Bosquejo para predicar: Jehová es mi pastor – Salmo 23:1
Texto base:
“Jehová es mi pastor; nada me faltará.” – Salmo 23:1 (RVR1960)
Bosquejo de Sermón Textual de Salmo 23:1 «Jehová es mi pastor»
Introducción
El Salmo 23 es, sin lugar a dudas, uno de los pasajes más amados de toda la Biblia. En momentos de alegría o de aflicción, este salmo ha sido refugio para millones. Es poesía divina que ha tocado corazones, ha consolado a los afligidos y ha fortalecido la fe de los creyentes. Hoy meditaremos en el primer versículo: «Jehová es mi pastor: nada me faltará«.
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David, quien escribe este salmo, no habla desde la teoría, sino desde la vivencia. Antes de ser rey, fue pastor. Y desde esa experiencia terrenal, entendió la ternura, el compromiso y el sacrificio que implica cuidar ovejas. Pero ahora, él mismo se identifica como una oveja, y reconoce al Dios de Israel como su Pastor.
Este no es un salmo de lamento, sino de confianza. No es una súplica, sino una declaración firme de fe. Meditemos en el primer versículo del Salmo 23.
I. “Jehová es mi pastor” – Una relación personal
David comienza con una afirmación poderosa: “Jehová es mi pastor.” No dice “nuestro pastor”, ni “el pastor de Israel”, aunque ambas afirmaciones también serían ciertas. Pero aquí hay algo más profundo: una relación íntima y personal.
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David no habla de un Dios lejano, impersonal, ni de una divinidad abstracta. Él conoce a Jehová por experiencia. En medio del desierto, en la soledad del campo, en los enfrentamientos con osos y leones, él aprendió a depender del Señor.
Cuando decimos “Jehová es mi pastor”, estamos diciendo:
- Tengo una relación con Él.
- Le pertenezco a Él.
- Dependo de Él.
- Confío en Su voz.
- Sigo Sus pasos.
Esto es más que religión: es comunión. El Dios eterno se acerca a ti para pastorearte personalmente.
Pregunta de reflexión: ¿Puedes tú decir con convicción las palabras de Dios en este versículo 1 del Salmo 23? No se trata solo de conocer de Dios, sino de conocer a Dios.
II. “Nada me faltará” – Provisión absoluta
Cuando David dice “nada me faltará”, no está hablando de vivir una vida sin pruebas o carencias materiales. Él mismo experimentó persecución, pobreza y batallas. Pero en medio de todo, nunca le faltó la provisión de Dios.
Esto nos lleva a una verdad central del evangelio: Cuando tenemos a Dios por pastor, Él se encarga de suplir todo lo necesario para tu alma.
Jesús mismo nos enseñó: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). El corazón que pone su confianza en Dios, jamás quedará desamparado.
Nada me faltará:
- No me faltará paz.
- No me faltará dirección.
- No me faltará consuelo.
- No me faltará esperanza.
- No me faltará Su presencia.
Esto no significa que siempre entenderemos todo, pero sí que en todo, Él estará con nosotros.
III. “En lugares de delicados pastos me hará descansar” – Descanso y alimento
El buen pastor lleva a sus ovejas a lugares donde puedan alimentarse y descansar. El alma humana, cansada de la lucha diaria, necesita pastos verdes donde nutrirse.
Estos “delicados pastos” son las Escrituras, la oración, la comunión con Dios. Allí encontramos alimento espiritual, descanso para nuestras cargas, y renovación para nuestras fuerzas.
Hoy, el mundo ofrece muchos “pastos” falsos: entretenimiento, placeres, distracciones. Pero solo el Buen Pastor puede llevarnos a un lugar donde el alma encuentra verdadero descanso.
IV. “Junto a aguas de reposo me pastoreará” – Paz y dirección
Las ovejas temen las aguas turbulentas. Por eso, el pastor las guía a aguas quietas, donde pueden beber sin temor.
Dios no es un guía que nos empuja hacia el caos. Él nos conduce en paz y orden. Aun en medio del ruido de la vida, Él tiene el poder de darnos una paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7).
¿Estás dejando que Él te pastoree? ¿Estás escuchando Su voz? (También te puede interesar: ¿Cómo discernir la voz de Dios)
V. “Confortará mi alma” – Restauración espiritual
Todos atravesamos momentos en que el alma se fatiga: desánimo, culpa, ansiedad, quebranto. Pero hay uno que restaura el alma: Jesucristo nuestro pastor.
