¿Qué significa la oración del justo puede mucho?
La oración eficaz del justo puede mucho, Santiago 5:16, prédica escrita
El libro de Santiago dice: “La oración eficaz del justo puede mucho”. Este versículo nos motiva a clamar a Dios porque Él usa nuestras oraciones para obrar en nuestras vidas y en las demás personas. El contexto de la afirmación de Santiago se relaciona específicamente con su enseñanza sobre la sanidad y la oración. Sigue directamente su instrucción de confesarse unos a otros y orar unos por otros para la curación.
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Pero, ¿Qué significa exactamente Santiago 5:16? ¿Significa que recibiremos todo por lo que oramos, o que la santidad fortalece nuestras oraciones?. Antes de responder estas preguntas y señalar las características de la oración eficaz, veamos el versículo en su contexto.
Un llamado a la oración
Contexto del versículo de Santiago
«¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho» (Santiago 5:13–16)
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En otras palabras, si la oración puede ayudar a un hermano que está enfermo, luchando contra el pecado o sufriendo por cualquier otra razón, ¡ora!, Dios escucha el clamor de sus hijos. Luego, en el versículo 16, Santiago reitera el poder de la oración.
La oración de fe salvará al enfermo
Santiago sugiere que a veces la enfermedad es el resultado de un pecado no confesado. No está diciendo que todas las enfermedades que experimentamos sean consecuencia del pecado, sino que algunas dolencias tienen sus raíces en el pecado. Cuando este es el caso, debemos confesar nuestros pecados para que Dios nos perdone.
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Santiago no está dando una promesa general de sanidad. En cambio, está presentando consejos prácticos. Cuando es la voluntad de Dios otorgar sanidad, la “oración de fe salvará al enfermo” (Santiago 5:15).
En el caso de que un pecado no confesado sea la razón de una enfermedad, Santiago quiere que los creyentes comiencen su oración por sanidad con la confesión y el arrepentimiento. Él sabe que alejarse del mal “será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos” (Proverbios 3:8).
Al igual que David, cuyos pecados ocultos le quitaron la fuerza y provocaron que sus huesos se desgastaran (ver Salmo 38:3, 7–10), nuestros pecados, si no los confesamos, pueden enfermarnos físicamente (Salmo 32:3–5). Solo después de recibir el perdón del Señor, nuestras oraciones por sanidad serán escuchadas y contestadas (2 Crónicas 7:14).
¿Qué es una persona justa?
La persona justa es aquella que ha sido justificada ante Dios, aquella cuyos pecados son perdonados. Entonces, el que es perdonado y en buena posición con Dios puede orar de una manera “útil, ventajosa, poderosa” y así recibir excelentes resultados.
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Oraciones que son poderosas y efectivas provienen de personas justas: “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal” (1 Pedro 3:12); ver también Salmo 34:15). El Señor no escuchará a los que abrigan el pecado en su corazón (Salmo 66:18).
Necesitamos una fe viva y obediencia
Una persona justa tiene una fe viva que busca obedecer al Señor y Su Palabra. Proverbios 28:9 advierte: “El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable”. La confesión y el arrepentimiento del pecado son condiciones previas para tener el oído del Señor. Sólo cuando experimentemos el perdón de Dios, nuestras oraciones tendrán el poder de hacer mucho. La oración exitosa proviene de creyentes que desean apasionadamente ver que la voluntad de Dios se cumpla en sus vidas.
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El ejemplo del profeta Elías
Santiago destaca a Elías, el profeta, como un hombre justo que oraba fervientemente y con poder. Sus oraciones “pudieron mucho”:
“Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto” (Santiago 5:17–18). Al igual que nosotros, Elías tenía debilidades y defectos humanos. Pero estaba tan en sintonía con la voluntad de Dios que reconoció cuándo Dios quería que comenzara la sequía y cuándo quería terminarla.
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El ejemplo de Elías nos desafía hoy a buscar una relación más cercana con Dios para que nosotros también podamos conocer, seguir y orar de acuerdo a Su voluntad.
Cuando estamos bien con Dios y nuestras oraciones están de acuerdo con la voluntad de Dios, podemos confiar en que serán contestadas (1 Juan 5:14–15) porque la oración de los justos puede mucho!
¿Características de la oración eficaz del justo?
1) La oración eficaz se hace en la fe.
Santiago menciona «la oración de fe» dos veces, una vez en Santiago 1:5-8 y otra vez en Santiago 5:15. La fe es necesaria para una oración eficaz porque, como dice Hebreos 11:6, “sin fe es imposible agradar a Dios”. Es por la fe que la oración del justo puede mucho.
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Algunas personas tratan de manipular a Dios en este punto, alegando que recibirán sus pedidos porque (supuestamente) los hicieron en fe. Pero la oración de fe no se trata de los resultados de nuestras oraciones. Más bien, tiene que ver con la simple creencia de que Dios existe, nos escucha y que cada resultado de la oración está en Sus manos soberanas y misericordiosas.
2) La oración eficaz tiene los motivos correctos.
Santiago menciona otro obstáculo para la oración eficaz: los motivos incorrectos. Santiago 4:3 dice: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. Los motivos impuros pueden descalificar nuestras oraciones.
3) La oración eficaz sale de los labios de “los justos”.
