.
El texto nos dice que Saúl, desesperado por la inminente batalla contra los filisteos, se disfrazó y fue de noche a buscarla. A pesar de haber expulsado a los adivinos y encantadores de Israel en obediencia parcial a la ley de Dios (1 Sam. 28:3,9), su desesperación lo llevó a desobedecer la misma Palabra que un día había defendido.
Aquí surge el gran interrogante: ¿Realmente la médium pudo “hacer venir” a Samuel, el profeta ya fallecido? La Escritura nos da razones para afirmar lo contrario. La realidad es que ningún médium tiene poder sobre las almas de los justos ni sobre los que mueren en pecado, porque el espíritu de cada persona vuelve a Dios (Eclesiastés 12:7). Entonces, ¿Qué ocurrió en Endor?
Lo que Saúl vio y creyó escuchar no fue al verdadero Samuel, sino a un espíritu de engaño, un demonio que fingió ser el profeta de Dios para confundir al rey desobediente. Satanás, padre de mentira (Juan 8:44), se disfraza incluso como ángel de luz (2 Corintios 11:14), y sus emisarios pueden adoptar apariencias para destruir a quienes se alejan del Señor.
En otras palabras, aquella noche en Endor no fue una revelación divina, sino una manifestación demoníaca, el resultado de un rey desesperado que buscó respuestas donde Dios había prohibido.
Saúl consultó a una adivina (El peligro de buscar respuestas fuera de Dios)
En un momento de desesperación, el rey Saúl decidió buscar contacto con el espíritu de Samuel, el profeta fallecido, y para ello recurrió a una adivina en Endor (1 Samuel 28:7-8). Este acto revela no solo la angustia del rey, sino también un grave patrón de desobediencia espiritual: Saúl había expulsado a los médiums y adivinos de Israel, pero en su necesidad ignoró la Palabra de Dios y buscó ayuda en el ocultismo.
(También puedes visitar la sección de Enseñanzas Bíblicas)
1. Samuel nunca regresó
En 1 Samuel 15:35 se deja claro que “Samuel nunca más volvió a ver a Saúl”. Este dato es fundamental para comprender la imposibilidad de que un médium pudiera obligar al profeta muerto a aparecer ante Saúl. La Escritura establece límites claros sobre la vida después de la muerte: ninguna fuerza humana puede traer de vuelta a quienes han partido al Señor.
2. Los muertos no regresan
La Biblia refuerza esta verdad en Job 7:9-10 y Lucas 16:27-30: quienes descienden al Seol no pueden volver y no pueden comunicarse con los vivos. Ni siquiera la súplica del rico en la parábola fue escuchada. Por lo tanto, es imposible que un médium incorpore el alma de alguien fallecido. Lo que sí puede ocurrir es que espíritus engañadores, demonios, se manifiesten para confundir y manipular a quienes los invocan.
Como dice Eclesiastés 12:7, el espíritu del hombre vuelve a Dios, y solo Él tiene autoridad sobre los espíritus. Cuando una persona cree ver o escuchar a un fallecido, lo que en realidad ocurre es que un demonio finge ser esa persona para engañarla y desviarla de la verdad. El alma verdadera, por su parte, ha ido al Paraíso (si murió en fe) o al Seol (si murió en pecado), y no puede ser forzada a regresar.
3. Dios ya no respondía a Saúl
En 1 Samuel 28:6 se nos dice que Jehová no respondió a Saúl ni por sueños, ni por urim, ni por los profetas. Esto evidencia que ninguna médium podría obligar a Dios o a Samuel a hablar, porque la comunicación con Dios depende de obediencia y sumisión, no de prácticas ocultas.
4. La visión de la adivina
En 1 Samuel 28:13, la adivina dice que ve “dioses que suben de la tierra” y describe a un hombre cubierto, pero no afirma que sea Samuel. Fue Saúl quien, por su desesperación y temor, interpretó que era el profeta. Esto subraya cómo las emociones y la ansiedad pueden llevar al engaño, especialmente cuando se abre la puerta a fuerzas espirituales malignas.
