LA KENOSIS (VACIAMIENTO) DE CRISTO

Por: Jason Dull, Cristología: Jesucristo Completamente Dios, Completamente hombre

¿QUÉ ES KENOSIS EN LA BIBLIA?

Lo que es Kenosis en la Biblia

Hasta
ahora hemos establecido dos verdades importantes: Jesús es divino y Jesús es humano. También se ha demostrado que estas dos naturalezas coexisten en lapersona de Cristo. Ahora en esta sección, volvemos nuestra atención hacia los diferentes aspectos y consecuencias de esta unión hipostática.

Existen dos corrientes principales de pensamiento con respecto a la obra y la persona de Cristo. La primera teoría, que es la más comúnmente aceptada sobre la manera en la que Jesús ministró, es que Él hizo lo que hizo porque Él era Dios. 

Jesús tenía la habilidad de curar a los enfermos y resucitar a los muertos porque Él era Dios. Tuvo la habilidad de saber cosas que estaban más allá de las normales capacidades intelectuales humanas porque Él era Dios. Él caminó sobre el agua porque Él era Dios. Este punto de vista sobre Jesús, da crédito a todo lo que Jesús hizo y dijo, basado en el hecho de que Él era Dios en la carne.

La otra corriente de pensamiento, es que Él ministró como un hombre ungido por el Espíritu Santo. Este punto de vista no desacredita, ignora o niega el pleroma de la deidad morando corporalmente en el hombre Cristo Jesús, sino que más bien ve a Dios tomando desde la fundación del mundo la decisión de limitar de buena gana el ejercicio de su propia deidad cuando Él asumiera una existencia humana,
para que pudiera vivir su vida como un hombre en esta tierra de la misma manera y con las mismas limitaciones que enfrentan los seres humanos ordinarios.

Lo que es kenosis en la Biblia según Filipenses 2:5-11

Creo que el segundo punto de vista es más bíblico. Se deriva de lo que se ha llamado el «pasaje de la kenosis» de Filipenses 2:5-11. El pasaje de la kenosis, debe entenderse a la luz del pleroma de la deidad en Cristo

Los dos no pueden separarse, y tampoco se separan aquí en este pasaje de la Escritura. Después de una minuciosa exégesis de este pasaje, revisaré con más detalle las dos teorías. Esta exégesis sentará las bases para la discusión siguiente.

Para comprender plenamente el significado de este importante pasaje, se debe recurrir al griego original. La traducción al español, aunque es legítima, no expresa claramente la profundidad del significado en la lengua original.

Pablo relató el caso de la kenosis (vaciamiento) de Cristo, no para enseñar sobre la encarnación o la unión hipostática de la naturaleza dual de Cristo, sino para mostrar el ejemplo perfecto de la verdadera humildad y generosidad a las iglesias de Filipos, con el objeto de que la imitaran. 

Pablo quería que ellos tuvieran amor los unos para con los otros, que fueran de un mismo sentir,
humildes de espíritu, que consideraran a los otros como mejores que ellos, y que se preocuparan por los demás y no sólo por las necesidades propias (2:2-4). 

Esta intención se ve en el versículo cinco, donde Pablo dijo: «Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús». Él presentó la kenosis de Cristo como un patrón a cumplir. Aunque este pasaje no tenía la intención de enseñar solamente la teología de Cristo, sin embargo nos proporciona una de las mejores teologías que hay sobre este tema en la Biblia. Examinemos ahora el griego que está detrás de estos versículos.

En la Kenosis, No Estimó el ser Igual a Dios Como Cosa a que Aferrarse

«El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse» (Filipenses 2:6)

«Quién» (o el cual), es el pronombre que apunta a «Cristo Jesús» en el versículo cinco. Aunque el versículo seis diga que Jesús existió en forma de Dios, no se debe entender como que Jesús preexistió a la encarnación en forma humana. 

«Cristo» proviene del griego Christos, el equivalente del hebreo Messhiac, que significa «ungido». Este término es una referencia estricta a la humanidad, porque solamente como un ser humano es que
Jesús podía ser ungido. 

