MONARQUIANISMO MODALISTA

Por David K. Bernard

Escrito de investigación preparado en 1978 para una clase de religión en la Universidad Rice en Houston, Texas

Monarquianismo Modalista: Unicidad en la Historia de la Iglesia

Cuál es la naturaleza de Dios? ¿Cuál es relación de Jesucristo para con Dios? Estas dos preguntas son fundamentales para el cristianismo. La respuesta tradicional del cristianismo se da por medio de su doctrina de la trinidad. Sin embargo, en los primeros siglos del cristianismo esta formulación de ninguna manera significaba la respuesta definitiva.

De hecho, La Nueva Enciclopedia Católica dice que en el segundo siglo D.C. “una solución trinitaria estaba todavía en el futuro” y ese dogma trinitario “no estaba sólidamente establecido. . . antes del fin del cuarto siglo”.[1]

Habían muchas explicaciones de la naturaleza de Dios y de Cristo, varias de las cuales gozaban de una extensa aceptación. Una de las más importantes de éstas era el monarquianismo modalista, la cual afirmaba tanto la Unicidad absoluta de la Deidad como la Divinidad de Jesucristo.

Según el historiador eclesiástico Adolfo Harnack, el monarquianismo modalista era el rival más peligroso del trinitarismo en el período de 180 D.C. a 300 D.C. De algunos pasajes de Hipólito, Tertuliano y Orígenes, él concluye que el modalismo fue la teoría oficial de Roma por casi una generación, y que en cierta fecha fue “abrazada por la gran mayoría de los cristianos”. [2]

A pesar de su evidente importancia, es difícil llegar a una descripción completa de lo que era realmente el monarquianismo modalista. Algunos de los más prominentes modalistas eran Noeto, Práxeas, Sabelio, Epígono, Cleómenes, Marcelo de Ancira, y Comodiano.

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Por lo menos dos obispos Romanos (más tarde clasificados como papas), Calixto y Ceferino, fueron acusados por sus opositores de ser modalistas. Es difícil obtener la información exacta acerca de estos hombres y de sus creencias, porque las fuentes históricas existentes, fueron todas escritas por sus opositores trinitarios que tenían el propósito de refutar la doctrina de sus antagonistas.

La Doctrina de los Modalistas fue Mal Interpretada, tergiversada y torcida

Por ejemplo, posiblemente había algunas diferencias entre las teologías de Noeto, Práxeas, Sabelio, y Marcelo; es difícil de determinar cuán serias eran aquellas diferencias. Sin embargo, es cierto que cada uno mantenía una creencia en la Deidad plena de Jesucristo mientras que no admitía alguna distinción de personas en la Deidad.

La doctrina modalista, generalmente se explica simplemente como la creencia de que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son solamente manifestaciones, o modos, del único Dios (monarca), y que no son tres personas distintas (hypostases).

Debe ser distinguida del monarquianismo dinámico que también mantenía la Unicidad de Dios. El monarquianismo dinámico declaraba que Jesús era un ser inferior y subordinado a Dios. Más precisamente, el monarquianismo modalista es la creencia que considera a “Jesús como la encarnación de la Deidad” y como “el Padre encarnado”. [3]

Esta idea tiene la ventaja obvia de mantener la fuerte tradición monoteísta judía mientras que también afirma la antigua creencia cristiana en Jesús como Dios. A la misma vez evita las paradojas y los misterios del dogma trinitario. Sin embargo, los trinitarios mantenían que no explicaba adecuadamente el Logos, el Cristo preexistente, ni la distinción bíblica entre el Padre y el Hijo. Un análisis del modalismo revela cómo esa doctrina contesta aquellas objeciones.

Análisis del Modalismo 

Los monarquianos modalistas tenían no solamente un concepto de Dios diferente al concepto de los trinitarios, sino que también tenían diversas definiciones del Logos y del Hijo. Su posición básica era que el Logos (Verbo) no es un ser personal distinto, sino que está unido con Dios en casi la misma manera que un hombre y su palabra. Es un poder “indivisible e inseparable del Padre”, tal como Justino Mártir describió aquella creencia. [4]

Para Marcelo, el Logos es Dios mismo, particularmente en cuanto a la actividad. [5] Así entonces, el concepto trinitario del Logos como un ser distinto (basado en la filosofía de Filón) fue rechazado. Los modalistas aceptaban la encarnación del Logos en Cristo, pero para ellos eso significaba simplemente la extensión del Padre en forma humana.

La idea modalista de la definición del Hijo es muy parecida a su concepto del Verbo. Ellos mantenían que el Hijo se refiere al Padre manifestado en carne. Práxeas negó la preexistencia del Hijo, usando el término Hijo para referirse solamente a la encarnación. [6]

La distinción entre el Padre y el Hijo es que Padre se refiere a Dios en sí mismo en espíritu, pero Hijo se refiere al Padre manifestado en carne (en Jesús). El Espíritu en Jesús era el Padre, pero Hijo se refiere específicamente a la humanidad de Jesús y también a la Deidad.

Claramente entonces, los modalistas no querían decir que Padre es intercambiable con Hijo en terminología. En cambio, ellos querían decir que las dos palabras no implican hipóstasis distintas (personas) de Dios sino solamente diversos modos del único Dios.

Juntando los dos conceptos del Logos y del Hijo, vemos cómo los modalistas pensaban acerca de Jesús. Noeto dijo que Jesús era el Hijo por causa de su nacimiento, pero que también era el Padre. [7]

La Doctrina Modalista del Logos

La doctrina modalista del Logos, identificaba al Espíritu de Cristo como el Padre. La encarnación era como una teofanía final en la cual se revela el Padre completamente. Sin embargo, esto no era el docetismo (la creencia de que Jesús era solamente un ser espiritual), porque Práxeas y Noeto enfatizaban lanaturaleza humana de Jesús, especialmente sus debilidades y sus sufrimientos humanos.

