Reflexión sobre las excusas

Reflexión Cristiana: Rompiendo las Cadenas de las Excusas

Las excusas son algo tan antiguo como la humanidad misma. Desde el principio de los tiempos, los seres humanos han buscado justificarse o evitar responsabilidades mediante excusas. En esta reflexión, exploraremos ejemplos bíblicos de excusas, cómo estas afectan nuestra relación con Dios y qué pasos podemos tomar para superarlas y vivir conforme a Su voluntad.

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Ejemplos y reflexión sobre excusas en la Biblia

4 Ejemplos de excusas en la Biblia

1. El Origen de las Excusas: Adán y Eva

El primer ejemplo de excusas lo encontramos en el Jardín del Edén. Después de que Adán y Eva comieran del fruto prohibido, Dios les preguntó qué había sucedido. Adán respondió: “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” (Génesis 3:12). Eva, por su parte, dijo: “La serpiente me engañó, y comí” (Génesis 3:13).

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En lugar de asumir la responsabilidad, ambos trataron de desviar la culpa. Adán culpó a Eva (e implícitamente a Dios), y Eva culpó a la serpiente. Este incidente ilustra cómo las excusas nos separan de Dios y nos impiden enfrentar nuestras faltas.

2. Moisés: “No Soy Elocuente”

Cuando Dios llamó a Moisés para liberar a Israel de la esclavitud en Egipto, él también presentó excusas. En Éxodo 4:10, Moisés le dijo al Señor: “¡Ay, Señor! Nunca he sido hombre de palabra, ni antes ni ahora que hablas con este siervo tuyo; soy torpe de lengua y se me traba la lengua”.

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Moisés estaba enfocándose en sus debilidades en lugar de confiar en el poder de Dios. Sin embargo, Dios le aseguró que él le daría las palabras y le envió a Aarón como ayudante. Este ejemplo nos recuerda que nuestras limitaciones no son un obstáculo para el propósito de Dios cuando confiamos en él.

3. Jeremías: “Soy Muy Joven”

Jeremías también intentó excusarse cuando Dios lo llamó para ser profeta: “¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño” (Jeremías 1:6). Pero Dios le respondió: “No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande” (Jeremías 1:7).

Dios no acepta excusas cuando nos llama. Él conoce nuestras limitaciones y aún así nos elige para Su obra. Cuando nos escudamos en excusas como la falta de experiencia, estamos ignorando el poder transformador de Dios.

4. Los Invitados a la Boda: “No Puedo Ir”

Jesús relató una parábola sobre un rey que organizó una gran boda para su hijo. Cuando envió a sus siervos a invitar, muchos dieron excusas: uno dijo que tenía que atender su campo, otro que debía probar sus bueyes, y otro que se había casado recientemente (Lucas 14:18-20).

Estas excusas reflejan cómo las prioridades equivocadas pueden alejarnos de la voluntad de Dios. Cuando ponemos nuestras ocupaciones o intereses personales por encima de Su llamado, perdemos oportunidades de bendición.

Excusas Modernas

En la actualidad, también usamos excusas para evitar responsabilidades espirituales o cumplir con el llamado de Dios:

  • “No tengo tiempo para orar o leer la Biblia.”
  • “No estoy preparado para servir en la iglesia.”
  • “Otros son más capaces que yo.”
  • “Dios sabe que tengo muchas preocupaciones ahora mismo.”

Estas excusas revelan nuestras inseguridades, temores o falta de compromiso. Sin embargo, Dios nos llama a superar estas barreras y a confiar en Su poder.

Cómo Romper con las Excusas

  1. Reconoce las Excusas: Identifica cuándo estás usando una excusa para evitar algo que Dios te está pidiendo.
  2. Confía en Dios: Recuerda que él no te llama por tus capacidades, sino por Su propósito. Filipenses 4:13 nos asegura: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
  3. Da el Primer Paso: Muchas veces, el primer paso es el más difícil. Cuando Moisés y Jeremías obedecieron a pesar de sus excusas, Dios hizo grandes cosas a través de ellos.
  4. Busca Apoyo Espiritual: Rodéate de personas que te animen y oren por ti. El cuerpo de Cristo está diseñado para trabajar en unidad.
  5. Enfócate en las Promesas de Dios: En lugar de fijarte en tus limitaciones, medita en las promesas de la Biblia. Dios está contigo y nunca te dejará (Deuteronomio 31:6).

Reflexión Final sobre las excusas

Las excusas pueden parecer una salida fácil, pero en realidad nos estancan y nos apartan de las bendiciones que Dios tiene para nosotros. Como vemos en la Biblia, Dios no elige a los perfectos, sino a aquellos dispuestos a obedecer. Cuando dejamos de enfocarnos en nuestras limitaciones y nos rendimos al poder de Dios, podemos vivir plenamente Su propósito.

Así que la próxima vez que te sorprendas dando una excusa, detente un momento y ora. Pregúntale a Dios qué quiere que hagas y confía en que él te dará la fuerza y el coraje para hacerlo. Recuerda, Dios no llama a los capacitados, él capacita a los llamados.

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