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Este término está enfocado en la encarnación. Esta humanidad no vino a existir sino hasta la concepción en el vientre de María por la obra del Espíritu Santo en torno al año 4 a.C. El nombre «Jesús», significa literalmente «Yahvé ha venido a ser la salvación». 

No fue sino hasta el momento de la encarnación que Dios asumió este nombre (Mateo 1:21). Parece que la referencia de Pablo al sentimiento que estaba en Cristo Jesús, no es el de un sentimiento hallado en un Cristo preexistente a la encarnación, sino que era un sentir que se hallaba antes de la encarnación en
el que nosotros conocemos hoy como Cristo Jesús, cuando Él era la Palabra que estaba con Dios, que es Dios mismo (Juan 1:1), y que fue hecho carne en la plenitud de los tiempos (Juan 1:14).

«El cual, siendo en forma de Dios» se traduce de hos en morphe theou huparchon. El griego huparchon, que se traduce como «siendo», proviene de dos palabras griegas: hupo, «bajo» y arjé, «principio». Implica
la existencia tanto antes como después de las condiciones mencionadas en conexión con la encarnación. 

En este caso se habla de la preexistencia en la «forma de Dios«. Morphe, en referencia a la preexistente
«forma» de Dios, habla de esa «forma externa que representa lo que es intrínseco y esencial. Esto abarca no solamente lo que puede ser percibido por otros, sino lo que está objetivamente allí». [1] 

El énfasis está puesto sobre la esencia detrás de la forma, pero también reconoce la forma visible. Theou está en el caso genitivo, lo que indica posesión. Esta forma fue realmente poseída por Dios, su propia forma. La palabra es también inarticulada, es decir que no hay ningún artículo definido (él) antes de la
misma. 

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Cuando el texto griego usa un artículo con theos, parece estar haciendo hincapié en la persona de Dios. Sin embargo, sin el artículo se refiere al ser de Dios o su esencia divina. En este contexto, Pablo estaba señalando que esta forma existente de Dios no era su persona, sino su deidad esencial.

Lo que sea exactamente esta forma que Dios poseía, no lo sabemos. Sin embargo, probablemente esta existía desde la eternidad hasta que se dio la encarnación, o quizás hasta que se dio la ascensión, que sería el momento en el que el cuerpo de Jesús habría reemplazado la necesidad de la forma visible de Dios.

Esta forma era por lo menos visible para los ejércitos celestiales, porque ellos se presentaron delante de Dios de alguna manera (1. Reyes 22:19; Job 1:6). Puesto que Dios es omnipresente, no puede haber ningún lugar específico donde vaya a reunirse, a no ser que Dios se aparezca en alguna forma visible, aunque esté en forma de Espíritu.

Pablo continúa diciendo que Cristo «no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse». Esta frase se traduce deouch harpagmon hesesato to einsai isa theoi. El significado de harpagmos, traducido como «aferrarse», no es fácil de determinar ya que esta palabra sólo se usa en esta oportunidad en el Nuevo Testamento. Incluso por fuera del griego bíblico todavía es poco frecuente, pero tiene el significado básico de «arrebatar violentamente» o «tomar ventaja de». 

A pesar de que comúnmente se ha dicho que significa «retener», tal uso no puede ser justificado. [2]
Otros entienden harpagmos como «un premio que se agarra ávidamente». [3] Paul Feinberg, considera a
la frase completa, ouch harpagmon hesesato, como una expresión idiomática que significa «aprovechar». Esto se debe a que aquí harpagmosse está utilizando como un predicado acusativo con un verbo, y lleva este mismo significado en fuentes extra-bíblicas.[4] El punto parece ser que Cristo, quien ya existía en la forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como algo de lo cual aprovecharse.

El término Isa, que proviene de isos, tiene que ver con la igualdad y semejanza. La imagen de Cristo, significa que Él era igual a Dios. Isa, de isos, tiene que ver con la igualdad y semejanza. Esto no quiere decir que haya dos seres distintos que son iguales entre sí en todos los sentidos, pues esto sería, en
efecto, diteísmo. 