Como en el trinitarismo, Jesús era “hombre verdadero y Dios verdadero”; para los modalistas, Jesús era la encarnación de la plenitud de la Deidad y no apenas la encarnación de una persona distinta llamada el Hijo o el Verbo.

La Objeción contra el Monarquianismo Modalista

La objeción más común hecha en contra del monarquianismo modalista era que esa doctrina era Patripasiana; es decir, que ella implicaba que el Padre sufrió y murió. Tertuliano fue el primero en acusar a los modalistas de esta forma. Él interpretaba que el modalismo significaba que el Padre es lo mismo que el Hijo. Pero esto significaría que el Padre murió, una imposibilidad clara. De esta manera, Tertuliano buscaba ridiculizar y refutar al modalismo.

Más tarde los historiadores, aceptando la discusión de Tertuliano como verdadera, han identificado a la doctrina del modalismo como Patripasianismo. Sin embargo, Práxeas explicó que mientras que Jesús era el Padre encarnado, Jesús murió solamente en cuanto a su humanidad, como el Hijo. Evidentemente Sabelio negó la acusación de que el modalismo era lo mismo que el Patripasianismo. [8]

El debate entero puede ser resuelto fácilmente si se reconoce que el modalismo no enseñaba, tal como Tertuliano concluía, que el Padre es el Hijo, sino que el Padre está en el Hijo.

Como dijo Comodiano, “el Padre entró en el Hijo, un Dios por todas partes”. [9] De igual manera, Sabelio explicó que el Logos no era el Hijo sino que era vestido por el Hijo. [10] Respondiendo a esta acusación, otros modalistas explicaban que el Hijo sufrió, mientras que el Padre se compadeció o “sufrió con el Hijo”. [11] Al decir esto, ellos querían decir que el Hijo, el hombre Jesús, sufrió y murió.

El Padre, el Espíritu de Dios dentro de Jesús, no podría haber sufrido ni haber muerto en ningún sentido físico, sin embargo, Él debe haber sido afectado o haber participado en el sufrimiento de la carne. Por consiguiente, Ceferino dijo, “Conozco a un solo Dios, Jesucristo, y aparte de Él no conozco a ningún otro que naciera o que pudiera sufrir. . . No era el Padre quien murió sino el Hijo”. [12]

De estas declaraciones, parece claro que los modalistas mantenían que el Padre no era carne sino que se vistió o se manifestó en carne. Murió la carne pero el Espíritu eterno no murió. Por lo tanto, el Patripasianismo es un término engañoso e inexacto que no se puede usar para definir al monarquianismo modalista.

Básicamente, entonces, el monarquianismo modalista enseñaba que Dios no tiene ninguna distinción de número sino solamente de nombre o de modo. El término Hijo se refiere a la encarnación. Esto significa que el Hijo no es una naturaleza eterna, sino que es un modo de la actividad de Dios hecho especialmente con el propósito de la salvación de la humanidad.

No hay un Hijo preexistente, pero uno puede hablar del Cristo preexistente puesto que el Espíritu de Cristo es Dios mismo. El Logos se ve como algo que se refiere a la actividad de Dios. Entonces, Jesús es el verbo o la actividad del Padre vestido en carne.

Al igual que el Logos, el Espíritu Santo no es un ser distinto. El término Espíritu Santo describe lo que Dios es, y se refiere al poder de Dios y a su acción en el mundo. Entonces, los términos Logos y Espíritu Santo se refieren a Dios mismo, en modos específicos de actividad.

El Efecto del Monarquianismo Modalista

El efecto del monarquianismo modalista es el de reafirmar el concepto del Antiguo Testamento de un Dios indivisible que puede manifestarse y se manifiesta a sí mismo y su poder en muchas maneras diversas.

Además, Jesucristo se identificacomo el único Dios que se ha manifestado a sí mismo por medio de la encarnación en un cuerpo humano. Así entonces, el modalismo reconoce la Deidad plena de Jesús, mucho más de lo que la reconoce el trinitarismo, lo cual es exactamente lo que los modalistas decían. [13] La plenitud y la perfección de Dios están en Jesús.

En resumen, el monarquianismo modalista puede ser definido como la creencia de que Padre, Hijo, y Espíritu Santo son manifestaciones de un solo Dios sin posibles distinciones de personas. Además, el único Dios se expresa completamente en la persona de Jesucristo.

NOTAS

[1] “Trinity, Holy (Trinidad, Santa)”, The New Catholic Encyclopedia, XIV, 295-305.

[2] Adolph Harnack, History of Dogma (Londres; Williams y Nor-gate, 1897), III, 51-54. 21

[3] “Monarchianism (Monarquianismo)”, The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge, VII, 454-458.

[4] H. A. Wolfson, The Philosophy of the Church Fathers (Cambridge, Massachusetts: Prensa de la Universidad de Harvard, 1970), y, 581-584.

[5] J.A, Dorner, Doctrine of the Person of Christ (Edinburgo: T. y T. Clark, 1870), II, 273.

[6] Ibid, II, 20.

[7] Wolfson, I, 591.

[8] “Monarchianism (Monarquianismo)”, The Encyclopedia of Religion and Ethics, VIII, 780.

[9] Wolfson, I, 583-584.

[10] Dorner, II, 164.

[11] Harnack, III, 68.

[12] Jules Lebreton y Jacques Zeiller, Heresy and Orthodoxy, Vol. IV de A History of the Early Church (Nueva York: Collier, 1962), p. 155.

[13] Harnack, III, 63.

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