Apocalipsis 5 (Explicación Estudio Bíblico)

Explicación del capítulo 5 de Apocalipsis

El cordero que toma el libro de la mano del que está sentado en el trono

El capítulo 5 del libro de Apocalipsis es una de las escenas más majestuosas y reveladoras del cielo. En ella se nos muestra un libro sellado con siete sellos que nadie puede abrir, excepto el Cordero inmolado, quien es digno de tomarlo y abrirlo. Esta visión es clave para entender la autoridad suprema de Jesucristo, su función redentora y su naturaleza divina. A través de símbolos profundos y lenguaje celestial, este capítulo revela la identidad gloriosa de Jesús como Dios manifestado en carne y exaltado como Salvador y Rey.

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El León de Judá y la Raíz de David

En Apocalipsis 5:5, uno de los ancianos le dice a Juan:

“No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.”

Aquí se presenta a Jesucristo con dos títulos profundamente significativos:

  • El León de la tribu de Judá, en referencia a Génesis 49:9, donde Jacob bendice a su hijo Judá llamándolo “cachorro de león”. Esta profecía apunta a Jesucristo como el rey fuerte y victorioso que vendría de esta tribu.
  • La raíz de David, lo cual profundiza aún más en su identidad. En griego, raíz (rizá) significa causa, fuente u origen. Esto significa que Jesús no solo es descendiente de David según la carne, sino también su origen como Dios eterno.

La genealogía de Lucas 3:32-38 traza la línea desde David hasta Adán, y concluye con:

“Set, hijo de Adán, hijo de Dios”.

Esto reafirma que la fuente original de David es Dios mismo, y según Apocalipsis 22:16, Jesús declara:

“Yo Jesús… soy la raíz y el linaje de David”.

Es decir, Jesucristo es tanto la raíz (el origen divino) como el linaje (la descendencia humana) de David, lo cual expresa claramente su doble naturaleza: divina y humana.

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El Cordero inmolado y su significado simbólico

En el versículo 6, Juan no ve a un León como esperaba, sino a un Cordero “como inmolado”. Esta imagen poderosa representa a Jesucristo en su humanidad sacrificial, cumpliendo con su rol redentor. Este Cordero tiene:

  • Siete cuernos, que representan plenitud de poder o omnipotencia.
  • Siete ojos, que simbolizan los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra, lo que alude a la omnisciencia y plenitud del Espíritu de Dios en Jesús (cf. Proverbios 15:3).

Este lenguaje altamente simbólico revela que el Cordero no es simplemente una figura pasiva, sino el mismo Dios Todopoderoso encarnado, con todo poder, conocimiento y autoridad.

El apóstol Juan también lo conecta con lo dicho por Juan el Bautista en Juan 1:29:

“He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

Así, Jesucristo es el Cordero sacrificado, pero también el León victorioso. Es el Hijo en su humanidad (cordero inmolado) y el Padre eterno en su divinidad (raíz de David y León de Judá).

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Un solo trono y un solo Dios

Apocalipsis 4:2 declara:

“Y he aquí un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.”

No hay dos tronos, ni dos personas divinas gobernando, sino un solo Dios entronizado. En Apocalipsis 4:8, los seres vivientes alaban a este ser como:

“Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir”.

Este lenguaje es idéntico al que se aplica a Jesucristo en Apocalipsis 1:8:

“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”

Esto demuestra que Jesucristo es el mismo Dios sentado en el trono, aunque en Apocalipsis 5 se le ve como Cordero por su obra redentora y su rol como mediador. Esta es una revelación poderosa de la unicidad de Dios en Jesucristo.

Dios invisible, manifestado en forma visible

En 1 Timoteo 6:16, se nos dice que Dios:

“…habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver…”

Esto implica que Dios en su esencia divina como Espíritu no puede ser visto, pero se ha manifestado en carne (1 Timoteo 3:16) para redimirnos y revelarse a la humanidad.

Por eso, Colosenses 1:15 declara que Cristo:

“Es la imagen del Dios invisible.”

El cuerpo de Cristo es la única manera en que Dios se ha hecho visible, comprensible y accesible para nosotros. En Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Colosenses 2:9).

El trono de Dios y del Cordero: ¿dos tronos?

Apocalipsis 22:3 menciona:

“El trono de Dios y del Cordero estará en ella…”

Sin embargo, en Apocalipsis 4:2 solo se ve un trono. Esto no es una contradicción, sino una confirmación de que Dios y el Cordero son uno mismo. La frase “Dios y del Cordero” no indica dos personas divinas, sino dos manifestaciones de la misma Deidad:

  • Dios como Espíritu eterno e invisible.
  • El Cordero como Dios manifestado en carne, visible en Jesús.

Conclusión: Explicación de Apocalipsis 5

Apocalipsis 5 no presenta dos seres divinos, sino una gloriosa revelación de Jesucristo como el único digno de abrir el libro, porque es el Dios eterno y también el sacrificio perfecto.

Este capítulo nos muestra con claridad que:

  • Jesús es el León de Judá, Rey vencedor.
  • Es también el Cordero inmolado, Redentor de la humanidad.
  • Es la raíz y el linaje de David, es decir, tanto el origen como la descendencia.
  • Es Dios manifestado en carne, el único digno de recibir toda adoración celestial.

En el cielo no se alaba a una Trinidad, sino que toda criatura canta al que está en el trono y al Cordero, es decir, a Jesucristo como el único Dios manifestado, exaltado y digno de abrir los sellos y ejecutar el plan eterno de redención.

¡A Él sea la gloria, el honor, el poder y la alabanza por los siglos de los siglos!

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