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Hay que recordar que este pasaje está hablando de Jesucristo (la humanidad), y está demostrando que su deidad es la misma deidad que existía antes de la encarnación. Se está demostrando que la deidad de Cristo después de la encarnación, fue la misma deidad que había antes de la encarnación. 

Esto no puede significar que la deidad de Jesús es igual pero distinta a la del Padre, porque Dios no tiene igual (Isaías 46:5, 9). Si igual significa ser una persona distinta, entonces Jesús no sería una persona distinta del Padre, sino del mismo Dios, pues dice «igual a Dios», no «igual al Padre». 

Si «Dios» se refiriera a «toda una trinidad», entonces Jesús sería «igual a toda una trinidad» pero no «a una persona distinta perteneciente a una cierta trinidad». Así que esto no tendría ningún sentido, ni siquiera dentro del punto de vista trinitario. 

La comprensión del significado de la igualdad, es que la deidad de Jesús es idéntica a la de Dios, es decir Él es Dios. De acuerdo con Juan 1:1, la Palabra (el Verbo) era Dios mismo. Ningún otro lugar hace este hecho más explícito que el uso que los judíos le dieron al término «igual» en Juan 5:18. Aquí ellos acusaron a Jesús de hacerse igual a Dios, porque Él dijo que Dios era su propio Padre. Ellos nunca entendieron que esto significaba que Él es una persona como Dios, sino que Él es Dios mismo.

Este pasaje es de un enfoque puramente encarnacional. Lo que se discute es la preponderancia con la que Dios consideró a su encarnación. Así, en su encarnación, Dios puso a un lado la expresión de la esencia divina. [5] No consideró su existencia como la deidad, ni la forma visible de esta como algo para ser conservado, sino que voluntariamente renunció a su exclusividad para acomodar su existencia a la
de un ser humano genuino (vs. 7-8). 

Esto no quiere decir que Dios puso a un lado su esencia divina. Este pasaje se refiere únicamente a su humillación, que se dispuso cuando asumió una existencia humana.

La palabra Kenoo es Vaciarse (Kenosis  o Vaciamiento) 

Lo que es kenosis en la Biblia: Vaciamiento

«sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres» (Filipenses 2:7).

Los dos primeros segmentos de este versículo se traducen de alla heauton ekenosen morphen doulou labon. El griego alla, traducido como «sino que», indica una transición en el pensamiento o un pensamiento contrario. 

En este contexto, este: «sino que», indica las medidas adoptadas por Cristo en respuesta a la renuncia voluntaria de su forma visible e igualdad con la esencia divina. En lugar de mantener esta forma, Cristo «se despojó a sí mismo» (heauton, «a sí mismo», y ekenosen «se despojó»).

La definición de la palabra kenoo, es «vaciarse o evacuar, en el sentido de desprenderse a uno mismo de las prerrogativas propias, humillarse a uno mismo; privar a una cosa de sus funciones propias» [6] 

Esta palabra tiene dos sentidos diferentes y ambos podrían ser utilizados aquí. Si se utiliza en un
sentido metafórico, significa «de ninguna reputación» o «nada». Si se utiliza en un sentido metafísico, significa «vaciar«. 

El uso que Pablo dio a este término en otros lugares (Romanos 4:14; 1. Corintios 1:17, 9:15; 2. Corintios 9:3 – las otras únicas apariciones de esta palabra) favorece el sentido metafórico. El sentido metafísico es usado en la LXX para cosas que son vaciadas literalmente (como un frasco o una caja). 

Aunque el uno o el otro sentido podrían ser utilizados aquí, el sentido metafórico es probablemente el más preferible porque Pablo está usando la encarnación de Cristo como el ejemplo de humillación.

 La idea sería que «Cristo se hizo nada». Esto encaja bien con la mención de Pablo sobre el «orgullo vacío», del que tan solo unos pocos versículos atrás se dice que buscaban los filipenses. Mientras que ellos
estaban tratando de distinguirse buscando hacerse importantes, Cristo se hizo nada.