Santiago no promete que la oración de todos pueda obtener todo lo que se pide, él menciona específicamente “la oración del justo”. Debemos tener cuidado en este punto, porque nadie es perfecto y Dios finalmente nos escucha por la justicia de Cristo, no la nuestra. Sin embargo, nuestra vida santa sí importa en la oración, como afirma Santiago.
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El salmista reconoce: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado” (Salmo 66:18). Otros pasajes mencionan que nuestro pecado contra otros puede ser un obstáculo para la oración (ver 1 Pedro 3:7; Mateo 5:23-24; Marcos 11:25; 1 Timoteo 2:8).
Nuestra motivación para vivir con rectitud debe ser primero agradar a Dios, no recibir lo que queremos. (¡No olvide que nuestros motivos importan!) Dios es quien decide cómo y cuándo responder.
Ezequías, otro ejemplo
Vale la pena mencionar el ejemplo del rey Ezequías en Isaías 38. Después de escuchar que iba a morir (versículo 1), Ezequías clamó por misericordia, y apoyó su súplica al recordarle a Dios su justicia: “Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro” (versículo 3).
Dios respondió: “He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años” (versículo 5).
4) La oración eficaz tiene la postura de “Hágase tu voluntad”.
El pensamiento erróneo sobre la oración enseña que siempre resultará en obtener lo que queremos, a veces con una mentalidad de “nómbralo y reclámalo”. Pero las respuestas de Dios no siempre están de acuerdo con nuestros deseos o nuestro horario. Incluso nuestro Señor Jesucristo, el pináculo de la justicia, oró “no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39). Nuestra confianza ante Dios es que “si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14).
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Hay más que podría mencionar, pero vale la pena recomendar lo que considero que es la práctica más útil para la oración: orar la Biblia. No debería sorprendernos que permitir que la Palabra de Dios dé forma a nuestras oraciones, es algo poderoso, porque produce lo que necesitamos para orar con eficacia: fe, vida y motivos santos, y una comprensión de la voluntad revelada de Dios (ver Romanos 10:17; Juan 17:17).
¿Cuáles son los resultados de la oración eficaz?
La respuesta es simple: Los resultados que quiere nuestro Dios todopoderoso. Considere el ejemplo que comparte Santiago y que ya fue mencionado anteriormente, el ejemplo del profeta Elías. De acuerdo con este ejemplo de 1 Reyes 17–18, ¡La oración efectiva puede detener la lluvia por más de tres años!
Por lo tanto, no hay límites en la forma en que Dios puede responder a nuestras oraciones de acuerdo con Su voluntad soberana.
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El apóstol Pablo escribió: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿Cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32). Si somos hijos de Dios y “más que vencedores” ante Sus ojos (Romanos 8:37), ¿Por qué Él no nos respondería si oramos conforme a Su voluntad?.
La oración eficaz cambia el mundo
Me gusta la historia que cuenta el Dr. Phil Ryken. Como miembro de una iglesia en Escocia, Ryken observó que los miembros de la iglesia agradecían a Dios por responder a sus oraciones para ayudar a los países de Europa del Este a escapar del comunismo y del imperio soviético. Realmente pensaron que sus oraciones ayudaron en estos eventos globales.
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Ryken comentó que estaba a punto de decirles a algunos que la situación era más complicada de lo que pensaban. Después de todo, estaban los problemas de la economía global, las complejas relaciones entre las naciones, la amenaza de las armas nucleares y las graves fallas del comunismo. Iba a decirles que sus oraciones por sí solas no eran suficientes para derribar el Muro de Berlín. Pero no lo hizo. Él sabía que tal pensamiento no era correcto y que Dios usa las oraciones de Sus hijos para cambiar el mundo.
¿No es cierto que “lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios” (1 Corintios 1:27)? No olvidemos que Dios nos manda orar “por los reyes y por todos los que están en altos cargos” (1 Timoteo 2:2). ¿Por qué ordenaría esto si no tuviera planes de usar nuestras oraciones para que los líderes mundiales cambien el mundo?
Tiene mayores resultados de los que imaginamos
La oración efectiva tiene mayores resultados de los que podemos imaginar. Dios es “poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (Efesios 3:20).
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Dios no siempre nos va a responder de la manera o el momento que queremos. Pero cuando oramos con fe, todo es posible, no porque seamos tan sabios o poderosos, sino porque nuestro Dios soberano lo es.
Conclusión: La oración del justo puede mucho
Santiago 5:16 nos recuerda que la oración eficaz del justo puede mucho, tiene un poder incalculable porque Dios mismo la respalda. No se trata de una fórmula mágica para obtener todo lo que queremos, sino de un llamado a vivir en justicia y comunión con Él, orando con fe, con los motivos correctos y en completa sumisión a Su voluntad.
Los ejemplos de Elías, Ezequías y otros hombres de fe nos enseñan que Dios obra poderosamente a través de la oración cuando está alineada con Su propósito. Orar no solo cambia nuestras circunstancias, sino que nos transforma a nosotros mismos, fortaleciéndonos espiritualmente y acercándonos más al corazón de Dios.
Por eso, no subestimemos el poder de la oración. Seamos creyentes que claman con fe, confiando en que Dios escucha y actúa conforme a Su voluntad perfecta. Porque, sin duda, ¡la oración del justo puede mucho!