DEFENSA DE PABLO ANTE EL SANEDRÍN (HECHOS 23)

PABLO SE DEFIENDE ANTE EL SANEDRÍN (Hechos 22:30; 23:1-35)

«Pablo se quedó mirando fijamente al consejo y dijo: Hermanos, hasta hoy yo he actuado delante de Dios con toda buena conciencia» (Hechos 22:31)

En la historia, el cristianismo ha tenido detractores y perseguidores cuyo empeño ha sido detener el avance de éste, primero cuando era solo un movimiento y después como religión en el cual el cristianismo necesitó siempre de apologistas que acudieran en defensa de esa fe que transmitía el evangelio a través de los predicadores misioneros que expusieron sus vidas para que el mensaje de salvación corriera por el mundo conocido.

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El apóstol Pablo entra en ese grupo importantísimo de hombres y mujeres defensores de la fe que estuvieron involucrados en estas experiencias.

En esta ocasión estaremos estudiando algunos detalles de la defensa del apóstol Pablo ante el Sanedrín. En segundo lugar, valoraremos las estrategias utilizadas ante las autoridades judías; además trataremos de comprender los objetivos de esta defensa y al final reflexionaremos acerca de la protección que Dios tiene sobre sus siervos y siervas que le sirven en todo tiempo. En el nombre de Jesucristo esperamos que esta reflexión sea provechosa para nuestro saber teológico.

PABLO ANTE EL SANEDRÍN (Hechos 23:1-10)

Cuando Pablo fue llevado para defenderse de las acusaciones que le hacían sus detractores ante el sanedrín, rápidamente se dio cuenta que no tendría un juicio imparcial, todo esto generado por el contexto religioso en que aparece el apóstol con el mensaje del evangelio de Jesucristo, que en la edad temprana de la iglesia era todo un acontecimiento positivo y negativo.

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Positivo para la iglesia porque el evangelio se estaba predicando y el mensaje evangelizador corría por todas partes e involucraba a toda la humanidad. Por otra parte, negativo dado que todo el judaísmo miraba en el evangelio de Jesús una amenaza para su religión, por esto de aquí en adelante sería considerado una herejía para ellos, rechazado y perseguido por gran parte de los fanáticos religiosos judíos.

DETALLES DE LA DEFENSA DE PABLO ANTE EL SANEDRÍN

En esta segunda defensa, a Pablo se le da la oportunidad de defenderse primero ya que la acusación o el asunto a tratar ya era conocido de todos los involucrados.

El día anterior, el apóstol Pablo, vio como una gran oportunidad de dar el mensaje en el templo fue frustrada por la multitud, ya que ellos no le permitieron terminar su mensaje, pues empezaron a alborotarse.

Ahora Pablo tiene otra oportunidad de ganar a Israel para Jesús, y quizás una mejor oportunidad. Aquí él habló ante el concilio teniendo la oportunidad de predicar de Jesús a hombres influyentes.

No sabía… que era el sumo sacerdote… pues escrito está: no maldecirás a un príncipe de tu pueblo (Hechos 23:5)

En los primeros cinco versículos encontramos al sumo sacerdote como máximo representante de la jerarquía judía acompañados de otros que eran parte del concilio, a éstos según el versículo 1, Pablo mira fijamente, transmitiéndoles el mensaje que es hombre que no tiene de que ser acusado, ya que ha vivido con una buena conciencia ante Dios.

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Los representantes del sanedrín entienden de manera inmediata el mensaje de Pablo, ya que para un judío, tener buena conciencia delante de Dios es vivir conforme a la ley judía. La respuesta de Pablo de una buena conciencia ofendió al sumo sacerdote, pensó que alguien acusado de crímenes tan serios no debiera decir que tiene buena conciencia.

Según la Real academia de la lengua española injuriar es ofender a alguien con hechos o insultos atentando contra su dignidad, honor, credibilidad, especialmente cuando se hace injustamente. Pero preguntémonos ¿Tenía razón el sanedrín para exhortar al apóstol Pablo de esa manera en que lo hicieron?

El sanedrín juzgaba interpretando la ley superficialmente, Pablo como buen discípulo de Jesús, lo hace aplicando el verdadero sentido de la ley que debe de ser con rectitud y amor (Mateo 23:27-28; Mateo 5:20).