El griego labon es un participio adverbial modal, que es una forma de lambano, la palabra que significa «tomar». Como un segundo participio aoristo, describe la acción pasada de parte de Cristo, que tuvo lugar después de su vaciamiento (en la encarnación)

Cristo se despojó a sí mismo, tomando sobre sí la forma de siervo. Él se despojó a sí mismo, mediante la adición de una nueva existencia a su eterna esencia divina.

Esto no tiene ningún sentido para nosotros. Matemáticamente sabemos que vaciar significa restar. Si usted comienza a vaciar una habitación de la gente que está en ella, entonces cada vez tendrá menos gente en aquel lugar que antes. 

El total de una sustracción, nunca puede ser mayor que el número original del cual el número inferior fue restado. Sin embargo, con Dios fue posible. Cuando Cristo se vació (o se despojó), Él no dejó su deidad esencial con todos sus atributos y características, pero le añadió la humanidad genuina y completa
para existir en la forma de un siervo. 

Dios no perdió sus atributos divinos en la encarnación, pero ganó los atributos humanos. Entonces se puede decir que este vaciado se realizó añadiendo.

El contraste realizado por el término alla, se puede ver en el versículo seis, donde Pablo dice primero que Cristo estaba en forma de Dios (morphe theou), pero luego en el versículo siete contrasta lo anterior con la existencia que Él escogió para su encarnación, que es la forma de un siervo (morphen doulou).

Pablo continuó diciendo que Jesús fue «hecho semejante a los hombres«. La palabra que describe la forma en que Cristo vino a ser un hombre es genomenos, que es la forma de aoristo segundo de ginomai, que significa «venir a la existencia«. 

Al ser un tiempo aoristo, otra vez se refiere a que la acción ha ocurrido en el pasado. Esta semejanza entró en existencia en la encarnación, en el momento del vaciamiento de Cristo. Esto, al igual que el término labon, describe la manera en la que Cristo se vació a sí mismo.

«Semejante», no indica que la carne de Jesús era solo como la nuestra pero no de la misma sustancia. Pablo probablemente optó por utilizar la palabra homoiomati para referirse a su aspecto como un hombre común. 

Cualquiera podía mirar a Jesús y ver que Él era como nosotros en todos los sentidos. Otra posible razón por la que Pablo pudo haber elegido este uso de «semejante» fue la de evitar cualquier idea que condujera a pensar que la carne de Jesús se vio contaminada por la naturaleza pecaminosa inherente a todos los seres humanos. [7]

La correcta traducción/comprensión de Filipenses 2:6-7, es entonces la siguiente: «[Cristo] Quien estuvo existiendo continuamente en la esencia de deidad, no consideró esta igualdad visible con Dios como una cosa para ser retenida: sino que se vació a sí mismo (por la humillación alcanzada a través de la privación de sí mismo a sus propias funciones y prerrogativas) de esta igualdad visible con Dios, tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres».

En la Condición de hombre, Momento del Vaciamiento o Kenosis

«Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz» (Filipenses 2:8).

Kai schemati euretheis hos anthropos, que se traduce como «y estando en la condición de hombre», explica el momento de este vaciamiento/humillación de Cristo. He estado recalcando que lo que está a la vista es la encarnación, y todas las palabras que se refieren a la acción como habiendo sido realizada en
el pasado se refieren a la encarnación, y aquí es donde esto se demuestra mejor. 

Se ve a través de la conexión con: «haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz». Es evidente que los acontecimientos de este pasaje rodean el tiempo del ministerio terrenal de Jesús, cuando Él se hizo hombre y caminó entre los hombres, para ser solidario con nuestros semejantes, es decir con la especie humana.

El punto de la obediencia de Jesús a Dios, y el grado de su genuina humanidad, es el hecho de que Él se sometió a aceptar la muerte, incluso la muerte en la cruz. [8]

Hay una gradación de la humillación a la que Dios se sometió, la cual Pablo nos presenta en orden sucesivo (vs. 6-8). Dios pasó de existir en una forma visible de la deidad, a renunciar a esta forma (pero no a su esencia divina) con el fin de tomar sobre sí la forma de un siervo, hecho semejante a los hombres. 