Él no solo nos perdona, sino que también nos renueva. Si has caído, si te sientes seco espiritualmente, si sientes que no puedes más, hay restauración en el Buen Pastor.
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VI. “Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre” – Dirección justa
Dios no nos guía por cualquier camino, sino por sendas de justicia. Y lo hace no por mérito nuestro, sino por amor de Su nombre, por Su fidelidad, por Su carácter santo.
Él conoce el mejor camino para ti, aunque a veces no lo entendamos. Él sabe hacia dónde te está llevando, incluso cuando el terreno se vuelve difícil.
VII. “Aunque ande en valle de sombra de muerte…” – Seguridad en medio del peligro
David no dice “si ando”, sino “aunque ande”. Es decir, los valles oscuros son parte del camino. Pero aun en ellos, hay una promesa poderosa: no estamos solos.
El valle de sombra de muerte puede representar enfermedad, dolor, pérdidas, momentos de crisis. Pero recuerda: es sombra, no realidad final. La sombra no puede herirte si estás bajo la luz de Cristo.
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VIII. “No temeré mal alguno” – Confianza
¿Por qué no temer? Porque la confianza no está en el entorno, sino en la Presencia.
David no niega que el mal existe. Pero dice: “no temeré”. El temor se va cuando sabemos que Jehová está con nosotros.
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IX. “Porque tú estarás conmigo” – Presencia divina
Esta es la mayor promesa del Salmo: “Tú estarás conmigo.” La presencia de Dios cambia todo. No es lo mismo pasar por la tormenta solo, que con Jesús en la barca.
El Pastor no abandona a Sus ovejas. Él no es un empleado, es un dueño comprometido. (También puedes leer: No te dejaré ni te desampararé)
X. “Tu vara y tu cayado me infundirán aliento” – Disciplina y consuelo
La vara se usaba para proteger y corregir. El cayado, para atraer a la oveja que se desviaba.
Ambos instrumentos son símbolo del amor pastoral: Dios nos corrige y nos guía, y esa corrección, lejos de alejarnos, nos da aliento. ¡Qué maravilloso saber que Dios se interesa tanto por nosotros, que no nos deja extraviarnos!
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XI. “Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores” – Victoria en la adversidad
Dios no solo da victoria, ¡sino que lo hace en presencia del enemigo! Esto habla de honra, de testimonio, de provisión en medio de la lucha.
Él prepara una mesa, no en el cielo, sino aquí. Es decir, hay victoria en medio de la batalla. ¡Y nuestros enemigos lo verán!
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XII. “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días…” – Bendición continua
La palabra “ciertamente” indica seguridad. No es una posibilidad, es una realidad.
No dice “me seguirán algunas veces”, sino “todos los días”. Dios es fiel cada día. Su bien y Su misericordia no son ocasionales, ¡son constantes!
XIII. “Y en la casa de Jehová moraré por largos días” – Seguridad eterna
Aquí termina el Salmo con una visión eterna. No solo tenemos provisión y guía en esta vida, sino una esperanza gloriosa: morar en Su casa para siempre.
No hay mejor lugar donde terminar nuestro viaje que en la presencia del Pastor eterno.
Aplicación: ¿Quién es tu pastor?
- ¿Estás confiando en Jehová como tu Pastor?
- ¿Permites que Él te guíe por sendas de justicia?
- ¿Encuentras descanso en Sus pastos espirituales?
- ¿Te estás alimentando de Su Palabra?
- ¿Buscas Su presencia más que Su provisión?
Llamado final: Ven al Pastor de tu alma
Hoy puedes tener esa relación personal con el Buen Pastor. Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11).
Él no solo guía, sino que dio Su vida por ti. A través de Su sacrificio en la cruz, hoy puedes recibir perdón, dirección, provisión y vida eterna.
Si aún no le has entregado tu vida, hoy es el día. Él te llama por tu nombre. Escucha Su voz y síguelo.
Conclusión
Las palabras del Salmo 23:1, no son una simple frase bonita. Son una declaración de fe, una verdad profunda que cambia nuestra perspectiva y nos llena de esperanza.
Cuando Dios es nuestro Pastor, podemos caminar confiados, aun en los valles oscuros, sabiendo que al final del camino, nos espera Su casa, Su presencia, Su gloria.
¡Que cada día podamos vivir bajo el cuidado amoroso de nuestro Buen Pastor!