Saúl consultó a una adivina, pero ¿Realmente es Samuel el que aparece?
El relato en 1 Samuel 28 nos muestra claramente que lo que Saúl creyó ver y escuchar no provenía de Dios ni del verdadero Samuel, sino de un espíritu de engaño. La Biblia nos da varias razones para afirmarlo con certeza.
(También te puede interesar: Prédicas Cristianas Escritas)
¿Qué nos dice la Biblia? ¿Realmente habló Saúl con el espíritu de Samuel?
1. La Biblia no asegura que fuera Samuel
El texto nunca afirma que Saúl realmente hablara con Samuel. Lo que se nos narra es lo que Saúl entendió en su desesperación. La médium solo describió a “un hombre cubierto” y Saúl asumió que se trataba del profeta. Es decir, la interpretación fue de Saúl, no de Dios.
2. El plural de “dioses”
La mujer de Endor exclamó que veía “dioses que suben de la tierra” (1 Sam. 28:13). Esto no hace referencia al profeta de Dios, sino a espíritus malignos que respondieron a la invocación de la adivina. La confusión de Saúl fue pensar que entre ellos estaba Samuel.
3. Saúl trató con un demonio, no con Dios
En 1 Crónicas 10:13-14 se declara la verdadera causa de la muerte de Saúl: “Murió… porque consultó a una adivina, y no consultó a Jehová; por esta causa lo mató”. Saúl nunca recibió palabra de Dios, sino que se dejó llevar por su emoción y desesperación, y terminó escuchando la voz de un demonio que fingió ser Samuel.
4. Saúl no buscaba arrepentimiento
Un detalle importante es que Saúl no buscó a Dios para pedir perdón ni restauración, sino únicamente para encontrar una salida a su crisis militar. Buscaba librarse de sus enemigos, no reconciliarse con el Señor. Esta actitud lo dejó aún más vulnerable al engaño del enemigo.
5. La falsa adoración
En 1 Samuel 28:14 leemos que Saúl se postró rostro en tierra e hizo reverencia a la figura fantasmal, aun antes de verla claramente. Esto es sumamente sospechoso: el verdadero Samuel jamás habría aceptado adoración. En la Biblia, tanto Pedro (Hechos 10:25-26) como el ángel (Apocalipsis 19:10) rechazaron que se les rindiera reverencia. Solo Satanás busca adoración para sí mismo (Mateo 4:9). Esto confirma que no era Samuel, sino un espíritu maligno.
6. La falsa profecía
El supuesto Samuel anunció que “mañana estarás conmigo tú y tus hijos” (1 Sam. 28:18-19). Sin embargo, esta profecía no se cumplió con exactitud:
- Los filisteos no mataron a Saúl: él se suicidó (1 Sam. 31:4).
- No todos sus hijos murieron en esa batalla, pues Is-boset reinó después en lugar de su padre (2 Sam. 4:6-8).
- La palabra “mañana” tampoco fue literal, pues la batalla se dio semanas después.
Esto demuestra que no era un mensaje de Dios ni de Samuel, sino de un espíritu de mentira, incapaz de hablar con la verdad.
7. La Ley de Dios prohibía tales prácticas
La necromancia y la consulta a los muertos estaban categóricamente prohibidas en la Ley de Dios (Levítico 19:31; 20:6; 20:27). El castigo para quienes practicaban o consultaban estas artes era la muerte, porque Dios sabía que estas prácticas eran puertas abiertas a la contaminación espiritual y a la idolatría demoníaca.
El relato de Endor no es una prueba de que los muertos puedan regresar ni de que un médium tenga poder sobre las almas. Más bien, es una advertencia solemne: cuando un hombre se aparta de Dios, termina engañado por el enemigo. Saúl no habló con Samuel, sino con un demonio disfrazado, y su destino quedó sellado por su rebelión.