No solamente Dios se hizo hombre, sino que incluso se identificó con nosotros hasta el punto de la muerte, y esto a manos de su propia creación. No sólo murió, sino que murió de la muerte más despreciable de aquellos días.

Como consecuencia de esta lección de humildad, Dios «lo exaltó [a Jesús] hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre» (Filipenses 2:9-11).

Esta exaltación no podía ser una exaltación de la deidad de Jesús, porque Él ya era la esencia divina morando en carne. Su deidad no podía ser exaltada, pero su humanidad sí lo podía. Por tanto su humanidad fue glorificada, y se le dio el honor de sentarse a la diestra de Dios. [9] Dios le dio el honor de
que toda la humanidad reconociera su eterno poder y deidad, majestad y dominio en el juicio.

El único aspecto de su identidad, que Dios podía llevar consigo al cielo, fue la humanidad que no poseyó antes de la encarnación y que asumió permanentemente tras su encarnación. Como lo dijo Daniel Segraves: «Por lo que sabemos, la única diferencia entre la existencia pre-encarnada y la post- resucitada de Cristo, es que ahora la humanidad ha sido permanentemente incorporada en la deidad.» [10]

El punto final que analizaremos con respecto a este pasaje, es que todas las apariciones del término «Dios» antes de la encarnación están sin el artículo, lo que indica que lo que está a la vista es la esencia de la deidad y no el ser de Dios (vs. 6-8). Sin embargo, después de la encarnación, se utiliza el artículo definido con theos, lo que indica que la persona de Dios está a la vista. Esta distinción y el marco de tiempo en la que se hace la distinción, es importante. 

El impacto de esto es lo siguiente: «Antes de que Él hubiera añadido una existencia humana plena a su deidad absoluta, habría sido inapropiado implicar cualquier distinción dentro de la deidad. La distinción
surge con la aparición de una persona humana, aún cuando esta persona deba su existencia a la encarnación». [30] Después de que Dios se hizo hombre, Jesús es visto como siendo distinto, pero no separado de Dios, su Padre.


[1]Homer A. Kent Jr., Comentario Expositivo de la Bíblia, ed. Frank E. Gaebelein. Vol. 11 (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1978), 126, como se encuentra en Segraves, 11.

[2]Feinberg, «La Kenosis y La Cristología: Un Análisis Exegético-Teológico de Filipenses 2:6-11», que se encuentra en Trinity Journal, 1980), 41

[3]Feinberg, «La Kenosis y La Cristología: Un Análisis Exegético-Teológico de Filipenses 2:6-11», que se encuentra en Trinity Journal, 1980), 41

[4]Paul Feinberg, 34-35

[5]Kenneth S. Wuest, Estudio de Palabras del Nuevo Testamento Griego de Wuest, vol. 2. (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1973), 64, como se encuentra en Segraves, 12

[6]Wesley J. Perschabacher, ed, El Nuevo Léxico Griego Analítico (Peabody, MA: Hendrickson Publishers, Inc., 1990), 236

[7]Segraves, 13

[8]La crucifixión era la forma más deshonrosa de ejecución entre los romanos. Estaba reservada sólo para los más bajos de los criminales. La manera honorable para ser ejecutado era la de ser decapitado por
la espada (Romanos 13:4). Para mostrar la magnitud de la humillación de Jesús, Pablo señaló que Jesús no sólo se sometió a la idea de morir por nuestros pecados, sino que ofreció su vida en la forma más deshonrosa de ejecución practicada en su día.

[9]La «diestra de Dios» no es un indicativo de un entorno local o de una realidad física, sino una expresión
antropomórfica que habla de la exaltación, el poder, el prestigio, el honor y la fuerza de Dios. Las expresiones antropomórficas relativas a Dios, son expresiones hechas en terminología humana, con el fin de comprender aspectos de su ser infinito que de otra manera   no   podrían ser    expresados    y   
comprendidos    por    las  mentes humanas finitas

[10]Segraves, 14

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