Contestando Objeciones Trinitarias: La Unicidad Contra Todo Argumento
En un mundo lleno de diferentes corrientes doctrinales, uno de los debates más comunes dentro del cristianismo es el de la Unicidad de Dios frente a todo argumento de la doctrina de la Trinidad. Para muchos, este tema parece meramente teológico; sin embargo, la Biblia nos muestra que está íntimamente ligado con la salvación eterna y con la revelación que Dios ha dado en Jesucristo.
Como enseña 1 Pedro 3:15, debemos estar “…siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. Por eso, es vital conocer las objeciones trinitarias y responderlas a la luz de las Escrituras, proclamando con claridad la verdad del único y verdadero Dios manifestado en carne.
El apóstol Pablo también exhortó a Timoteo diciendo: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (1 Timoteo 4:16). Esto nos recuerda que nuestra responsabilidad no es solo creer, sino también enseñar y defender la sana doctrina. Cuando alguien nos cuestione, debemos presentar la revelación bíblica de Jesucristo, quien es “Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén” (Romanos 9:5).
¿Qué es la Unicidad de Dios?
La Unicidad de Dios enseña que hay un solo Dios verdadero, indivisible y absoluto, quien se manifestó en diferentes formas a lo largo de la historia, culminando en la manifestación suprema en Jesucristo. No son “tres personas distintas en un solo Dios”, sino un único y eterno Dios que actúa y se revela de manera perfecta. Esta verdad ha sido la fe del pueblo de Dios desde tiempos antiguos: “Oye Israel, Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Deuteronomio 6:4).
(Puedes leer más sobre la doctrina de la unicidad en el artículo: La Unicidad de Dios)
La Unicidad Contra Todo argumento
Contestando Objeciones Trinitarias
El propósito de este estudio es responder con la Biblia a las principales objeciones que los defensores de la Trinidad suelen plantear. A continuación veremos algunos de los pasajes más usados y cómo la Unicidad de Dios los explica de forma clara y consistente.
“Hagamos al hombre a nuestra imagen” (Génesis 1:26)
Muchos trinitarios señalan este pasaje como prueba de una conversación entre “personas divinas”. Sin embargo, la Biblia misma aclara que la creación fue obra de un solo Dios (Isaías 44:24). El “hagamos” refleja un plural de majestad, usado por reyes y gobernantes antiguos, o bien un diálogo divino con su corte celestial de ángeles, pero no indica múltiples dioses ni personas divinas.
Proverbios 30:4 – “¿Cuál es su nombre y el nombre de su Hijo?”
Este versículo no sugiere dos dioses, sino que anticipa la revelación futura de Dios en carne. El “nombre” del Hijo no era conocido en el Antiguo Testamento, pero fue manifestado en el Nuevo: Jesús, que significa “Jehová salva”. Aquí vemos la unidad entre el Padre y el Hijo, no una distinción eterna de personas.
Elohim y los pasajes en plural
Algunos afirman que el término Elohim, al ser plural, implica varios dioses o “personas”. Pero la Escritura siempre lo usa con verbos y adjetivos en singular, mostrando que es un plural intensivo o de majestad. En otras palabras, Elohim exalta la grandeza del Dios único, no una pluralidad divina.
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Apocalipsis 5:7 – “Y vino y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono”
En este pasaje, los trinitarios ven dos seres distintos en el cielo. Sin embargo, el contexto del Apocalipsis es altamente simbólico. Aquí se representa la obra redentora de Cristo, mostrando la humanidad del Cordero sujetándose al plan de Dios, pero no como un segundo dios aparte. En realidad, el que está en el trono es el mismo que se manifestó como el Cordero inmolado (Apocalipsis 5:6).
2 Corintios 13:14 – La llamada “doxología trinitaria”
Pablo escribe: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”. Lejos de ser una fórmula trinitaria, este texto destaca la obra única de Dios en sus diferentes manifestaciones hacia la Iglesia:
- El amor del Padre como fuente.
- La gracia manifestada en Jesucristo.
- La comunión del Espíritu que mora en los creyentes.
Todo proviene del mismo Dios, no de tres personas separadas.
Conclusión: La Unicidad permanece firme
Las objeciones trinitarias, aunque presentadas con aparente solidez, no resisten el análisis bíblico profundo. La revelación de Dios en las Escrituras es clara: hay un solo Dios verdadero, y ese Dios se manifestó en carne en la persona de Jesucristo. Defender esta verdad no es un mero debate teológico, sino una responsabilidad espiritual. Como Iglesia, estamos llamados a proclamar con valentía que Jesús es el Dios único y verdadero, el Alfa y la Omega, el principio y el fin.