Advertencia Solemne: No pierdas tu Estabilidad Espiritual
Significado de los 70 Reyes sin pulgares en sus manos y pies
La Biblia está llena de símbolos y ceremonias que, más allá de lo ritual, transmiten profundas verdades espirituales para nuestra vida diaria. Una de ellas es la unción en la oreja, la mano y el pie de los sacerdotes, señalando que todo hijo de Dios debe estar consagrado para oír, hacer y caminar en la voluntad divina. Pero, así como Dios busca santificarnos, el enemigo intenta amputar estas áreas espirituales para dejarnos inestables, sin fuerza y sin dirección. Es por esto que vamos a meditar en esta enseñanza bíblica con el tema: «No pierdas tu estabilidad espiritual».
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En este estudio reflexionaremos sobre la oreja cortada de Malco, la unción sacerdotal en Levítico y Éxodo, y la impactante historia y significado de los 70 reyes a quienes Adoni-Besec les cortó los pulgares de sus manos y pies. Todo ello nos enseña que debemos cuidar nuestra estabilidad espiritual para no perder la autoridad y el propósito que Dios nos ha entregado.
La unción que consagra: oír, hacer y caminar
En Levítico 14:25-29 y Éxodo 29:20 leemos cómo los sacerdotes eran limpiados con sangre y luego consagrados con aceite en tres lugares específicos:
- El lóbulo derecho de la oreja.
- El pulgar derecho de la mano.
- El pulgar derecho del pie.
Nada de esto era un acto arbitrario: cada detalle llevaba un mensaje divino. La sangre representaba la limpieza y redención en Cristo Jesús, mientras que el aceite simbolizaba la unción del Espíritu Santo que capacita al creyente.
- La oreja era consagrada para OÍR la voz de Dios.
- La mano era consagrada para HACER la voluntad de Dios.
- El pie era consagrado para CAMINAR en obediencia y santidad.
Dios nos muestra que la verdadera consagración no es solo escuchar, sino también actuar y permanecer firmes en el camino de la fe.
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La oreja de Malco: un eslabón que no podía perderse
En Juan 18:10-11, Pedro, en su ímpetu humano, cortó la oreja derecha de Malco, siervo del sumo sacerdote. Pero Jesús no permitió que esta señal de consagración quedara mutilada: sanó su oreja y la restauró en su lugar.
¿Por qué? Porque la fe comienza al oír la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Sin oído espiritual, nadie puede creer, obedecer ni servir verdaderamente.
Jesús mostró que ningún hombre ni circunstancia puede interferir en la voluntad de Dios: el oído de Malco debía permanecer consagrado para oír. Así también, nosotros necesitamos que el Espíritu Santo abra nuestro oído espiritual para reconocer la voz del Señor y responder como Samuel: “Heme aquí”.
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Los pulgares consagrados: autoridad, firmeza y estabilidad espiritual
El pulgar en hebreo es bohen, que significa cerrar y cubrir. Esta palabra no es un simple detalle anatómico: en la consagración sacerdotal, el pulgar era símbolo de autoridad, dominio y protección. Dios le daba al sacerdote la capacidad de agarrar, sostener y no soltar lo que le había sido confiado:
- Con el pulgar de la mano derecha podía aferrarse con firmeza una espada. De igual forma, en lo espiritual, podemos tomar la espada del Espíritu (Efesios 6:17). Sin pulgar, la espada resbalaría, y así sucede espiritualmente cuando no ejercemos con determinación la Palabra de Dios: el enemigo nos desarma.
- Con el pulgar también podía tomar la trompeta y alertar al pueblo de los peligros. Un atalaya sin pulgar estaría limitado para cumplir su misión.
- El pulgar servía además para cubrir y proteger: la vida personal, la familia, la iglesia, el ministerio. Era símbolo de autoridad activa y responsable.
Pero no solo el pulgar de la mano era importante, sino también el del pie derecho. El pulgar del pie le daba al cuerpo equilibrio y firmeza para caminar recto. Cuando es amputado, el paso se vuelve inestable, el cuerpo pierde balance y ya no se puede avanzar con seguridad.
