No Retroceder (Prédica Escrita)

Llamados para No Retroceder

La vida cristiana está llena de retos, decisiones, y momentos en los que nos vemos enfrentados a la tentación de retroceder. El mundo, las circunstancias, y a veces incluso nuestros propios corazones nos invitan a mirar hacia atrás, a dudar de nuestro llamado y a cuestionar si seguir adelante vale la pena. Sin embargo, la Palabra de Dios nos insta repetidamente a perseverar, a avanzar y a no retroceder. Hoy reflexionaremos sobre cómo mantenernos firmes en nuestro caminar con Cristo, incluso cuando todo parece estar en nuestra contra.

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¡No somos de los que retroceden!

El pasaje clave para esta reflexión lo encontramos en Hebreos 10:39: “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.” Este versículo nos desafía a identificar nuestra posición en la vida cristiana. No somos llamados a mirar hacia atrás, a ceder terreno, o a abandonar la fe, sino a perseverar con confianza en la fidelidad de Dios.

El contexto de Hebreos 10 nos habla de una iglesia enfrentando persecuciones y pruebas. Muchos podrían haber sentido la tentación de abandonar la fe para evitar el sufrimiento, pero el escritor de Hebreos les recuerda que su recompensa eterna supera cualquier dificultad temporal. Hoy, aunque nuestras pruebas puedan ser distintas, el llamado sigue siendo el mismo: no retroceder.

Debemos reconocer las tentaciones

  1. El temor al sufrimiento: Como los creyentes en Hebreos, podemos enfrentar el miedo a perder algo por nuestra fe: amistades, oportunidades laborales, o incluso la aprobación de la sociedad. Este temor puede paralizarnos y llevarnos a dudar.
  2. El cansancio espiritual: La vida cristiana requiere constancia. Las oraciones no contestadas, los conflictos internos, y las luchas externas pueden llevarnos al desánimo y a pensar que seguir adelante es demasiado difícil.
  3. El atractivo del pasado: A veces miramos atrás, como el pueblo de Israel lo hizo en el desierto, recordando las «comodidades» de Egipto sin considerar que esas cosas nos mantenían en esclavitud. El pasado puede parecer atractivo cuando el presente es desafiante.

Mirando hacia adelante con fe

Para no volver atrás, es esencial mantener una visión clara de lo que hay delante de nosotros. En Filipenses 3:13-14, el apóstol Pablo escribe: “Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

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Pablo entendía que el pasado no debía definir su futuro. Su enfoque estaba en el premio eterno. Este enfoque es clave para avanzar. Si mantenemos nuestra mirada fija en Cristo y en la promesa de la vida eterna, encontraremos fuerzas para superar cualquier obstáculo.

Las herramientas para perseverar y no retroceder

  1. La Palabra de Dios: El Salmo 119:105 dice: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” La Biblia nos proporciona dirección, consuelo y esperanza en medio de las dificultades. Al meditar en sus promesas, somos fortalecidos.
  2. La oración: En Filipenses 4:6-7 se nos anima a llevar todas nuestras cargas al Señor en oración. Cuando derramamos nuestro corazón delante de Dios, encontramos paz y renovamos nuestras fuerzas.
  3. La comunidad de fe: Hebreos 10:24-25 nos recuerda la importancia de no dejar de congregarnos y alentarnos unos a otros. No estamos llamados a caminar solos; necesitamos la oración y el apoyo de otros creyentes.
  4. El Espíritu Santo: El Espíritu Santo es nuestro consolador y ayudador. Nos da poder para resistir la tentación, sabiduría para tomar decisiones, y valor para enfrentar nuestras luchas.

Ejemplos de perseverancia

La Biblia está llena de historias de hombres y mujeres que no retrocedieron, incluso frente a circunstancias imposibles:

  • Josué y Caleb: Mientras los otros espías temieron a los gigantes en la tierra prometida, Josué y Caleb confiaron en la promesa de Dios y animaron al pueblo a avanzar (Números 13-14).
  • Nehemías: Frente a la oposición y las amenazas, Nehemías perseveró en la reconstrucción de los muros de Jerusalén, confiando en que Dios estaba con él (Nehemías 4:14).
  • Jesús: El mayor ejemplo de todos es nuestro Señor Jesucristo, quien, a pesar del sufrimiento y la cruz, no retrocedió, sino que obedeció al Padre hasta el final (Hebreos 12:2).

Promesas para quienes perseveran

Dios no solo nos llama a perseverar, sino que también nos da promesas para fortalecer nuestra fe en el proceso:

  • Mateo 24:13: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.”
  • Gálatas 6:9: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”
  • Isaías 40:31: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”

Aplicando la enseñanza a nuestra vida

  1. Evalúa tu corazón: ¿Hay áreas en tu vida donde has sentido la tentación de retroceder? Identifícalas y llévalas en oración delante de Dios.
  2. Renueva tu mente: Llena tu mente con la Palabra de Dios. Memoriza versículos que te recuerden su fidelidad y su promesa de estar contigo.
  3. Busca apoyo: Si estás luchando, acércate a un amigo de fe o un líder espiritual. Comparte tus cargas y permite que te animen.
  4. Confía en la gracia de Dios: Recuerda que no avanzas por tus propias fuerzas, sino por la gracia y el poder de Dios obrando en ti.

Conclusión sobre No retroceder

El llamado de Dios para sus hijos es claro: no retroceder. Aunque las pruebas sean intensas, los obstáculos parezcan insuperables, o el pasado nos llame con insistencia, somos fortalecidos por su Palabra, guiados por su Espíritu y sostenidos por su amor.

Levantemos nuestra mirada hacia Cristo, el autor y consumador de nuestra fe, y avancemos con valor, sabiendo que el que comenzó en nosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6). ¡Adelante, en el poder del Señor, sin retroceder!.

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