Somos el huerto de Dios

Por: Rigoberto Gómez López

Somos comparados con un huerto de Dios

Huerto de Dios

Cantares 4:16: “Levántate, Aquilón, y ven, Austro; SOPLAD EN MI HUERTO, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a SU HUERTO, y coma de su dulce fruta”.

En Génesis 2:8 se nos dice que Dios “plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado”. Juan 19:41-42 nos menciona que “en el lugar donde (Jesús) había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo… y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús”; sin embargo no vamos a hablar de este tipo de huerto, sino del pueblo de Dios siendo comparado con un huerto.

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Huerto de Dios: Como huertos junto al río

Números 24:5-6 lo describe perfectamente, cuando Balaam expresó: “¡Cuan hermosas son tus tiendas, oh Jacob, tus habitaciones, oh Israel! Como arroyos están extendidas, COMO HUERTOS junto al río, COMO ÁLOES PLANTADOS POR JEHOVÁ, COMO CEDROS JUNTO A LAS AGUAS”, así que somos esos árboles plantados en el huerto de Dios, él nos ha plantado en lugares de muchas aguas, porque el agua hace que nuestras raíces las perciban y podamos reverdecer. 

Somos renovados por el agua de vida, Job 14:7-9 Explicación 

Job 14:7-9 declara: “porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; RETOÑARÁ aún, SUS RENUEVOS NO FALTARÁN. Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, AL PERCIBIR EL AGUA REVERDECERÁ, y hará copa como planta nueva”, es decir, que nuestro Dios nos riega constantemente con el agua de vida de su Espíritu Santo, por eso el salmista dice que somos como “árbol plantado junto a corrientes de aguas” (Salmo 1:3).

Job 14:7-9, explicación

Quizás hay momentos que nos hemos sentido cortados, situaciones en las cuales podemos sentir que nuestras raíces espirituales se han envejecido, hemos muerto en el polvo; sin embargo, que maravilloso es saber que el agua de vida que Dios nos da a través de su Espíritu Santo nos hace reverdecer nuevamente, podemos retoñar y ser renovados para levantarnos y ser restaurados por completo. 

Huerto de Dios, huerto cerrado, fuente cerrada y sellada

Cantares 4:12 agrega algo más diciendo que es un HUERTO CERRADO, y refuerza diciendo FUENTE CERRADA Y SELLADA, dando a entender que el pueblo de Dios debe conservarse como una VIRGEN. Pablo, en 2 Corintios 11:2 le dice a la iglesia que quiere presentarla “COMO UNA VIRGEN PURA A CRISTO”, Jesús viene por una iglesia gloriosa, que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que sea “SANTA Y SIN MANCHA” (Efesios 5:27).

Aquilón y Austro, soplad en mi huerto… El huerto de Dios

El viento del norte y del sur soplando en el huerto de Dios

Aquilón y Austro, viento del norte y del sur respectivamente, soplando en el huerto de Dios representan el quebrantamiento de la iglesia en tiempos de adversidad, problemas, conflictos, tribulaciones, etc., es un momento en el cual se hace manifiesto quienes somos por nuestras reacciones en tiempos difíciles. (También te puede interesar: Dios No Desprecia un Corazón Contrito y Humillado)

Israel, cuando se sintió encerrado entre el desierto y el mar rojo, reaccionó murmurando (Éxodo 14:10-12); Sadrac, Mesac Y Abed-Nego, por el contrario, estaban dispuestos a servir a Dios incondicionalmente, no importando la situación en la cual se encontraban, pues ellos dijeron a Nabucodonosor: “nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y SI NO (no importa las circunstancias, los vientos contrarios), sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses” (Daniel3:10,17-18).

Desprendiendo el aroma del huerto de Dios

Aroma, olor grato en el huerto de Dios

Cuando Pedro y Juan fueron puestos en libertad, y contaron todo lo que los principales sacerdotes y ancianos les habían dicho todos “alzaron unánimes la voz a Dios”(Hechos 4:23) y clamaron a Dios, “cuando hubieron orado, el lugar en el que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo” (Hechos 4:31).

Lo anterior es porque en medio de las tribulaciones, mediante el clamor en oración, se desprendía un aroma, un olor grato delante de la presencia de nuestro Dios, a tal punto, que la unción de su Espíritu los llenó a todos. El quebrantamiento de la iglesia debe desprender ese olor grato delante de la presencia de Jesucristo, porque para Dios somos grato olor de Cristo…” (2 Corintios 2:15).

Venga mi amado a su huerto

El aroma desprendido de la iglesia, la cual es el huerto de Dios

Ese aroma desprendido de la iglesia, hace que la presencia de Dios descienda, le alabamos aunque tengamos problemas y su gloria se hace sentir, porque él habita “entre las alabanzas” (Salmo 22:3). 

Hechos 4:31, el cual habíamos mencionado anteriormente, nos relata cómo, después de un momento de clamor, llanto, oración, la gloria de Dios se hizo sentir y la presencia de Dios llenó aquel lugar, es necesario que el pueblo de Dios desprenda ese aroma en tiempo de vientos contrarios porque al final vamos a sentir que la gloria de Dios está con nosotros.

Y coma de la dulce fruta del huerto de Dios

Jesús está con la expectativa de encontrar en nosotros fruto porque si no nos sucederá como en la parábola “y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después” (Lucas 13:9). Es necesario dar frutos en la iglesia, pues Salmo 1:3 dice: “… da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”. (Si te gustan este tipo de artículos puedes ir a la sección de Sermones Pentecostales)

El quebrantamiento de la iglesia debe traer como consecuencia un clamor con olor grato delante de la presencia del señor, sin quejas ni reclamos; debe ser un aroma que traiga la gloria de Dios a nuestras vidas para que demos frutos en abundancia.

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