EL DESTINO DE LOS NIÑOS, ¿QUÉ PASA CON LOS NIÑOS AL MORIR?
¿Cuál es el destino de los niños al morir? ¿Cuál es el destino de los infantes?
Cuando tratamos el caso de los niños que se mueren antes de que tengan una suficiente edad para creer en Dios y arrepentirse de sus pecados, y también cuando tratamos con los que son incompetentes mentalmente. Se han propuesto varias ideas.
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EL DESTINO DE LOS NIÑOS Y DE LOS INCOMPETENTES MENTALMENTE
Algunos puntos de vista sobre el destino de los niños al morir, así como también de los incompetentes mentalmente son los siguientes:
(1) Debido a sus naturalezas pecaminosas no pueden ir a los cielos (Salmo 51:5; Romanos 5:12-21).
Esto presupone que la naturaleza pecaminosa no solo incluye una compulsión de pecar sino también una culpa heredada que es aparte de los hechos personales. Los católicos romanos mantienen esta idea y enseñan que los infantes deben ser bautizados para lavarles el pecado original. Estos han inventado un lugar no bíblico para los infantes que no han sido bautizados, el cual es llamado por ellos “limbo”, dónde no hay ni placer ni dolor.
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(2) Los niños irán a los cielos.
Jesús usó a los niños pequeños como unos ejemplos para ilustrar el reino de los cielos (Mateo 18:1-10; 19:14). Posiblemente esto implique que ellos son parte del reino. Esta idea presupone que—en base a la expiación de Cristo—Dios automáticamente eliminará su naturaleza pecaminosa.
(3) Los niños serán resucitados en el Milenio
Los Testigos de Jehová enseñan que los niños serán resucitados en el milenio y que se les dará una oportunidad para aceptar o rechazar la salvación. Los Testigos De Jehová enseñan esto, pero esta enseñanza no tiene ningún apoyo bíblico.
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(4) El juicio de Dios de los infantes será basado en Su presciencia
Con este punto de vista se enseña que el juicio de Dios será basado en su presciencia de lo que ellos habrían hecho si hubieran vivido. Esto fomenta unas preguntas incontestables acerca de la libertad de la voluntad y los hechos que contribuyen a la decisión de un individuo.
(5) La salvación de un niño es determinada por la salvación de sus padres.
El problema aquí sería si Dios condenaría a algunos niños debido a los pecados de sus padres y debido a su propia incapacidad de creer. Hay ejemplos en el Antiguo Testamento en que los niños sufrían debido a los pecados de sus padres, como en el diluvio. Esto no necesariamente significa que aquellos niños estaban condenados eternamente, pero simplemente demuestra que a menudo los niños sufren en esta vida como resultado de las acciones de sus padres.
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Primera Corintios 7:14 dice que un marido incrédulo es santificado (separado) en la mujer creyente y que los niños de aquella unión son santificados (separados del mundo a Dios). Si esto se refiere a la salvación, entonces el esposo incrédulo y los niños adultos son incluidos. Sin embargo, parece claro que esto alude a la influencia piadosa que los creyentes tienen sobre sus familias, cosa que ciertamente puede ser un factor poderoso en llevarles a la salvación.
CONCLUSIÓN SOBRE LO QUE PASA CON LOS NIÑOS AL MORIR
Concluimos que la Biblia simplemente no dice lo que pasa con los infantes y con los que son incompetentes mentalmente. Esto no es raro, porque la Biblia es un libro muy práctico y es dirigido solamente a los que tienen la capacidad de responder.
Puede ser que la Biblia no trata con este asunto porque Dios no quiere que nos abstengamos de predicar el evangelio a cualquier grupo de personas, no importa su edad. La Biblia nos enseña que debemos instruir al niño en el camino del Señor (Proverbios 22:6), y debemos hacer esto desde las edades más tempranas. Dios llena aun a los niños pequeños con Su Espíritu. Algunos miembros de familias han sido llenos a las edades de 6, 7, 9 y 10 años.
La Biblia no especifica ninguna limitación de edad, quizá porque la edad de responsabilidad puede variar considerablemente y eso depende del tiempo de desarrollo, de las capacidades, y de la preparación del niño individual.