En el versículo 5, el apóstol Pablo responde: «No sabía que era el sumo sacerdote» ¿Se puede entender esto como una ironía? Recordemos que quien presidía el sanedrín era el sumo sacerdote.

PABLO ANTE EL SANEDRÍN, EXPUSO LA HIPOCRESÍA DEL HOMBRE QUE DIO LA ORDEN

Quizás el sumo sacerdote estaba siendo acusado en su corazón por la inherente integridad del dicho de Pablo. Él era un hombre con una buena conciencia, y era evidente en su forma de hablar y actuar.

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Los hombres que conformaban el concilio debían supuestamente ser ejemplos de la ley de Moisés. La orden de golpear a Pablo era de hecho lo contrario al espíritu y letra de la ley. Deuteronomio 25:1-2 dice que únicamente un hombre encontrado culpable puede ser golpeado, y a Pablo aun no se le imputaba ninguna culpa.

Lo anterior es razonable, ya que Pablo había estado fuera del concilio y de los círculos íntimos de la autoridad judía en Jerusalén por más de veinte años. 

Probablemente Pablo, simplemente no reconoció que el hombre que dio la orden de golpearlo era el sumo sacerdote. Sin embargo, algunos piensan que él no sabía que era el sumo sacerdote, porque la vista de Pablo estaba deteriorada. 

Lo antes expuesto, se infiere de Gálatas 4:14-15 y Gálatas 6:11, y también de tradiciones escritas de la iglesia primitiva, aunque debemos observar el lenguaje irónico que Pablo utiliza ante la falta de moral del sumo sacerdote que abusando de su investidura sacerdotal violenta la ley y cercena los derechos. 

LA ESTRATEGIA DE PABLO EN SU DEFENSA ANTE EL SANEDRÍN

«Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga» (Hechos 23:6)

Entonces Pablo, notando… al parecer Pablo observó que la audiencia no recibiría el evangelio, la orden de los presentes y la actitud de los presentes lo puso en claro; pero una parte era de fariseos y otra de saduceos y Pablo quiso dividir el sanedrín en sus propias líneas de pensamiento entres sus partidos, tomando un bando (Los fariseos) que simpatizaría con él, en lugar de tenerlos unidos contra él. 

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Pablo dijo «Yo soy fariseo, hijo de fariseo», pues conociendo la audiencia, Pablo mencionó su herencia como fariseo y declaró: «acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga». Él sabía que este asunto era de gran controversia entre los dos partidos. 

Por supuesto, esta era una esencia verdadera. El centro del evangelio de Pablo era la resurrección de Jesús. Él iba a ser juzgado sobre el asunto de la resurrección de los muertos. 

PABLO DIVIDE AL CONCILIO 

Cuando Pablo dijo estas cosas, se produjo disensión entre los fariseos y saduceos, y la asamblea se dividió, Pablo eligió el asunto correcto. Enmarcado en dichos términos, él obtuvo la alianza inmediata de los fariseos, y él dejó que ellos discutieran con los saduceos

Los saduceos negaban la realidad de la vida después de la muerte y el concepto de la resurrección. Lucas correctamente escribió sobre ellos, los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu. 

Los fariseos tenían cosas más en común con Pablo, siendo creyentes más apegados a la escritura en aquel tiempo. Ellos tomaban la escritura en serio, aun cuando erraban en gran manera al agregar tradiciones de hombres a los mandamientos de la palabra de Dios. 

Usualmente, los saduceos y fariseos eran enemigos, pero ellos se lograron unir en contra de Jesús (Mateo 16:1, Juan 11:47-53) y también en contra de Pablo. Es extraño ver como gente con nada en común se unen como amigos para oponerse a Dios y a su obra. 

El tribuno mando que bajasen soldados por Pablo (Hechos 23:10)

«Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado por ellos, mandó que bajasen soldados y le arrebatasen de en medio de ellos y le llevasen a la fortaleza«.

El tribuno debía tener la certeza que estos judíos estaban locos con su violencia y disputas sin fin. Previamente, ellos discutieron por la resurrección. El tribuno removió a Pablo para su propia seguridad, y lo puso en custodia en la fortaleza. La astucia de Pablo lo rescató del concilio. 