Saúl consultó a una adivina de Endor
El error de Saúl no es un hecho aislado en la historia. A lo largo de los siglos, muchos han caído en la misma trampa de consultar lo oculto, creyendo encontrar respuestas en los muertos o en prácticas de adivinación. Sorprende pensar que todavía hoy hay quienes acuden a médiums, espiritistas, horóscopos o incluso a páginas de internet y redes sociales como Facebook, tratando estos temas como si fueran un simple entretenimiento. Sin embargo, la Biblia es clara: Dios sigue condenando estas prácticas, y quienes persisten en ellas tendrán parte en el lago de fuego junto con todos los incrédulos (Apocalipsis 21:8).
Dios ya había establecido sus medios de comunicación
El pasaje de 1 Samuel 28:6 nos recuerda que Dios hablaba a su pueblo por sueños, por el Urim y por medio de los profetas. Nunca necesitó recurrir a los muertos para transmitir su voluntad. ¿Por qué cambiaría el Señor su forma de comunicación para usar un medio que Él mismo había prohibido? Dios no se contradice. Lo que es abominación para Dios lo será por la eternidad (Deuteronomio 18:10-12).
Dios no habla por medio de médiums
En ninguna parte de la Escritura vemos a Dios utilizando a un médium para dar un mensaje verdadero. Por el contrario, la Biblia enseña que la Palabra de Dios es suficiente y perfecta para conocer Su voluntad (2 Timoteo 3:16-17). Todo intento de comunicarse con los muertos no proviene del cielo, sino del infierno.
La obediencia incompleta de Saúl
En 1 Samuel 28:3 se nos dice que Saúl expulsó a los encantadores y adivinos de Israel, pero no los mató como ordenaba la Ley (Levítico 20:27). Su obediencia fue parcial, y esa misma desobediencia fue la puerta que más tarde lo llevó a caer en manos de lo que un día había tolerado. Aquí hay una lección clara: lo que no erradicamos por completo en nuestra vida espiritual terminará por atraparnos.
Una advertencia para todos
Saúl buscó un atajo para obtener respuestas rápidas, pero terminó engañado. Lo que él perdonó, luego lo destruyó. Su historia nos enseña que no podemos jugar con el pecado ni con el ocultismo, porque al final, quien busca respuestas fuera de Dios siempre será víctima de las tinieblas.
Conclusión: ¿Realmente habló Saúl con el espíritu de Samuel?
La historia de Saúl y la adivina de Endor no es un simple relato antiguo, sino una advertencia viva para cada generación. Saúl, que comenzó bien su reinado, terminó apartado de Dios porque decidió buscar respuestas fuera de la voluntad del Señor. Su error fue creer que podía encontrar en los muertos lo que solo el Dios vivo podía darle.
Este pasaje nos recuerda que toda práctica de adivinación, espiritismo, horóscopos, médiums o brujería proviene del reino de las tinieblas, y sigue siendo tan abominable hoy como lo fue en los tiempos bíblicos. Aunque muchos lo vean como un entretenimiento inofensivo o un juego, la Biblia es clara: quienes participan en estas prácticas abren puertas espirituales peligrosas que los apartan de Dios.
El Señor nunca ha cambiado sus medios de comunicación. Él sigue hablándonos a través de su Palabra, su Espíritu y la oración. No necesitamos buscar mensajes ocultos ni revelaciones en lo prohibido, porque en Cristo tenemos acceso directo al Padre y toda la dirección necesaria para nuestra vida.
Que el error de Saúl no sea el nuestro. Lo que toleramos hoy, puede destruirnos mañana. La única forma segura de caminar en la verdad es obedecer la voz de Dios revelada en la Escritura. Por eso, en lugar de buscar lo que Dios condena, abracemos con fe la Palabra eterna que es “lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino” (Salmo 119:105).