Él da esfuerzo al cansado, reflexión

Dios multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna

En ocasiones Dios no cambia de manera inmediata y milagrosa nuestras circunstancias difíciles. Sin embargo, sí nos da el poder para enfrentar lo que sea que tengamos frente a nosotros en el momento. Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tienen ninguna (Isaías 40:29).

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El cuidado de Dios, quien da fuerza al que no tiene ninguna

¿Estás luchando o sufriendo? Dios da una nueva provisión de fortaleza espiritual (sobrenatural) y fe a quienes dependen humildemente de Él. Cuando tratamos de superar las dificultades con nuestras propias fuerzas, a menudo nos quedamos cortos y nos cansamos, incapaces de soportar la carga. Pero Dios nos promete una fortaleza y un poder que superan los nuestros si seguimos confiando en Él.

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Cuando el profeta Elías huyó de Jezabel, se fue al desierto deseando morir. Pero cuando estaba debajo de un enebro, un ángel lo tocó, y le dijo: «Levántate, come». Elías miró en su cabecera una torta cocina y una vasija con agua.

A pesar de que Elías había sido alimentado y había tomado agua, volvió a dormirse. Sin embargo, el ángel lo tocó por segunda vez diciendo: «Levántate y come, porque largo camino te resta». El pasaje bíblico sigue diciendo: «Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios» (1 Reyes 19:8).

Cuando Elías ya no quería vivir, cuando le faltaron las fuerzas, Dios llegó a darle de comer y beber. Él da esfuerzo al cansado, Elías se había fortalecido; porque Dios multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Elías no tenía ganas de vivir, había perdido la fe, estaba angustiado, pero Dios lo fortaleció.

Versículo: Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Isaías 40:29

Como podemos leer en el versículo anterior, tenemos una gran promesa de fortaleza para los cansados, aquellos que ya no tienen fuerzas. Isaías 40:29 nos dice: “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”.

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Esto promete una fuerza renovada de manera sobrenatural, una fuerza que se compararía con levantarse como un águila o correr sin fatiga. Pero, ¿Qué significa esto y cómo lo recibimos? El contexto de este versículo nos ayuda a entenderlo.

Él da esfuerzo al cansado, contexto de Isaías 40:29-31

Los israelitas que recibieron esta promesa por primera vez estaban agotados por las dificultades que habían padecido. Habían vivido en el exilio en Babilonia durante varias décadas. Su perspectiva estaba oscurecida por pensamientos desesperanzadores: “¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?” (Isaías 40:27).

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Los israelitas pensaban que Dios no podía ayudar o que no le importaba. Isaías usa un par de palabras —fatigado y cansado— en el lapso de unos pocos versículos aquí (Isaías 40:27-31). Estaban exhaustos y agobiados por las circunstancias de la vida. No solo eran débiles en cuerpo, sino también en espíritu. ¿Cómo podrían soportar las duras circunstancias de la vida por más tiempo?

Él da esfuerzo al cansado, ¿Cuántas veces te has sentido cansado, sin fuerzas?

Hay momentos en las cuales nos hemos sentido como Elías, sin ánimo, cansados, sin fuerzas. Las circunstancias difíciles nos agobian y nos afligen a tal punto que a veces ya no deseamos continuar el camino. Sin embargo, nuestro Dios en su misericordia, es quien nos fortalece; pues Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna.

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Cuando Sansón estaba ciego, prisionero de los filisteo, era el hazme reír de sus enemigos. Había perdido la fuerza, pero pidió una vez más a Dios que se la devolviera, pues sabía que Él da esfuerzo al cansado. Dios le devolvió una vez mas su fuerza y mató a todos sus enemigos.

La respuesta del profeta Isaías

Isaías respondió a la pregunta del versículo 27 diciendo: “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance” (Isaías 40:28). Esta es una buena palabra para los cansados: tú puedes cansarte, pero Dios no.

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Dios es una fuente inagotable de fortaleza, y la da generosamente: “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna” (Isaías 40:29). Así es Él. El que siempre es fuerte y nunca se fatiga, ama ayudar a la gente débil y cansada. Él da esfuerzo al cansado.

Esto es lo que esto nos muestra: si pensamos que Dios es demasiado grande para preocuparse por nosotros, en realidad no creemos que sea lo suficientemente grande. La grandeza de Dios no es sólo que sea fuerte, sino que es fuerte por nosotros. La gloria de Dios no es sólo que tenga poder, sino que le encanta usarlo para ayudar a quienes lo necesitan. Dios no es demasiado grande para preocuparse, es demasiado grande para no preocuparse.

Tengamos presente que Dios está pendiente de nosotros. 1 Pedro 5:7 nos dice «echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros«. Nuestro Dios es grande y tiene cuidado de los que le buscan.

La fuerza viene de Dios, Él da esfuerzo al cansado

Entonces, ¿Cómo obtenemos esta fuerza en medio de todo nuestro cansancio? Podemos esperar que Isaías comparta la sabiduría del descanso físico, el ejercicio, la dieta, entre otras cosa. Pero si bien todas esas son fuentes de fortaleza dadas por Dios, no pueden darnos la fortaleza más profunda que necesitamos.

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Necesitamos una fortaleza más fuerte que esté a la altura de nuestros profundos desalientos. Isaías reconoce esto: “Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen” (Isaías 40:30). En otras palabras, incluso aquellos en la flor de la vida con una salud perfecta tienen límites.

Él da esfuerzo al cansado, los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas

Entonces, ¿Cómo conseguimos la fortaleza que viene de Dios? Solo hay una respuesta, y aquí llegamos a la gran promesa de este texto: “Los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas”. No los que trabajan para el Señor, sino los que esperan en él. No se trata de hacer nuestra parte y pedirle a Dios que haga el resto.

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Necesitamos las fuerzas que solo Dios puede dar, porque Él da esfuerzo al cansado

No se trata de mostrarle a Dios lo fuertes que somos y pedirle que nos dé un poco más. No, aquí admitimos que no tenemos la fuerza que necesitamos. Reconocemos que necesitamos la fuerza que sólo él puede dar. Y lo esperamos, lo cual es más que pasar el tiempo. En hebreo, esta palabra conlleva un sentido de expectativa esperanzada. En medio de las dificultades, lo miramos como a aquel que obra todas las cosas para nuestro bien.

Él da esfuerzo al cansado, conclusión

Como cristianos, miramos a Jesús, quien vino a nosotros y nos dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Él llevó sobre sí el peso de nuestro pecado y nuestro juicio en la cruz. Resucitó y envió su Espíritu para darnos poder y fortalecernos en todas nuestras debilidades.

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Ahora miramos a Jesús y esperamos que obre; en última instancia, esperamos el día en que regrese para arreglar todas las cosas y hacerlas nuevas. Mientras tanto, tengamos presente que Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna (Isaías 40:29)

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