Frustración de Pablo (Hechos 23:11)

A la noche siguiente: Ésta debió ser una noche difícil para Pablo. Su corazón deseaba la salvación para sus compatriotas judíos (Romanos 9:1-4), y dos grandes oportunidades resultaron en nada. 

Quizás con lágrimas, Pablo estuvo en duelo por esas oportunidades perdidas y que él echó a perder para Dios. En momentos como ese, uno es por lo regular atormentado con un sentido profundo de indignidad, de no ser de buen uso ante Dios. Quizás este era el final de su ministerio. 

«Audaz, valiente, sin miedo durante el día, en la soledad de la noche encuentra su fuerza gastada, y el enemigo nunca tarda en tomar ventaja de los hechos». 

Fue en la oscuridad de esa noche cuando los temores cayeron sobre Pablo; cuando su confianza en Dios parecía fallar; se preocupó de lo que haría Dios y de lo que le pasaría a él. Fue en la oscuridad de esa noche cuando Jesús vino a Pablo y estuvo junto a él. 

Ten ánimo, Pablo. (Hechos 23:11)

Jesús no solo estaba con Pablo; él le dio palabras de consuelo. Las palabras nos dicen que la noche trajo consigo una oscuridad emocional, y quizás espiritual sobre Pablo. Jesús estaba allí para animar su fiel sirviente al dedicarse totalmente por el bien de Jesús. 

Jesús no le dijo: Sé de buen ánimo, a menos que Pablo necesitara escuchar esas palabras. ¡Pablo sabía que su situación era mala, pero él no sabía ni la mitad de los hechos! Al día siguiente, cuarenta asesinos judíos se reunieron y harían juramento para no comer ni beber hasta no haber asesinado a Pablo. Pablo no sabía que esto sucedería, pero Jesús sí lo sabía. Aun, él le pudo decir a Pablo, ten ánimo. 

Tú podrías pensar que las cosas marchan mal ahora mismo, pero ni siquiera conoces la mitad de los hechos. Pero Jesús sabe, y él aun te dice, ten ánimo. ¿Por qué? No porque todo esté marchando bien; pero sí porque Dios aun está en su trono, y él aun mantiene su promesa, y «sabemos que los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados» (Romanos 8:28)

Cualquiera puede tener un buen ánimo cuando todo marcha bien; pero el cristiano puede tener buen ánimo cuando todo está corrupto, sabiendo que Dios es poderoso y maravilloso sin importar la crisis por la que se atraviesa.

Jesús le dijo al paralítico en su lecho, «ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados» (Mateo 9:2) Jesús le dijo a la mujer con doce años de flujo de sangre, «ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado» (Mateo 9:22).

Jesús les dijo a sus discípulos asustados en el mar de Galilea, «tened ánimo, yo soy, ¡No temáis! (Mateo 14:27)

Jesús les dijo a sus discípulos la noche antes de su crucifixión, «en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33)

Es necesario testificar en Roma del evangelio de Jesús de Nazaret 

Jesús le recuerda a Pablo lo que ha hecho en Jerusalén, y le dice a Pablo que aun hay más trabajo en Roma. Pablo se pudo haber desanimado por la falta de buenos resultados del sermón en Jerusalén. Pero los resultados no eran su responsabilidad. Su responsabilidad era la de traer la palabra de Dios y testificar de Jesús; los resultados eran la responsabilidad de Dios. «Como ha testificado de mí en Jerusalén» significa que Jesús aprobó el trabajo de Pablo. 

Aun cuando Pablo hizo un buen trabajo, había más por hacer. «Así es necesario que testifiques también en Roma«, esta era la siguiente tarea de Pablo. Las más grandes palabras que un fiel hijo de Dios puede oír es, «Aun hay más cosas que debes hacer». Estas palabras entristecen al siervo flojo, pero le traen alegría al siervo fiel. 

Se le podría decir a cada hijo de Dios: Aun hay más cosas que debes hacer. Más personas para traer a Cristo, más personas con las que puede orar, forma más humildes de servir a su gente, más hambrientos por alimentar, más desnudos por cubrir, más santos desanimados para animar. 