Aquí encontramos una verdad espiritual poderosa:
No pierdas tu estabilidad espiritual: así como a los reyes les cortaron los pulgares, el enemigo quiere cortar tu firmeza en la fe.
Adoni-Besec y los 70 reyes sin pulgares
En Jueces 1:3-7, como se mencionó al principio, un rey llamado Adoni-Besec (cuyo nombre significa “señor de las brechas” o “el que divide”) humilló a 70 reyes cortándoles los pulgares de las manos y de los pies. Luego los arrojó bajo su mesa a recoger migajas.
¿Qué representa esto? Que el enemigo busca mutilar nuestra autoridad espiritual, impedir que tomemos con firmeza las armas de Dios y hacernos perder el equilibrio para que no podamos caminar rectamente.
Así como los reyes sin pulgares quedaron incapacitados, así quedan los creyentes que permiten que el enemigo corte su oído, su mano o su pie espiritual. El diablo intenta dividir matrimonios, apartar a los hijos, enfriar la fe y dejar ineficaces los ministerios.
El peligro de perder los pulgares espirituales
Cuando Adoni-Besec mandó cortar los pulgares de los 70 reyes (Jueces 1:3-7), no solo los humilló, sino que anuló su capacidad de pelear y de caminar con firmeza. Ya no podían blandir la espada, ni sostener el cetro de autoridad, ni caminar con equilibrio. Quedaron reducidos a mendigos, recogiendo migajas debajo de la mesa.
Esto nos enseña que el enemigo busca lo mismo con nosotros:
- Cortar el pulgar de tu mano espiritual, para que sueltes tu ministerio, abandones la oración, dejes de proclamar el mensaje y sueltes la Palabra de Dios.
- Cortar el pulgar de tu pie espiritual, para que pierdas el equilibrio, te apartes del camino recto y caigas en tropiezos.
Un creyente sin pulgares espirituales se vuelve débil, inestable, incapaz de resistir la batalla y de avanzar en el propósito de Dios.
Guarda tu estabilidad espiritual
La enseñanza es clara y urgente: si pierdes tus pulgares espirituales, pierdes tu estabilidad y tu efectividad en el Reino de Dios. No permitas que el enemigo te robe lo que el Espíritu Santo ya consagró en tu vida.
- Aférrate a la Palabra como tu espada.
- Sopla la trompeta con valentía, anunciando el mensaje de Dios sin temor.
- Camina con pasos firmes en santidad, sin desviarte a derecha ni izquierda.
Cuando el aceite y la sangre tocaron el pulgar de tu mano y tu pie, Dios te confirió poder, dominio y estabilidad espiritual. Mantente en esa unción, y aunque vengan ataques de división o intentos de mutilar tu fe, recuerda: Cristo es tu fortaleza y tu estabilidad.
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Mantente firme: Simeón y Judá, oír y alabar
El número 70 habla de plenitud y perfección. Es decir, el ataque de Adoni-Besec simboliza un intento de romper por completo la obra de Dios en el creyente.
Pero la victoria se alcanza cuando actuamos como las tribus de Simeón (el que oye) y Judá (el que alaba). Si conservamos un oído sensible a la voz de Dios y un corazón dispuesto a alabar, entonces la unción rompe los yugos y restaura nuestra fuerza espiritual.
Conclusión: No pierdas tu estabilidad espiritual
La enseñanza es clara: sin oído no hay fe, sin manos no hay obra, y sin pies no hay estabilidad. El enemigo quiere cortarlos, pero Cristo nos limpia con su sangre y nos unge con su Espíritu para que permanezcamos firmes como sacerdotes y reyes para Dios (1 Pedro 2:9; Apocalipsis 1:6).
Así que cuida tu oído espiritual, no permitas que el mundo lo ensordezca. Consagra tus manos para servir y proteger. Y guarda tus pies para andar en santidad y firmeza.
No pierdas tu estabilidad espiritual. Levántate en la unción de Dios, porque en tu debilidad Él te hace fuerte.