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La falta de una enseñanza clara con respecto a los niños y a los incompetentes mentalmente no nos debe perturbar. Debemos tener fe en Dios y confiar que Él tiene un plan misericordioso para ellos tanto como para nosotros. Habiendo experimentado la gracia, misericordia y amor de Dios en nuestras propias vidas, podemos encomendar esta clasificación de personas a Su cuidado sin reserva alguna.
OTRO PUNTO DE VISTA SOBRE LO QUE PASA CON LOS NIÑOS AL MORIR
Muchos se preguntan sobre lo que sucede con los niños no nacidos, los bebes recién nacidos, los niños e incluso aquellos que tienen discapacidad mental o intelectual para lograr entender el evangelio para su salvación.
Como bien se ha mencionado anteriormente, la pregunta sobre qué pasa con los niños al morir, es una pregunta difícil de responder, pues en la escritura no se nos declara una respuesta contundente sobre esto; sin embargo, basados en ciertos versículos de la Biblia y del entendimiento de la doctrina del pecado podemos llegar a algunas conclusiones viables que nos puedan ayudar a encontrar una respuesta.
Versículos que nos ayudan a responder la pregunta sobre el destino de los niños al morir
En 2 Samuel 12:23, se nos narra cómo el hijo del rey David, el cual tuvo con Betsabé murió al séptimo día, pero también se nos dice lo que David exclamó en su dolor: “Yo voy a él, más él no volverá a mí”, con esto se nos da a entender que David creía que el niño había ido a la presencia de Dios. El rey Davis dijo con toda seguridad que cuando él muriera podía reunirse con su hijo nuevamente.
Todos sabemos que en Mateo 19:13-14, Jesús declaró que el reino de los cielos es de los niños. Cuando Jesús dijo esto, lo hace como una analogía para establecer una verdad; sin embargo, esto tampoco significa que por ser una analogía también sea mentira; pues en realidad, podemos decir que de los niños es el reino de los cielos.
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Mateo 18:1-5 También se nos dice: “…el que reciba a un niño como éste en Mi nombre, Me recibe a Mí”, con esto Jesús nos está dando a entender que los niños le pertenecen a Él; pues fue lo mismo que Jesús dijo sobre los discípulos en Mateo 10:10 ya que los discípulos lo representan. Con todo esto entendemos entonces que el que recibe a un niño, no recibe solo al niño, sino a Jesús, porque de Él y de su reino son todos ellos.
Se podría afirmar que por las palabra que expresa Jesús pareciera que los niños van al cielo cuando mueren, pero es importante explicarlo desde el punto de vista teológico.
Si la Biblia da evidencias de que los niños cuando mueren van al cielo, ¿Cómo sería posible que se “salven” sin creer en Jesús, si al nacer son culpables del pecado original?
No existe salvación sin regeneración, por lo tanto, para que un niño se salve antes de morir, tendría que ser regenerado y justificado en base a la obra de Cristo en la cruz del calvario; sin embargo, ¿De qué tendría que ser redimido un niño?, no tiene la capacidad de creer, por lo tanto, no puede ser condenador por el pecado de incredulidad sino que serían redimidos del pecado original siendo justificado, declarados no culpables por pura gracia de Dios, pues de los tales es el reino de los cielos.
Romanos 1:19-20 dice: ”Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.
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Sabemos que Dios no permitirá excusa alguna de los hombres que nunca creyeron en Jesús aunque nunca lo conocieron: por ejemplo los mayas, aztecas, etc. Esto es así, según Pablo, porque ellos teniendo la capacidad de ver y entender por medio de lo creado ellos decidieron rechazar al Dios verdadero. ¿Pero qué pasa entonces con aquellos que no tienen capacidad física-mental para entender la revelación natural de la gloria de Dios? ¿De qué se le puede acusar? La implicación que Pablo establece en este versículo es que los que no poseyeron la capacidad física mental para entender la revelación de Dios sí tienen excusa ante Dios, y esto solo aplica a los “no nacidos”, los bebes, niños y discapacitados mentalmente, nadie más.
Dios no salva a los bebés porque son inocentes, sino porque ellos no los son. Es decir, los salva porque son culpables, aplicando su misericordia y compasión sobre la base de la expiación de Cristo en la cruz.