¿Cuál es mi Identidad y propósito en Dios?
¿Quiénes somos y para qué estamos aquí?
La identidad y el propósito son temas que despiertan grandes preguntas en la vida de cualquier persona. Nos encontramos constantemente buscando respuestas sobre quiénes somos y por qué estamos aquí. Sin embargo, hay una verdad fundamental que puede transformar nuestra búsqueda:
“En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad» (Efesios 1:11). Solo existe una fuente verdadera de identidad y propósito. Es en Cristo que descubrimos quiénes somos y para qué vivimos.
(También te puede interesar: Vasos de honra y vasos de deshonra)
Identidad y Propósito en Cristo
La Biblia afirma que la única manera de saber quién eres y cuál es tu propósito en la vida es mirar a Jesucristo, quien te creó. En Colosenses 1:15: se nos dice: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”. Esto significa que nuestra identidad no se define por lo que hacemos, lo que poseemos o lo que los demás piensan de nosotros. Nuestra identidad se encuentra exclusivamente en Cristo.
(Podría interesarte: Devocionales Cristianos)
La frase “en Cristo” es crucial en el Nuevo Testamento. Esto subraya la importancia de entender que, como seguidores de Jesús, nuestra verdadera identidad y propósito están ligados a nuestra relación con él. Efesios 2:10 lo resume claramente: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
¿Dónde Buscamos Nuestra Identidad?
Con frecuencia, tratamos de encontrar nuestra identidad en lugares equivocados: en nuestra carrera, en nuestras relaciones, en nuestras habilidades o incluso en nuestras fallas. Pero cuando nos apoyamos en estas cosas, solo encontramos decepción, ya que son temporales e inestables.
En cambio, cuando nuestra identidad está en Cristo, encontramos un fundamento sólido. Descubrimos que somos amados, aceptados y creados con un propósito único. Dios no nos define por nuestros errores ni por nuestras debilidades. En Cristo, somos hechos nuevos. Como Pablo escribe a los corintios, “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Un Patrón Bíblico de Identidad y propósito
Antes de que Jesús comenzara su ministerio, sucedió algo notable. En su bautismo, Dios declaró: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17). Esta afirmación de identidad precedió a cualquier milagro o enseñanza pública. Esto nos recuerda que no necesitamos hacer algo para ganar el favor de Dios; nuestra identidad como hijos de Él está garantizada por Su amor.
(Te puede interesar: Enseñanza sobre la oración del Padre Nuestro)
De manera similar, el apóstol Pablo dedica 11 capítulos de Romanos a explicar quiénes somos en Cristo antes de darnos instrucciones sobre cómo vivir. Esto muestra que nuestra conducta debe fluir de nuestra identidad, no al revés. Al comprender lo que Dios dice acerca de nosotros, podemos vivir con seguridad y propósito.
El Poder de la Identidad en los Momentos Difíciles
Es común que las circunstancias y los errores afecten nuestra percepción de nosotros mismos. Un mal día puede hacernos sentir fracasados, mientras que un buen día puede inflar nuestra autoestima temporalmente. Pero la Biblia nos enseña que nuestra identidad no depende de nuestras circunstancias, sino de lo que Dios dice sobre nosotros. Por ejemplo, aunque tropecemos, no somos definidos por nuestros pecados, sino por nuestra posición como hijos de Dios.
Pablo, al escribir a los corintios, se dirige a ellos como “los santos que están en Corinto”, a pesar de que esta iglesia enfrentaba serios problemas de conducta. Esto demuestra que Dios nos ve a través de la obra redentora de Cristo. Él nos llama santos, amados y renovados, incluso cuando nuestra conducta aún está en proceso de transformación.
Un ejemplo en la respuesta de Jesús ante las acusaciones
El ejemplo de Jesús ante la crítica y las falsas acusaciones también nos enseña mucho sobre identidad. En Marcos 14:53-65, Jesús enfrenta un juicio lleno de testigos falsos y acusaciones injustas. Sin embargo, Él no se defiende ante las mentiras sobre su conducta. Solo cuando se le pregunta directamente acerca de su identidad, responde con claridad y valentía: “Yo Soy” (Marcos 14:62).
(Podría interesarte: La identidad de Jesucristo)
Este patrón nos invita a reflexionar sobre cómo manejamos las críticas y los juicios de otros. No es necesario defendernos constantemente de cada acusación o crítica. Pero cuando se trata de nuestra identidad en Cristo, podemos y debemos afirmarla con confianza.
El Temor al Hombre es una Trampa
Muchas veces, el miedo a lo que los demás piensan de nosotros nos paraliza. Pero Proverbios 29:25 dice: “El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado”. Cuando basamos nuestra identidad en la opinión de otros, caemos en un ciclo de inseguridad y agotamiento. En cambio, cuando entendemos que Dios nos ama y nos acepta, podemos vivir libres del miedo y la aprobación humana.
Vivir Desde la Identidad y Propósito en Cristo
Jesús sabía quién era y no necesitaba la validación de los demás. De la misma manera, nosotros podemos vivir con confianza cuando abrazamos nuestra identidad en Él. Dios nos llama amados, escogidos y perdonados. Nos ha dado un propósito único y nos equipa con dones para cumplirlo.
(También te puede interesar: Identidad Apostólica)
Cuando dejamos de preocuparnos por lo que otros piensan y nos enfocamos en lo que Dios dice sobre nosotros, encontramos verdadera paz y dirección. Nuestra identidad en Cristo no solo nos da seguridad, sino también nos motiva a vivir de acuerdo con Su propósito.
Reflexiones Finales
La identidad y el propósito en Dios son el fundamento de una vida plena y significativa. No busques en el mundo lo que solo puedes encontrar en Cristo. Deja que Su amor y Su verdad definan quién eres y por qué vives. Cuando lo hagas, descubrirás una libertad y una seguridad que transforman cada aspecto de tu vida.
Una Oración de Fe
Si aún no has confiado en Jesucristo como tu Salvador, hoy puede ser el día para tomar esa decisión. Puedes orar:
“Querido Jesús, creo que moriste por mis pecados y resucitaste para darme vida eterna. Hoy te acepto como mi Salvador y mi Señor. Confío en tu gracia y en tu amor incondicional. Ayúdame a vivir según el propósito que has diseñado para mí. En tu nombre, Amén.”
(Puede que también te interese: La eficacia de la oración)
Si has hecho esta oración, recuerda que puedes tener una nueva identidad en Cristo. Eres una nueva creación y Dios tiene grandes planes para tu vida.