«Un decreto divino te ordena para un servicio más perfecto de lo que has visto. Un futuro te espera, y no hay ningún poder en la tierra que te lo pueda robar; por lo tanto, ten un buen ánimo» (Charles Spurgeon) 

La promesa de más trabajo por hacer era la promesa de que la protección continuaría. Pablo debía vivir hasta que terminara la trayectoria que Dios le había trazado. 

En realidad, Pablo quería ir a Roma (Hechos 19:21 y Romanos 1:9-12). Algunas veces pensamos que, porque queremos mucho algo, no podría ser la voluntad de Dios para nosotros. Pero Dios, a menudo, nos da los deseos de nuestro corazón (Salmo 37:4) 

El tiempo de esta promesa era preciada. Parecía que Pablo no saldría vivo de Jerusalén; mucho menos llegar a Roma. Dios no sabe únicamente lo que necesitamos oír; él sabe cuando necesitamos escucharlo. Pablo se enfrentó a sus enemigos el siguiente día con una sonrisa, sabiendo que ellos no tenían poder contra él, porque Dios tenía más cosas que hacer por medio de él. 

«Esa seguridad significó mucho para Pablo durante los retardos y ansiedades de los siguientes dos años y va más allá para dar cuenta de la calma y la carga que ahora le marca como alguien en control de los eventos en lugar de la víctima«.

Pablo vivió muchos años con gran libertad, y tuvo que confiar en las promesas de Dios a través de esos años. Pero aún tenía que confiar en las promesas de Jesús en sus años de poca libertad y el saber que Dios puede trabajar de una manera poderosa a pesar de las circunstancias difíciles

Pablo necesitaba recibir la promesa de Jesús y las promesas de hace veinte años, y las promesas hechas recientemente él recibirlas con fe, dejando que esas promesas hicieran la diferencia en lo que sentía y pensaba. Todo creyente debe hacer lo mismo. 

EL COMPLOT CONTRA PABLO Y SU LIBERACIÓN (HECHOS 23:12-35)

En medio de toda la intriga y problemática que envolvía a Pablo debido a su extensa y primordial encomienda siempre hubo esa seguridad en él, de que el dueño de la mies lo mantendría de pie ante cualquier circunstancia, eso marcó el carácter de Pablo y la fe que expresaba no era una teoría formulada en un laboratorio, sino era la fe del camino donde es practicada en todo momento, a toda hora y cualquier lugar. 

El deseo vehemente de la clase religiosa judía de exterminar la amenaza que significaba el mensaje del evangelio que predicaba Pablo era prioritario, tanto así que el uso de sicariato es reflejado en la medida extrema que tomaron y que obligó a las autoridades a tomar muy en serio la amenaza de muerte. 

Tomando a Pablo… le llevaron de noche a Antípatris: Los doscientos soldados únicamente llegaron a Antípatris, porque la parte más peligrosa del camino llegaba hasta allí. 

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«Hasta Antípatris (Unas veinte millas) el campo era peligroso y poblado por judíos; después de allí el campo estaba abierto y plano, poco común para una emboscada y en gran manera poblada por gentiles»

Presentaron también a Pablo delante de él. Pablo logró salir de Jerusalén a Cesare, en la costa. El complot de los cuarenta asesinos falló. 

Algunos se preguntan si los hombres que hicieron el juramento de no comer murieron debido a que fallaron en su misión de matar a Pablo. Probablemente este no era el caso. Los rabinos de la antigüedad permitían quebrantar cuatro tipos de juramento: «Juramento de incitación, juramento de exageración, juramentos hechos en error, y juramentos que no se podían cumplir por restricciones» exclusiones permitidas para cualquier tipo de contingencias. 

CONCLUSIÓN SOBRE LA DEFENSA DE PABLO ANTE EL SANEDRÍN

Estimadas y estimados a través de esta lección hemos estudiado algunos detalles de la segunda defensa del apóstol Pablo, también hemos valorado la estrategia que Pablo utilizó ante el Sanedrín, y hemos llegado a la reflexión sobre cómo nuestro Dios protege a sus siervos y siervas que están dispuestos a servirle en todo tiempo ya que en la historia del cristianismo siempre se ha necesitado defensores de la fe. 

El apóstol Pablo entra en ese grupo selecto de obreros y obreras de los cuales en nuestro contexto debemos imitar y retomar la defensa de la doctrina evangélica, la doctrina apostólica, la doctrina de nuestra fe.

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